Miguel – Mensaje del Codigo de Luz

¡Queridos! ¡YO SOY EL ARCÁNGEL MIGUEL!

Una vez más, puedo estar aquí con ustedes hoy, trayendo mi Amor y mi orientación. Las energías son fuertes, hermanos míos. Se acerca una alineación planetaria, trayendo más y más energía. Todos están siendo sacudidos. Todos están recibiendo las energías que están llegando. Y cada vez más, algunos están despertando.

No esperen oír un clic y que, de repente, todo sea diferente. El cambio es sutil, muy sutil. Las personas están recibiendo este cambio, pero no se dan cuenta. Solo sienten algo diferente en sus corazones. Muchos lo reciben con dudas, pero mantienen el Amor en sus corazones.

Muchos no reciben bien las energías. Porque la Luz, al penetrar en sus cuerpos, en sus mentes, está sacando a la luz todas las sombras que han ocultado durante mucho tiempo. Y no les gusta lo que ven. Y, de alguna manera, no lo aceptan, se rebelan. Y se convierten en seres totalmente diferentes de los «seres casi angelicales» que eran antes. Sí, porque así es como se veían a sí mismos: «seres casi angelicales», por ser tan bondadosos y tranquilos. Pero con una cantidad de sombras en sus corazones que nunca formarían parte de un ser angelical.

Sí, hermanos míos, muchos se preguntan: «¿Qué está pasando con la humanidad?». Está siendo lo que es: verdadera, sin máscaras. Cada uno está mostrando exactamente lo que es. Mostrando al Todo lo que realmente piensa, lo que realmente siente. Y, efectivamente, realizando acciones que siempre quiso realizar, pero que algunas normas, costumbres y las propias leyes de la sociedad le hacían pensárselo dos veces.

Pero ahora, parece que las ataduras, la conciencia, han desaparecido. Y está dejando aflorar todo lo que siempre ocultó; todo lo que barrió bajo la alfombra durante mucho tiempo. Convirtiéndose en seres violentos, maliciosos, prejuiciosos; y como ustedes saben, malvados.

No, no entiendan que… «Fulano, de repente, se volvió malo». Eso no existe. Tú eres lo que vibras. El mayor porcentaje de lo que vibras te convierte en el ser que eres. Por lo tanto, nadie se vuelve malo de la noche a la mañana. Solo que las vibraciones van creciendo, creciendo y se vuelven tan poderosas que la persona ya no tiene límites. Decide hacer todo lo que siempre quiso y lo que le apetece hacer.

No importa la sociedad, no importa si va a hacer daño al otro, no importa si va a herir al otro. Para ella, eso es irrelevante. Quiere dar rienda suelta al sentimiento que está sintiendo, que es de rebeldía, de ira, de odio. Volviéndose violenta. Incapaz de mirar a algo o a alguien con amor.

Conocen a muchas personas así, que de repente cambiaron. De repente, se convirtieron en personas, como ustedes dicen: ¡malas! Que critican todo y a todos. Toman decisiones equivocadas. Y se comportan como si el mundo fuera solo lo que ellas ven.

Hermanos míos, en este momento, es muy importante que cada uno mire su camino. La gran mayoría de los que están aquí escuchándome ahora, vienen de un largo camino, de limpiezas, de Luz, de paz en el corazón. Entonces el camino que tienen por delante está iluminado, está florecido. Es un camino agradable de recorrer. Pero a veces vuelven la cara y miran hacia un lado. Y lo que ven no es bonito. Y entonces, sienten miedo.

¿Por qué miraste hacia un lado? Este miedo te consumirá gran parte del camino que ya has recorrido. Así que no mires hacia un lado. Sigue mirando hacia adelante. Todo lo que te llegue, escúchalo y déjalo ir. No internalicen esa energía, no la repliques, no la comentes. Has tenido acceso a ella; muy bien, déjala ir. Vistete de Luz.

«¡Yo soy Luz! Y esta energía no me afecta».

