Mis queridos hermanos, soy Metatrón.
Hoy nos reunimos una vez más para enviar Amor y Luz al planeta Tierra.
Les pido a todos que ahora olviden todo lo demás, se sienten cómodamente y comiencen a vaciar su mente. Respiren, respiren profundamente.
Recordando que la respiración es la forma más fácil de relajarse y vaciar la mente.
Sientan el aire entrando por la nariz y saliendo por la boca. Respiren varias veces de esta manera.
Tengan el mandala delante o frente al cuerpo. Quienes estén sentados sin mesa, colóquenlo en el regazo, da igual.
Sigan respirando y vaciando sus mentes. Olviden todo lo demás, olviden las dudas, olviden lo que sucederá mañana, después. Piensen solo en el momento presente, en el ahora, el mañana llegará mañana.
Sigan respirando y ahora visualicen el planeta Tierra delante, del tamaño que cada uno decida crearlo. Pequeño, grande, pero de un tamaño que sea cómodo para que las manos queden a los lados. Luego, rodeen el planeta lateralmente con sus manos en dirección a la Tabla, al Mandala.
El planeta debe estar girando, por encima del Mandala, con sus manos a los lados.
Sientan la energía del planeta, vibrando en sus manos, y toda la energía que está siendo lanzada por cada Código de Luz que está en la Tabla de la Ascensión.
Cada Código ilumina una parte del planeta, penetrando en sus entrañas y saliendo por la parte superior. Entonces, Gaia está siendo envuelta por todos los Códigos.
Imagina ahora que de tu corazón sale un haz de Luz Rosa y que este haz atraviesa el planeta de un lado a otro. Este haz va aumentando, aumentando, hasta que su diámetro es casi igual al diámetro del planeta que está entre tus manos.
Repitan conmigo:
«Yo emano Amor para el Planeta Tierra.
Yo emano Amor para cada hermano del Planeta Tierra.
Yo emano Amor para cada animal del Planeta Tierra.
Yo emano Amor para toda la superficie del planeta, para las montañas, para las rocas.
Yo emano Amor para toda y cada una de las plantas del planeta.
Yo emano Amor para cada animal que camina sobre la superficie del planeta o que vuela o que nada en las aguas del planeta.
Yo emano Amor para los océanos.
Yo emano Amor para la atmósfera del planeta.
Yo emano Amor para todos los Seres Intraterrestres.
Y yo emano Amor para todos los hermanos que están alrededor de la Tierra».
La Luz que sale de su corazón ilumina el planeta.
Ahora, imaginen que directamente de la Fuente, del corazón de Dios Padre/Madre, sale un haz de Luz y penetra el planeta de arriba abajo, envolviendo todo el planeta, envolviendo a cada ser vivo que está en la superficie del planeta o en su interior.
Sientan cada uno de ustedes la energía de la Luz de Dios Padre/Madre, porque al mismo tiempo, ustedes están emanando, pero también están recibiendo. Y esta Luz magnífica, poderosa, intensa, penetra en cada ser, en cada rincón, en cada punto del planeta, eliminando las sombras, eliminando todo lo que no sea Luz. Llenando cada corazón con todo Su Amor, con toda Su Luz.
En consecuencia, cada uno de ustedes, al recibir toda esta Luz, todo este Amor, está devolviendo y emanando hacia el planeta, formando una gran corriente de Amor y Luz. Ustedes reciben y emanan, reciben y emanan, reciben y emanan, y Gaia se ilumina cada vez más.
Las egregoras negativas están siendo destruidas. Los puntos creados en el planeta que no emanan Luz son destruidos por el Amor y la Luz.
Manténganse firmes en este Camino, manténganse firmes en este propósito, y verán el resultado en sus vidas, en sus barrios, en sus ciudades, en sus países.
La Luz está barriendo este planeta. El Amor está barriendo este planeta. Y todo, todo, estará sucediendo muy pronto.
La Luz de Dios Padre/Madre se disipa.
La Luz de sus corazones permanece intensa, elevada.
Poco a poco, la imagen de Gaia va desapareciendo al frente.
Pongan sus manos abiertas sobre la Tabla, finalizando así el envío.
Sin embargo, sus corazones permanecerán iluminados durante mucho tiempo, basta con que sigan vibrando Luz, vibrando Amor.
Cualquiera de las meditaciones que hagamos cada uno de nosotros, Melquisedec, Arcángel Miguel y Metatrón, puede repetirse tantas veces como queráis, en cualquier momento, cualquier día, porque tiene nuestra energía.
Así, protegerá a cualquiera de ustedes que haga la meditación.
No teman nada, no teman nada.
Gracias a todos los que participaron. Gracias a todos los que se están embarcando en este camino. Créanme, no será en vano.
Traducción: Regiani Maria Bugalho
Revisión: Ana Maria Souza
