Saint Germain – Mensaje del Código de la Luz
Queridos hermanos y hermanas del planeta Tierra ¡YO SOY SAINT GERMAIN!
Siempre que puedo estar aquí y hablar con ustedes un rato, traigo mi Llama Violeta. Abrid vuestra mano derecha y colocaré una pequeña Llama Violeta en la palma de vuestra mano. Déjala actuar durante unos segundos. La llama puede aumentar, puede disminuir. No importa. Estará calibrando tu cuerpo; consumiendo lo que esté en exceso, o entregando la energía faltante. Al cabo de un rato, la llama se apagará.
Siempre que necesites una calibración, llámame y pídeme que ponga la llama en la palma de tu mano. Y seguirá funcionando. Nada es instantáneo. Etéricamente, la llama sigue ahí. Cumpliendo el papel para el que la creé.
Las energías solares están llegando con gran intensidad; trayendo Luz, trayendo limpieza, trayendo la fuerza necesaria para el despertar de muchos. No esperes un gran acontecimiento. No creas que sabes cuándo llegará y sucederá cada cosa.
Ese ha sido nuestro trabajo: aplicar, practicar, traer, limpiar; pero sin fanfarrias. Para que todo suceda en el orden más perfecto posible. Quieres espectáculos. Quieres estar seguro de lo que ocurre, visualmente hablando. No esperes a eso. No nos van los espectáculos.
Trabajamos entre bastidores. No nos gusta estar en el escenario. El escenario es para los que les gusta lucirse, mostrar fuerza, mostrar de lo que son capaces. Luz no necesita eso. Cada uno de nosotros conoce su poder, de lo que es capaz. La misión que tenemos, que nos fue dada por Dios Padre/Madre. No necesitamos público.
Así que siéntanlo en sus corazones, cada momento, cada día en el calendario; va y viene. Cada día te acercas más y más a la ascensión. Así que no os preocupéis por los espectáculos. Preocupaos más bien de vuestros propios caminos, de vuestras acciones, de lo que estáis construyendo para vivir en el futuro.
Si plantas luz, cosecharás luz. Si plantas desequilibrio, cosecharás desequilibrio. Todo está sucediendo más rápido. Ya no son eras, encarnaciones, siglos; todo se está acelerando. Para que el retorno ocurra, ahí mismo. Pronto. Pronto.
¡Cuidado! El desequilibrio, la desesperación, la falta de profundidad pueden llevarte por el camino equivocado. Cuidado con lo que haces. No estamos jugando a un juego en el que todos tienen que alcanzar el premio. Todos serán alcanzados por el premio. Es muy diferente.
Tienes que prepararte para el ascenso. No corras para encontrarlo. Porque no lo encontrarás. Vendrá a ti. A través de tu emanación, a través de tu energía. Así que no tiene sentido desesperarse. No tiene sentido aferrarse a nada para intentar llegar a un lugar que no existe.
La ascensión no está sentada ni parada en ningún lugar. Simplemente, sucederá y absorberá a aquellos que estén preparados; estén donde estén. No solo a los que están en la cima de la montaña. Puede ser que alguien sea muy lento y apenas esté comenzando el camino, pero tiene un corazón tan puro, tan iluminado, que permanece entero dentro de este propósito, que será absorbido por la ascensión. No importa si están en la base de la montaña.
Entonces, ¿por qué la desesperación? ¿Por qué la carrera desenfrenada? ¿Para tenerlo todo, hacerlo todo, conquistarlo todo? ¿Para supuestamente tener un lugar en la ascensión? No hay lugares. Tienes frecuencia, tienes vibración. Esto es lo que te llevará a la Quinta Dimensión.
No te aferres a todo con la esperanza de estar preparado. El cambio es necesario. Hay que actuar. Tienes que vivir los preceptos de la Luz. No persigas la Luz. Los que corren tras ella no la absorben. El corazón debe gritar. El corazón debe decir: «Este es el camino. Síguelo». Si el corazón no lo ha dicho, ¿por qué seguir este camino? ¿Para ser uno más de la multitud? ¿Para no quedarse atrás? ¿Para seguir lo que hacen los demás?
Muchos de ustedes no parecéis haber aprendido nada. Seguís corriendo detrás de una fuerza inexistente. Ya lo han dicho otros maestros: no es rezar 24 horas al día lo que te hará ascender. Esta oración debe ser de corazón. Que te muevas por este mundo de la Tercera Dimensión dentro de los preceptos de la Luz.
No hay prisa. No hay disputa. No hay gincana. Observa tus propios pasos. No endioses a nadie. Vive según lo que pide a gritos tu corazón. Cada uno tiene su papel. Algunos han venido con la misión de guiarte, de mostrarte el camino, de ayudarte en este camino. Pero eso no significa que tengas que hacerlo todo.
Escucha a tu Presencia Divina. Pregúntale: «¿Tengo que hacer esto? ¿Es el momento adecuado? ¿Debo hacerlo?». Este es el primer paso. No es seguir la caravana. No es llenarse la boca y decir: «Oh, yo también estoy ahí». Eso es ego. Es la Presencia Divina que sabe lo que es bueno para cada uno de ustedes.
Te has acostumbrado en este mundo a los llamamientos y caes constantemente en ellos. Compras lo que no necesitas. Compras demasiado. Te endeudas. Te desequilibras. Porque la atracción es fuerte. Y aún no has aprendido a controlarte. No hagas que el camino espiritual sea igual, porque no es así. Tiene que ser tranquilo, sereno. Incluso diría medido, para que no absorbas más de lo que eres capaz.
Nosotros te guiamos. Te mostramos el camino. Eso no significa que tengas que seguirlo. En ese momento, el camino que te mostramos puede no ser el tuyo. Así que mantente en tu camino. Escucha a tu Presencia Divina. Deja de actuar por impulso. Deja de hacer cosas por desesperación.
Puedo decirte: No estás evolucionando, porque estás haciendo las cosas superficialmente. No estás absorbiendo nada. Solamente estás reaccionando a la llamada de la misma manera que reaccionan al mundo exterior. Parar. Este es el momento de parar.
Y el primer y más importante paso es estar en la Presencia Divina.
Así que, ahora mismo, ¡detente! Permanece en la Presencia Divina. ¿Ya has hecho esta conexión? ¿Todavía no? Entonces realmente estás muy lejos del camino. Te estás dejando llevar por la desesperación de los llamamientos. Esa ola de ascensión no te alcanzará, porque estás más preocupado por mantenerte en la ola que por permanecer realmente en la arena en equilibrio.
Para el Código de Luz de hoy, deja las siguientes frases:
«Busco mi equilibrio.
Busco mi ascensión.
Busco estar en la Presencia Divina.
Y por supuesto, busco la ascensión».
Después de estas frases, diga la siguiente palabra:
¡Momentorium! ¡Momentorium! ¡Momentorium!
Recuerden, hermanos míos, el camino es ligero, es simple. Si se vuelve pesado o exagerado, algo anda mal. Buscad y encontraréis la respuesta.
Traducción: Regiani M. Bugalho
Revisión:Ana Maria Souza