«Ah, mi Arcángel, pero así me volveré muy fuera de tiempo, fuera del mundo». Pero esa es la idea. ¿Por qué involucrarse con lo que hay ahí fuera? Lo que hay ahí fuera no es bonito. Es un caldero hirviente, donde todos los que caen dentro rara vez logran salir. ¿Quieres estar en ese caldero? Entonces sigue mirando hacia un lado, sigue absorbiendo todo lo negativo que te llegue; y rápidamente estarás cerca de él.

No prohíbo a nadie escuchar las noticias, ni seguir otros canales, ni escuchar lo que sucede en el mundo. Pueden y deben hacerlo. No es aislándose en una cueva que evolucionarán. Es necesario que os dejéis atacar por las energías que vienen de fuera, pero sin mirar hacia los lados. Porque las energías os atacan en ese camino florido. Llegan hasta ustedes. Y entonces, ¿qué hacer? Mirarlas y pensar:

«¡Yo soy luz! Y esta energía no me afecta».

Y se irá de la misma manera que llegó. Pero tú te enteraste de todo, supiste posicionarte. Fuiste atacado, digamos así, y supiste rechazar esa energía, enviarla lejos, de vuelta al lugar de donde vino. Ahora bien, si te aíslas en una cueva y no sabes nada de lo que está pasando, un día algo llegará a tu cueva y no sabrás qué hacer. Porque no has entrenado, no has ejercitado el movimiento de dejar ir. Incluso has olvidado lo que tendrías que hacer. Porque te has aislado. Ese no es el camino.

El camino es siempre el equilibrio. La energía ha llegado; no te conectes con ella. Y hazte cada vez más fuerte en este pensamiento:

«¡Yo soy luz! Y esta energía no me afecta».

Esto se convertirá en un mantra en tu mente. Pero repítelo muchas veces. Entonces será tan común cada energía que llegue que repitas el mantra, que nada más te perturbará. Porque te has preparado. Has educado tu mente para no involucrarse en eso. Para no mirar esa energía y sentir lástima; para no mirar esa energía y sentir dolor; para no mirar esa energía y compadecerse de ella.

No, no te estás volviendo insensible. Porque si tienes que ser solidario, lo serás; pero sin involucrarte. Sin sentir lástima, sin sufrir junto a los demás, sin sentir el dolor ajeno. Tal y como se dice, el dolor es ajeno, no tuyo. Aprende a vivir tus propios dolores; sé que aún los tienes.

Muchos de ustedes aún tienen un largo camino de problemas por resolver. Pero es precisamente manteniéndose en ese camino, iluminado y florido, que los problemas comenzarán a tener solución. Y los irán eliminando uno por uno. Ahora bien, si miran a los lados, si se involucran con la energía, los problemas solo crecerán, los problemas solo aumentarán. Porque se desviaron del camino, olvidaron su ruta.

Olviden al otro. Olvidad lo que sucede ahí fuera. Mirad vuestro propio camino. Estad atentos, listos para mirar todo; pero al frente, no a los lados. Todo llegará a ustedes, incluso en ese camino iluminado, porque no estáis fuera del mundo. Estáis en él. Solo estáis en un camino que habéis elegido. Y todo llegará hasta allí.

   «¡Yo soy luz! Y esta energía no me afecta».

Y eso se disolverá, eso desaparecerá. Pero tú no miraste hacia los lados. No te conectaste con esa energía, no la viviste. Así es, hermanos míos, cómo deben comportarse. Olviden el mundo exterior. No giren la cabeza, ni hacia la derecha ni hacia la izquierda. Manténganse siempre mirando hacia adelante.

«Ah, pero tengo un hermano muy cercano que está a mi lado. Necesito mirarlo». ¿Por qué? Él está a tu lado, siguiendo su propio camino. ¿Por qué tienes que mirarlo? Es su camino. ¿Quieres ayudarlo? Sigue mirando hacia adelante y emana Luz hacia él. Ilumina su camino, no mires hacia atrás.

