¡Queridos hermanos del planeta Tierra! ¡SOY EL ARCÁNGEL GABRIEL!
Traigo conmigo un jarro lleno de agua. Esta agua será distribuida entre todos los que me están escuchando en este momento. Pero no ahora.
Mirad a vuestro alrededor. ¿Qué veis? Pero no miréis con ojos críticos; mirad con el corazón. Entonces, ¿qué significa mirar con el corazón en este momento? Es mirar a vuestro alrededor y encontrar cada punto que os traiga un recuerdo de alegría. Cada punto que os lleve, en instantes, a momentos que os gustaría repetir.
No importa si has encontrado pocos o muchos. No es la cantidad lo que importa. Lo que importa es el sentimiento que ha traído a tu corazón o el conjunto de sentimientos variados que cada objeto, cada momento, ha traído a tu corazón.
Y entonces te diré: Muchos pueden estar tan absortos en esta red de dolor y sufrimiento que me responderán: «No, no veo nada. No veo nada a mi alrededor que me traiga alegría». Vuelve al principio; hace mucho tiempo o poco tiempo, tampoco importa, donde comenzaste tu camino, en este lugar en el que te encuentras.
Los preparativos; el cambio; la organización; cada objeto comprado. ¿Nunca hubo un momento de amor? ¿Nunca en tu existencia hubo un momento a tu alrededor que te trajera un poco de alegría? Claro que lo hubo. Pero te aferras solo a los malos momentos.
Entonces, me gustaría proponerles un pequeño ejercicio. Cuando mirar a tu alrededor solo te traiga desánimo, dolor, sufrimiento; mira cada objeto e intenta recordar cómo llegó allí; ¿qué sentiste en ese momento? ¿Conquista, alegría? Vuelve a ese momento. Vive esa emoción. Y hazlo con muchos objetos.
Entonces me responderás: «Pero no tengo tiempo para eso». Entonces te diré que estás eligiendo el sufrimiento. Que en ese momento, has tomado una decisión: «Quiero seguir sufriendo; quiero seguir…, quiero seguir sin esperanza». Porque te estoy dando un camino. Pero si respondes que no tienes tiempo para seguir este camino, es porque te gusta todo lo que estás viviendo.
Entonces no te quejes. Absorbe todo el sufrimiento que estás viviendo. Porque eres tú mismo quien lo está creando. Es importante que cada uno de ustedes se dé cuenta de que no hay culpables. Dios Padre/Madre no es culpable; ni castiga, ni te hace sufrir; y mucho menos te saca del sufrimiento. No es tu familia; no son los que te rodean; no son tus amigos; no es la vida la que te está haciendo sufrir.
Nadie tiene la culpa. No personifiques tu dolor y tu sufrimiento. Nadie te los ha causado. Cada sufrimiento, cada dolor, lo has creado tú. Las personas son solo instrumentos del universo para que llegaran a ti. Ahora bien, si te conformas, si crees que no hay esperanza, entonces te gusta lo que vives.
Cada uno de ustedes puede mejorar la vibración. Cada uno de ustedes puede sentirse feliz, por unos momentos al principio, y por largos momentos con el paso del tiempo. Porque se darán cuenta de que recordar cosas alegres, buenas, que han sucedido, les hace sentir felices. Y esto va creando una nueva vibración a su alrededor. Dejan de atraer tanto sufrimiento. Porque ustedes son el conjunto de lo que emanan.
Si emanáis alegría, vendrá más alegría; de «n» formas. Pero si emanáis dolor, sufrimiento, tristeza, vendrá más de lo mismo. Aprended esto, definitivamente. Sois ustedes los que tenéis que cambiar. No son las personas que os rodean las que tienen que cambiar. Ellas responden a la energía que emanáis.
Entonces, si comienzan a emanar alegría, ellas cambiarán. Y puede ser que no cambien y que se sientan molestas por su alegría. ¿Qué les importa? ¿Mantener su alegría o dejar que la tristeza de ellas los domine nuevamente?
No se dejen involucrar por quienes los rodean. Sean ustedes mismos. Tengan el valor de cambiar; tengan el valor de respetarse a sí mismos. Porque cuanto más emanen energías elevadas, más crecerán. Y quienes les rodean seguirán siendo pequeños. Y la fuerza que tendrían para atacarles disminuirá cada día más. Porque ustedes son solo Luz, son solo alegría. Y el universo les está trayendo más Luz y más alegría.
Y tengan el valor de permitir a ese ser que se vaya. Porque el universo les dará las condiciones para vivir sin ese ser. Confíen. Confíen en la fuerza que tienen. Y todos nosotros estamos aquí. Pero ustedes necesitan emanar Luz y alegría.
No sirve de nada que pidáis nuestra ayuda y sigáis sumidos en el dolor y el sufrimiento. La ayuda no llegará. Es necesario que rompáis ese caparazón y salgáis, brillantes e iluminados. Y entonces sí, podremos mostraros el camino, ayudaros.
Para el Código de Luz de hoy, les dejo las siguientes frases:
«Tengo el poder de cambiar mi vibración.
Tengo el poder de cambiar lo que siento.
Me alimento de Luz, de Amor y de Alegría.
Y me convierto cada vez más en un ser iluminado».
Después de estas frases, di la siguiente palabra:
¡Pracontemus! ¡Pracontemus! ¡Pracontemus!
Cambia tus vibraciones. Aférrate a algo que te traiga alegría. Puede ser cualquier cosa, por pequeña que sea. Vuelve a ese momento y llénate de ese sentimiento. Pero que sea de alegría, de felicidad, de Amor. Y verás la diferencia.
Ahora, como hemos llegado al final de este mensaje, tan pronto como termine, se levantarán y cogerán un vaso. Lo llenarán con agua filtrada. Para mí, este vaso estará vacío. Y yo pondré el agua que traje al principio, cuando llegué aquí. Beban inmediatamente de esta agua. Porque estará imantada con toda mi energía y mi Amor.
Traducción: Regiani M. Bugalho
Revisión: Ana Maria Souza
