¡Queridos hermanos! ¡SOY ADAMA!
Continuando con nuestro viaje, hablemos hoy sobre el capítulo 11 del libro II de Telos.
En este capítulo nuestro hermano Galatril se presenta representando a la ciudad de Posid, una ciudad atlante. Voy a retroceder un poco en el tiempo. El hundimiento de Lemuria, más tarde el hundimiento de la Atlántida, se debió a un desequilibrio total de ambas civilizaciones. De alguna manera fuimos inducidos a buscar fuera lo que teníamos dentro. El resultado ustedes ya saben cuál fue.
La historia ya ha sido contada muchas veces, no hace falta repetirla. Dentro de todo este concepto, hoy, esta civilización atlante sabe lo que provocó; cómo sabemos nosotros lo que provocamos. Fue un largo tiempo de aprendizaje, de reconstrucción de nuestras propias almas para que llegáramos a donde estamos hoy. No crean que fue fácil. No piensen que simplemente nos escondemos aquí en Telos y continuamos viviendo nuestras vidas normalmente como siempre lo hemos hecho.
Imagínese, cada uno de ustedes, hoy, como un pueblo responsable por el hundimiento de un continente, por tantas muertes. ¿Sería fácil entender todo esto? ¿Estaría bien convivir con eso? Les garantizo que no. Y si sobrevivimos, fue justamente porque les tocó a los pocos que llegaron aquí a Telos, la reconstrucción de nuestras almas, y como agradecimiento, la enseñanza y evolución de otras almas, que hoy se encuentran encarnadas en el planeta.
No piensen ustedes que, porque sobrevivimos, fuimos de alguna manera privilegiados. Yo diría que éramos las almas que se metieron menos que los demás en el lodo, y pudimos ver a tiempo lo que pasaba. Pero éramos un pueblo. Éramos un continente. Y sabemos que de alguna manera pudimos haber evitado todo eso., que contribuimos, sí, todos; unos en menor medida, otros en mayor medida, a todo lo que pasó. De la misma forma, Galatril habla de la Atlántida, exactamente el mismo proceso.
Entonces, hagamos un paralelo aquí. Lo que ustedes están experimentando hoy, lo experimentamos hace mucho tiempo: la separación de la Fuente, la búsqueda del poder, la desigualdad, la falta de Amor. Lo vivimos todo. Caímos, pero nos levantamos, y hoy estamos aquí como prueba viviente de que es posible la recuperación, de que es posible la elevación.
¿En qué punto está la humanidad ahora? En el camino de la elevación. En el camino de la ascensión. ¿Todos ascenderán? ¡No! Muchos quedarán sumergidos, hundidos en la Tercera Dimensión; en los placeres efímeros, en los vicios, en el poder, en los intentos de superioridad, para encontrarse el principal, el que nada lo derriba. Entonces estos se hundirán, como nosotros hundimos. No permanecerán en el planeta. La palabra “hundirse” aquí es, metafóricamente, hablando.
Los que hoy buscan el regreso a casa, que muchos no consiguen entender lo que es el regreso a casa. El regreso a casa es el regreso a la Fuente, el regreso al Amor, el regreso a vivir dentro de los principios de la Luz. Muchos están eligiendo tomar este camino, muchos están marchando, muchos están deseando, muchos están haciendo por dónde seguir este camino. Y para estos existe una inmensa posibilidad de que asciendan junto con Gaia.
Los que siguen cerrando los ojos, mirándose sólo a sí mismos, viviendo con egoísmo, a vivir la violencia, a vivir todo este lodo en que se ha convertido la humanidad, lamentablemente no ascenderán. Muchos pueden preguntarse: “Pero si lo quieren, ¿lo conseguirán?”. Todo dependerá de la marcha de cada alma. No puedo generalizar aquí. Hay quienes sólo están sumergidos por las piernas en este gran limo. Luego pueden sentarse en el borde y salir cuando quieran, y comenzar el viaje. ¿Tendrán éxito? Dependerá del compromiso y la fuerza de cada uno.
Hay quienes están metidos allí hasta el cuello, pero aún tienen brazos fuertes para salir del lodo. ¿Será fácil? No, no lo será, porque esta baba es pegajosa, tira hacia abajo; pero si tienen mucha fuerza en los brazos y mucha voluntad, lograrán salir. Aún tienen chance. Ahora, Hay los que están hundidos hasta…, ya no tienen puesto en el cuerpo, el cuerpo está ahí dentro y bien hundido. Diría que ni siquiera pueden ver la superficie, están tan inmersos en esta podredumbre que ya no pueden ver la Luz, viven lo que está allí, hundiéndose más y más profundo. Estos no tendrán ninguna posibilidad.
Así que hermanos míos, lo que elige cada uno de ustedes: Permanecer en este limo y seguir viviendo los placeres que tienen hoy y tal vez en el futuro, no sé qué tan lejos, ustedes despierten y decidan ascender donde estén. O es el momento de dar un gran empujón y tratar de sacar la cabeza, y tratar de salir de este lodazal. ¿Aún hay tiempo? Siempre habrá tiempo. Gaia aún no ha ascendido. No puedo garantizar que llegarás allí, pero tu alma ya estará en camino y probablemente ascenderá muy pronto. Nada se desperdicia.
Lo que Galatril pone aquí en este capítulo es un pedido de perdón muy grande, en que se coloca como un gran instructor, como nosotros aquí en Telos, para enseñarles lo que no deben hacer, lo que no deben repetir. Pero en todo lo que he dicho aquí, sólo hay un punto que no se puede olvidar: No puede haber juicio. ¿Qué estarán juzgando? ¿A quién estarán juzgando? ¿Y qué has hecho todo este tiempo en la Tercera Dimensión, alguien te juzgará en el futuro? Todo lo que han hecho contra el planeta, contra ustedes mismos, contra los animales, ¿quién los juzgará?
Así que olviden el juicio, el momento es para la unión. El momento es para el perdón. Y el momento es para la elevación. Para quien quiere ascender, hay que desnudarse de todo lo que hay en su alma, y es a través del perdón que se logra despejar el camino. En ningún momento, en ninguna situación, juzguen al otro. Nadie puede juzgar a nadie. Incluso Dios Padre/Madre no hace eso. Todos cosechan lo que siembran. No hay juicio. Los que infringen las Leyes Universales, sí, podrán ser juzgados en nombre de un pueblo, de una civilización. Pero bajo las Leyes Universales que fueron creadas para mantener el equilibrio del universo; no un simple juicio que se hace al otro.
Abran sus corazones para Telos, abran sus corazones para Posid. Ambas y muchas otras ciudades intraterrenas están abiertas, de corazón abierto, para recibir a cada uno de ustedes y para mostrarles lo que no hacer y lo que deben hacer para su propia ascensión.
Traducción: Ingrid Elena Sánchez Schnoor Nunes
Revisión: Regiani Maria Bugalho