Queridos hermanos del planeta Tierra ¡SOY SAINT GERMAIN!
Te traigo mi Llama Violeta ahora mismo. Cierra los ojos y deja que esta llama envuelva todo tu cuerpo, transmutando todo lo que sea diferente a la Luz.
Escuchar al corazón no es fácil. Porque la mente siempre intercede. La mente, o comúnmente conocida como el ego, siempre quiere tomar sus propias decisiones, su propio aprendizaje. Como si fuera la campeona de las decisiones maravillosas. Entonces, ¿Cómo escuchamos al corazón? ¿Cómo sabemos que es el corazón el que habla?
No es un momento muy sencillo, pero es posible. Sólo necesitas estar en la Presencia Divina. Muchas personas me responden: “Pero yo no sé cómo estar en la Presencia Divina”. Entonces yo respondo: Tú eres capaz. Eres poderoso. Suelta esa creencia de que no puedes lograr nada. Tienes que hacerlo. Tienes que estar conectado con la Presencia Divina.
Pero para que esto ocurra, primero tienes que creer que es posible; creer que puedes hacerlo. Así que inténtalo. Intenta quedarte un rato, sólo respirando, lenta y profundamente. Ese es el gran secreto.
Respirar despacio calma la mente. Es como si durmieras la mente. Entonces, al cabo de un rato, te sientes efectivamente desconectado del mundo. Durante este tiempo, olvídate de los compromisos, olvídate del mundo exterior. Concéntrate sólo en tu respiración.
Y cuando te sientas bien, relajado, imagina que no eres más que un trozo de cuerda con una bombilla en medio y dos extremos. Un extremo se conecta allí en el centro del planeta, en el corazón de Gaia. Y el otro extremo en los confines del universo. No importa dónde; en el corazón de Dios Padre/Madre.
Haz esta conexión. Y verás cómo se enciende la Luz. Esta Luz es la Presencia Divina. Así que, en este momento, cree que has sido capaz de conectar con ella. Entonces escucha a tu corazón hablar; mientras la Luz esté encendida. Mantente concentrado en esta conexión eléctrica. Observa cómo se enciende la bombilla. Mientras esto ocurra, la Presencia Divina está ahí. El corazón está hablando. Y no habrá dudas sobre lo que se dirá. Porque no hay nadie mejor que tu Ser Superior, la Presencia Divina, para aconsejarte, para mostrarte el camino.
Entonces haz este ejercicio. Es muy sencillo. Y una advertencia: si no puedes encender la bombilla la primera vez que lo intentas, no te rindas. Puede que haya un trozo de cable suelto. Puede que la bombilla no esté bien encajada. ¿Qué quiero decir con esto? Que todo el mundo puede hacerlo. Todo el mundo puede hacerlo. Porque el Yo Superior, la Presencia Divina, no está fuera; está dentro de ti. Entonces, ¿Cómo puedes no conectar con ella?
El gran problema es no conectar con la Presencia Divina. El mayor problema es silenciar el ego. Es aplacar la mente. Es hacer que la mente duerma. No dormir en el sentido de que el cuerpo esté dormido. Sino que la mente se calme, duerma, para que el corazón pueda hablar, hablar, hablar sin interrupción. Este es el gran secreto.
Lo difícil no es la conexión. Lo difícil es acallar la mente. Es hacerla callar. Así que haz este ejercicio. Y te darás cuenta de que cada día la Luz se encenderá más rápidamente. Y aunque tarde un poco en encenderse, no te desanimes, no te rindas. Un día lo conseguirás.
Y prepárate para escuchar sus corazones. Esta es la conexión más importante en este momento. Porque en ella está la voz de Dios Padre/Madre hablándoles a cada uno de ustedes. Y no, no piensen que es imposible. Porque cada uno de ustedes tiene Su Chispa Divina. Así que Él está ahí. Es un pedacito de Él que está ahí y te mantiene vivo. ¿Por qué no puede hablar? ¿Por qué no puede llegar a ti? Él es tu Presencia Divina.
Así que haz este pequeño ejercicio. Y veréis cómo pronto estaréis escuchando a sus corazones y tendréis grandes conversaciones. ¡Y eso será maravilloso!
Traducción: Kelly Neri
Revisión: Ana Maria Souza
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