¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!
Los envuelvo a cada uno de ustedes en mi manto en este momento, y allí permanecerá, por mucho tiempo; y se irá disipando lentamente.
Hijos e hijas míos, ustedes no son niños. A los niños se les enseña, se les educa; aprenden de todo, aprenden a comportarse y se convierten, con el tiempo, en adultos y llevan todas las convicciones y enseñanzas que recibieron.
Muchos son criados con Amor, mucho Amor, pero se vuelven adultos enojados, tristes, heridos, desanimados. ¿Y por qué?, si se dio tanto Amor,? Si los cimientos eran tan sólidos? Porque siendo niño, el alma aún no se ha manifestado plenamente. Viene como dentro de un capullo, en el que, poco a poco, a medida que pasa la edad, este capullo se abre y el alma recupera su lugar de mando en el ser que está allí.
Entonces, cuando eres adulto, el alma ya tiene completamente el control de la situación. Y no importa todo el Amor que recibió. ¿Dependerá de su elección vivir este Amor, recibirlo, ampliar sus horizontes, cambiar de camino o no? Y muchos se vuelven, como dije: enojados y tristes. Porque son almas que han vivido estos sentimientos durante mucho tiempo.
Pero el ciclo siempre se repite. El niño, recibiendo todo de sus padres, las primeras enseñanzas, Amor, Luz. La fase de la adolescencia, cuando comienzan los conflictos entre el alma y la propia conciencia; porque el alma trae toda su sabiduría, trae toda su experiencia y comienza a destruir los castillos imaginarios que construyó el niño y luego se vuelven adultos.
¿Por qué les cuento esta pequeña historia? Porque diría que su camino con nosotros fue un poco parecido a eso. Ustedes no empezaron como niños. Ya han entrado en la fase de la adolescencia, que fue una fase de contestación, de eliminación de creencias, de aprendizaje de otras. Para muchos fue una fase difícil de adaptar; reaprender y creer.
Pero estuvimos ahí, todo el tiempo, apoyando, guiando, estando energéticamente a tu lado; cuando nos lo pidieron o fue necesario. Y ustedes se convirtieron en adultos, con sus propias ideas, con sus propias convicciones y, lo más importante, con sus elecciones. Nunca, jamás, hemos intentado manipularlos, forzarlos a nada. Nunca les pusimos la obligación. Ha sido siempre una elección participar o no, creer o no. Y hoy ustedes son como adultos hechos, en lo que se refiere a lo que tuvimos que enseñarlos.
Muchos de ustedes, en su vida personal, permanecen cerca de sus padres durante mucho tiempo, no voy a hablar aquí de excepciones, podría ser solo con la madre o solo el padre o con ninguno de los dos, pero con el tiempo extiendes tus alas, y empiezan a vivir sus propias vidas, incluso pueden ser muy cercanos y vivir juntos, pero sus ideas ya no están contaminadas por las ideas de sus padres.
Cuando los padres hablan, escuchan, pero no se los toman muy en serio. Y un buen día, esa sabiduría transmitida o al menos probada, se muestra presente en la vida de ese hijo. Que recuerda: “¡mm! Mis padres me dijeron eso y no les presté atención”. Estará ahí otro aprendizaje. Ese hijo nunca olvidará esta experiencia de aprendizaje, pero de hecho la posición del hijo no cambia; él sigue teniendo sus propias ideas, y el proceso puede repetirse o no, muchas veces. Los padres no siempre tienen 100% razón.
Entonces, ¿qué quiero decir con eso? Les enseñamos mucho. Trajimos ideas que no conocían. Los guiamos sobre cómo seguir un camino hacia la Luz, hacia la Evolución. Pero en este punto, simplemente nos convertimos en padres, esos que aconsejan, pero ya no están plenamente insertados en su vida, porque ahora caminan según lo aprendido. Con suerte, ahora sabrán cómo tomar decisiones.
Y no seremos nosotros quienes digamos: Ve por aquí, ve por allá. ¡No! Cada elección que cada uno de ustedes haga, habrá sido producto de lo que enseñamos o no. Será solamente tu conciencia.
Entonces, yo diría, es importante que no nos vean como los que resolveremos todos sus problemas. No lo somos. Somos nosotros quienes mostramos los caminos a resolver, pero no el resultado. Siempre daremos muchas opciones, pero nunca un solo camino.
Entonces, cuando aprobamos algo, cuando definimos algo, cuando cambiamos algo, no nos preocupa cómo lo aceptarás o no. Ustedes ya son adultos. Nunca nos preocupamos por la devolución, porque cada uno de nosotros sabe cuál es su papel: qué debemos decir, qué debemos orientar… No traemos palabras dulces, ni momentos profundos para complacer a nadie. Cada uno de nosotros tiene su propio camino, su propia manera.
Entonces, traemos lo necesario, de la forma que sea necesaria. Puedes estar de acuerdo o no. Y todo está bien. No nos debes nada. Porque todo lo que hicimos, lo que hacemos y lo que haremos, es por Amor Incondicional. No esperamos vuelta, no esperamos nada a cambio.