Tú estás en un punto del camino, él está atrás. ¿Vas a mirar atrás para poder ayudarle? No, simplemente iluminarás su camino desde el punto en el que te encuentras. Entonces, hasta que llegue al punto que has iluminado, tendrá un camino oscuro, lleno de obstáculos. Pero llegará un día en el que llegarás al punto que has iluminado. Y su camino será otro.

¿Queréis ayudar a quien lo necesita? Iluminado su camino. Es como si fueran dos rectas. Imaginad que estáis en un camino de cien metros. Ustedes ya están en el metro 80. Pero aquel a quien amáis está ahí atrás, acaba de empezar el camino; es decir, no tiene un camino iluminado. ¿Queréis ayudarle? Muy bien.

Estás en el metro 80. Entonces iluminarás su camino desde el 80 en adelante, exactamente igual que el tuyo. En ese punto, su camino estará iluminado. Entonces, él caminará hasta llegar al 80; y cuando llegue al 80…, interesante, el camino estará iluminado, porque tú lo has iluminado. No se trata de mirar atrás e iluminar todo el camino. ¿Entienden?

Él necesita pasar por este tramo oscuro. Necesita pasar por todos los obstáculos que hay desde el principio hasta el 80. Porque en el 80 tú le iluminaste el camino. Y él verá esa Luz al final del camino. «¡Guau! Estoy siguiendo un camino oscuro, ¡pero al frente hay una Luz!». Porque tú encendiste su Luz. Pero no atrás. La encendiste en el nivel en el que estabas. Entonces él verá esa luz al fondo y tendrá fuerzas para llegar hasta ella.

¿Entienden?

No se trata de volver ni de mirar atrás para iluminar todo el camino del otro. El otro tiene sus propias lecciones, sus propios caminos, sus propios obstáculos que superar. Tú ya has hecho todo eso y has llegado hasta el 80, pero él todavía está al principio. Pero verá la Luz que tú has puesto aquí en el 80. Y tendrá más fuerza, tendrá más valor, porque ve la Luz al final del túnel, como soléis decir.

Ilumina el camino del otro, pero desde el punto en el que te encuentras. No se trata de iluminar todo el camino. Eso lo pueden hacer ustedes. Iluminan el camino de quien está a su lado, desde ese punto en adelante, desde el punto en el que se encuentran. El día que él llegue al mismo punto en el que ustedes estuvieron, verá el camino iluminado. ¿Lo entienden?

Hagan eso. Iluminen el camino de quien está a su lado, desde el punto en el que ustedes están. Y ellos verán la Luz al final del túnel. Y al mirar esa Luz al final del túnel, tendrán mucha esperanza de que llegarán a un punto de Luz. Hagan eso. Pero no miren atrás. No iluminen todo el camino. ¿Qué pasa si iluminan todo el camino? No se mueve del sitio, porque tiene que pasar por todo lo que estaba allí y que ustedes han iluminado. Entonces no se mueve del sitio, tiene que pasar por cada obstáculo. Se queda atado en el mismo sitio, en lugar de avanzar.

¿Se dan cuenta de lo que causan con eso? Entonces, aprendan a hacerlo. Iluminen desde el punto en el que se encuentran; y ellos verán esa Luz al final del túnel para su propio camino.

 Para el Código de Luz de hoy, les dejo las siguientes frases:

«He tomado decisiones.

He creado caminos floridos e iluminados.

Y cada vez estoy más iluminado.

Y de esta manera, camino directamente hacia la Quinta Dimensión».

 Después de estas frases, di esta palabra:

 ¡Momentáculum! ¡Momentáculum!  ¡Momentáculum!

 Hermanos míos, llenar siempre de Luz. Ilumine vuestros caminos, ilumine vuestras ideas, vuestras palabras, vuestros actos, vuestros pensamientos. Sed Luz. Absorbed toda la Luz que está llegando. Abríos para recibirla. Usad el Mantra de los Ángeles. Y veréis la gran diferencia que habrá en cada camino.

 Traducción: Bernadete Maria Marafon

Revisión: Regiani Maria Bugalho

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