¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡SOY MARÍA!
Hoy no traigo un manto para cada uno de ustedes. Hoy pongo todo el planeta en mi regazo y lleno toda su superficie con todo mi Amor, mi paz, mi Luz.
Hijos e hijas míos, caminad de buena gana. No os desaniméis. Sabemos que todos están cansados. El camino no ha sido fácil. Muchos obstáculos, mucho aprendizaje, muchos cambios, vidas puestas patas arriba. Pero ahora llega el momento del descanso; ese momento en el que llegáis al final del camino, al final de la línea.
Aquí nadie habla de la muerte. Es el final de este camino y el comienzo de uno nuevo y muy diferente. Por desgracia, no puedo decir que esta última parte de la caminata vaya a ser tranquila. Será muy agitada. Incluso diría que es más difícil que todo el camino junto. Pero estate seguro de una cosa: con cada paso que das en el camino, ganas una cuota extra de fuerza y coraje. Y todo está ahí dentro para que lo utilices ahora mismo, para que te alimentes del coraje y la fuerza que has ido acumulando con el tiempo.
No es momento de rendirse, hijos e hijas míos. No es el momento de descansar. No es el momento de pensar que no habéis construido nada. Habéis construido un gran camino. Habéis llegado a este momento. Habéis aprendido. Te has preparado. ¿Has sufrido? Sí. ¿Has cambiado? Sí. ¿Lo has entendido todo? Tal vez. ¿Estás seguro de todo? De nada. Pero has llegado hasta aquí. Aunque hayas dudado. Aunque a menudo hayas pensado que estabas loco, te han criticado, humillado y combatido.
¿Han llegado? Han recorrido un largo camino. Entonces les pregunto: Los que se quedaron en el camino, los que no siguieron, los que no creyeron, ¿cómo están hoy? Y yo respondo: Arrepentidos. Porque hoy son conscientes de la oportunidad que perdieron, del tiempo que malgastan creyendo en dogmas y creencias que no les ayudaron en nada.
Sí, hijos e hijas míos, muchos intentarán venir corriendo. Muchos intentarán superar obstáculos para llegar a donde estáis. Pero, afortunadamente, las cosas no funcionan así. Porque quien lo intente será empujado cada vez más atrás. Porque la astucia no puede utilizarse en este momento. El momento es todo corazón, amor, gratitud y luz. Los llamados astutos no conseguirán nada. Al contrario, se alejará cada vez más de la Luz. Porque pensaron que esta caminata era como tantas otras en las que podían pagar, sobornar y conseguir lo que querían.
No, esta jornada no es así. Es una jornada del corazón, de evolución, de Amor. Donde sólo caminan, caminan y avanzan aquellos que aprenden a tener Amor y Luz en su interior. Cada uno de vosotros ha llegado a un punto. Cada uno de vosotros ha llegado a un camino. No importa donde estéis. Estáis dentro de esa gran zona de evolución; algunos en el borde, pero ya estáis allí. Y el gran objetivo ahora es seguir avanzando. Pero sobre todo, permanecer dentro de este gran círculo, en la dirección de la Luz.
Pase lo que pase. No importa. El camino ya es correcto. Sólo hay que seguir adelante. Y todos los que se mantengan en él llegarán a su debido tiempo. Cree en ello. Cree que eres un ganador. Y que, sin duda, haréis todo lo posible por llegar.
Este es el camino, hijos e hijas míos. No giréis a la derecha. No giren a la izquierda. No volváis atrás. Seguid en la dirección en la que vais, porque es la dirección correcta. Simplemente llena el corazón de Amor y Luz. Y cree en ello. Y verás donde terminas.
Traducción: Ana Maria Souza
Revisión: Regiani M. Bugalho