Todo este proceso de evolución del planeta en el que estamos todos trabajando podría no funcionar. Puede que no hubiéramos tenido eco en nuestras voces, pero seguiríamos intentándolo, por qué somos Amor Incondicional. Y en este momento les diré, hijos e hijas míos, ha llegado el momento de que salgan del hogar. Salgan de nuestro hogar.
Es como si todos nosotros que hemos estado con ustedes todo este tiempo viviéramos en un hermoso castillo blanco, brillante, transparente, bellísimo, y logramos recibir a todos allí como nuestros hijos, como nuestros niños… Hmmm, adolescentes, prefiero; rebeldes y objetores. Pero ahora ustedes son adultos. Aprendieron todo lo que teníamos para enseñarles. Entonces, es hora de que salgan al mundo. Es hora de que dejen nuestra casa, nuestro castillo y sigan, cada uno de ustedes, su camino, sus elecciones, su Camino del Alma.
A ustedes les gusta mucho hacer cosas con otras personas. No les gusta mucho caminar solos. Quizás me pregunten: “Mamá, ¿esto está mal?” No, no diría que está mal, siempre y cuando se ciñen a sus elecciones. No se involucren en las decisiones de otras personas. Por eso es tan arriesgado hacer todo en grupo.
Hay un momento para estar juntos. O mejor dicho, hubo un tiempo en el que se estudiaba todo lo que mi hijo trajo en las Cartas, juntos. Intercambiamos ideas, estudiaste, leíste, releíste. Ahora es el momento de caminar solo. Cada uno de ustedes hará su ascensión a su manera, o no. Dependerá de la Marcha. Pero cada uno es cada uno. Cada uno es un alma. Y cuando ustedes se reúnen para caminar, hay quien camina rápido, hay quien camina muy despacio. No son ustedes todos iguales.
Entonces, ¿por qué quedarse estancado y apegado a aquellos que caminan lentamente si usted camina rápido? ¿Y por qué ustedes que caminan despacio necesitan caminar rápido? ¡Nadie necesita nada! Cada uno en su tiempo, a su modo, a su manera. Intenten caminar solos, con sus propias cabezas, con sus propias decisiones. No dependan de las decisiones ajenas. Miren todo, con Amor. No objeten. Ustedes ya no son adolescentes para estar en objeción. ¿Por qué oponerse? Tomamos una decisión. Señalamos un camino. ¿Por qué no quieres seguirlo? ¿Quieres volver a ser ese adolescente que se rebela y no sigue nada de lo que dicen sus padres?
Así que, hijos míos, como siempre, diré: el camino es de cada uno. Aprendan a caminar solos, porque, en este momento, estamos definitivamente sacando a todos de nuestro castillo. Ya nadie se quedará allí. Pero todos estaremos allí; y el que toque a la puerta siempre será atendido, pero ya no vivirá con nosotros, porque se acabó el tiempo de la inmersión. Ahora vivirán, en la práctica, en el mundo. Estarán expuestos a todo lo que dijimos; y podrán demostrar lo que realmente aprendieron. Pero no quieran tener las acciones del otro. No quieren tener las opciones del otro. Dejen de depender unos de los otros. Ustedes son seres individuales; almas individuales. Así que cada uno marche su propio camino!
Ahora, como siempre, a terminar. Cada uno de ustedes también tiene el libre albedrío, Cada uno de ustedes tiene sus opciones. Y nunca lo olvides, cada elección siempre tiene un resultado; bueno o malo, dependiendo de la elección. Entonces, si eliges rebelarte porque saliste de nuestro castillo, será tu elección. No podemos hacer nada. No te traeremos de regreso. Puedes estar seguro de esto.
Soporta siempre las consecuencias de tus elecciones. Y sobre todo, deja de culpar a los demás por todo lo que te pasa. Nadie es culpable de nada. Atraes lo que vibras. Atraes a las personas adecuadas, a las lecciones adecuadas. Simplemente, prepárate para cada elección que hagas.
Realmente no podemos obligarlos a hacer nada y nunca lo haremos. Simplemente orientamos. Proporcionamos un camino. Y no aceptamos tener múltiples ponderaciones para la misma decisión. Lo que decidamos es solamente una cosa. No hay manera, no hay medio término. Y nunca lo olvides: un padre y una madre llaman la atención de sus hijos. Como dicen, pelean, porque es un Amor inmenso y los niños necesitan ser educados.
Por eso, no siempre traeremos palabras dulces y empalagosas. No somos así. Me tratan por ser de mucho amor y dulzura. Pero si necesito hablar con energía, hablo. Porque amar no es aceptarlo todo. Amar no es frotarse la cabeza. Amar es guiar, educar, mostrar el camino. Y en un determinado momento de la vida, cada uno de ustedes elegirá lo que quiere; lo que creas, que es correcto. Y ese puede ser o no el camino que sigamos.
Traducción: Ingrid Elena Sánchez Schnoor Nunes
Revisión: Regiani M. Bugalho