Mis queridos hermanos, es con gran alegría que estamos aquí hoy, una vez más, para emanar Luz y Amor por el Planeta Tierra.

Cada uno de ustedes, llenen su corazón de Amor, llenen su corazón de Luz, y emanen la energía que esté a su alcance con su propia energía.

No se preocupen, no se cansarán ni se agotarán al final de la meditación, porque nosotros nos encargamos de todo eso.

Entonces, pongamos las manos en forma de oración. Respiramos varias veces, trayendo la conciencia de la Luz que entra al inspirar y todo lo que sale al espirar.

Entonces, inspiren Luz, expiren todo lo que quieran desechar. Inspiren Luz y expiren todo lo que quieran desechar. Inspiren Luz y expiren todo lo que quieran desechar.

Ahora, abran sus manos. La mandala tiene que estar frente a ustedes, o sobre la mesa, o en su regazo, no importa, lo importante es que esté frente a ustedes.

Para quienes no tienen la mandala, no hay problema, procuren tenerla frente a ustedes la próxima vez.

No es muy interesante hacer esta meditación sin el mandala. Así que hoy no lo tenéis, pero la próxima vez procurad tenerlo, porque el mandala es una forma de protección para ustedes y una forma de amplificar toda la energía enviada por cada uno de ustedes. 

Entonces, entre sus manos, vean el planeta Tierra girando, una gran pelota azul o azulada, como prefieran, girando entre sus manos.

En este momento, repitan conmigo:

«Dono mi amor al planeta Tierra.

Yo emano Luz al Planeta Tierra”.

Imaginen que todos ustedes están alrededor de un gran estadio circular, y todos están en los extremos de este estadio. En el centro, ocupando toda el área, está el Planeta Tierra.

Entonces, cada uno de ustedes pondrá sus manos frente a frente, como si tuvieran el planeta frente a ustedes.

Recuerden, ustedes están alineados alrededor de todo el planeta. ¿El tamaño de este estadio? El tamaño necesario para que quepan todos, uno al lado del otro. Y el planeta Tierra tendrá el tamaño necesario para llenar el interior de este estadio.

Repitan conmigo:

«Yo emano Luz para todos mis hermanos.

Yo emano Amor para todos mis hermanos.

Yo emano Luz para todos los animales del planeta.

Yo emano Amor para todos los animales del planeta.

Yo emano Luz hacia las montañas y los océanos.

Yo emano Amor hacia las montañas y los océanos.

Yo emano Luz hacia el interior del planeta.

Yo emano Amor hacia el interior del planeta.

Yo emano Luz hacia cada ser vivo existente en este planeta.

Yo emano Amor hacia cada ser vivo existente en este planeta.

En este momento, visualicen que de las manos de cada uno de ustedes sale Luz, y esta Luz envuelve todo el planeta. Lentamente, se extiende desde el centro hacia arriba y hacia abajo, envolviendo todo el planeta en Luz.

Vean, en este momento, el planeta brillando con mucha Luz, una Luz blanca cristalina, la Luz del Universo, la Luz de Dios Padre/Madre, la Luz de cada ser, la Luz de sus almas.

Vean el planeta, totalmente iluminado, y esta Luz, llegando a cada ser vivo en este planeta, penetrando por el Chakra Coronario, descendiendo por el Canal de Luz, continuando su descenso hasta los pies y penetrando en el interior del planeta.

Cada ser, en este momento, está recibiendo toda esta Luz.

Ahora, imaginen que del corazón, del centro del pecho de cada uno, sale una energía Rosa, fuerte, vibrante, iluminada, y esta energía también va cubriendo el planeta, mezclándose con esta Luz Blanca cristalina, convirtiendo el planeta en Rosa cristalina.

El planeta se llena de un rosa vibrante, y cuanto más Amor emanan, más envuelve esta energía al planeta, a través del centro, yendo hacia arriba y hacia abajo.

Todo este amor emanado por ustedes está llegando a cada hermano, en este planeta, a través del corazón. Sus corazones se conectan en una gran red de Amor.

Siente cuántas conexiones está haciendo tu corazón en este momento. ¡No! No temáis, nada volverá a vosotros, el sentido aquí es solo emanar. No estáis recibiendo esta energía, estáis recibiendo mi energía. Por lo tanto, no estáis perdiendo nada, pero esta es la seguridad de que nada volverá a ustedes, estad tranquilos.

En este momento, el planeta es una gran bola rosa brillante, emanando Amor, distribuyendo Amor, contagiando a todos con Amor.

Esta energía de Amor se extiende por toda la superficie del planeta, llegando a cada piedra, cada montaña, cada hoja, cada flor, cada pequeño animal, cada microorganismo, todo en la Tierra está siendo alcanzado por esta ola de Luz Rosa.

Repitan una vez más:

«Yo emano Amor por este planeta.

Yo emano Amor por mis hermanos.

Yo emano Amor por los animales.

Yo emano Amor por los océanos, por las cascadas, los ríos, los lagos y las lagunas.

Yo emano Amor por las montañas, por los árboles.

Yo lleno todo este planeta con Amor».

En este momento, el planeta comienza a disipar esa energía. Yo diría que ha sido absorbida por el planeta y ustedes vuelven a ver el planeta tal como es, los océanos azules y los continentes.

Poco a poco, la imagen del planeta va desapareciendo.

Ahora, pongan sus manos sobre el Mandala para finalizar el envío de Luz.

Aquellos que no tengan el mandala, den palmas.

Con esto, hermanos míos, damos por concluido el envío de Amor y Luz al planeta Tierra.

Tened presente que esto no es un acto sin sentido y sin resultado.

La próxima semana, cuando nos reunamos, la semana que viene, no será la próxima, dentro de dos semanas, tendremos invitados para nuestras Meditaciones.

Quienes estén utilizando el Mandala para enviar Amor, Luz a otras personas, continúen, es un gesto maravilloso.

Y cuanto más Luz emanen, más Luz recibirán, esto es importante en el camino.

Dejo a cada uno de los que estaban hoy alrededor de este estadio con mi protección y mi energía.

Si sienten que la energía es muy fuerte, porque necesito protegerlos, conéctense al planeta y pidan a Gaia que se lleve todo el exceso de energía que hay en sus cuerpos y beban mucha agua.

Traducción: Ana Maria Souza

Revisión: Regiani M. Bugalho