Queridos hermanos y hermanas ¡YO SOY ADAMA!

Hoy voy a comentar el capítulo 13 del libro III de Telos.

El enfoque de este capítulo es el Rayo de Iluminación. ¿Qué es este rayo? Como su nombre lo indica, es el rayo que trae la sabiduría, la conciencia, la verdad, todo lo que está dentro de cada uno de ustedes,  debido a su separación de la Fuente han olvidado y han sido inducidos a olvidar.

Muchas personas no comprenden muy bien el concepto del rayo. Cada rayo tiene una característica, una función. Y cuando se crean las almas, se crean en el rayo elegido por el Maestro de esa alma. Así que es como si cada Maestro seleccione las almas que estarán bajo su tutela, bajo su guía. Así que el Maestro es de la alma, no del fractal.

Muchos de ustedes creéis erróneamente que estáis en un rayo diferente con cada encarnación. Esto es completamente ilógico. El Maestro es el maestro del alma. Así que en cualquier tiempo, en cualquier momento que cualquier fractal encarne, el Maestro será el mismo y no cambiará.

Cada alma tiene una función; o viene sólo a popular, para aumentar una civilización, pero incluso éstas tienen su sabiduría; incluso éstas vienen preparadas sólo para la organización, el mantenimiento del equilibrio de toda una civilización, de todo un grupo, de toda una ciudad. Ningún alma es creada sin propósito. Todas tienen un propósito.

Y cada alma sigue inicialmente las funciones de su propio rayo. Pero con el tiempo, las almas pueden experimentar momentos en otros rayos. Pero lo principal no cambia, siempre será lo mismo. Así que cuando un alma tiene más de un maestro, comienza a caminar en cada rayo de cada maestro, cumpliendo así misiones y acciones decisivas en cada rayo. Pero el Maestro original no cambia, siempre será el mismo.

Así que dejémonos de creencias tontas e infantiles de que cada vez que naces, naces en un rayo diferente. Todo esto es puesto, aplicado, expandido, para confundir la mente de todos y cada uno de ustedes. Sólo hay un maestro de su alma. Sin embargo, como he dicho, en ciertas situaciones puedes moverte con otros maestros, porque es lo que se necesita en ese momento.

Por eso, en un momento determinado de la historia, podéis tener más de un maestro. Ahora bien, “¿tengo que preocuparme por eso? ¿Tengo que mirar qué características tengo de este rayo o de aquel rayo?”. Yo diría que esa no debería ser tu preocupación, sino la de los propios maestros. Si están contigo, tienes una misión con ellos y tienes que cumplir cada una de ellas. No depende de ti definir lo que será y lo que no será.

Las decisiones son tuyas, pero las misiones las determinan tus maestros. Por supuesto, tienes la voluntad e incluso puedes aceptar misiones de tu propia creación. Si los maestros están de acuerdo en que será bueno para ti y para él Todo, tu misión se acoplará a todas las demás. Pero si los maestros se dan cuenta de que no será bueno para ti ni para él Todo, ciertas cosas te impedirán cumplir la misión,

Y ahí es donde muchos de ustedes pasáis una eternidad insistiendo en algo que no os beneficiará. Algunos os pasáis la vida persiguiendo algo que no tiene nada que ver con su alma, desperdiciando una enorme cantidad de tiempo evolutivo. Pero, ¿por qué ocurre esto? Por el orgullo. Ese orgullo de… “No, yo puedo hacerlo. Necesito demostrar que puedo hacerlo”.

Todo a lo largo del camino muestra que no estás destinado a seguir ese camino, pero insistes en él por orgullo, por querer ser superior, por querer demostrar que puedes hacerlo. Eres tú quien toma las decisiones. Y en este caso sólo te perjudicas a ti mismo, porque no escuchas a tu corazón, sólo escuchas a tu mente.

El Rayo de Iluminación, como su nombre indica, ilumina tus pensamientos, tus ideas y aporta sabiduría. Yo diría que cada uno de ustedes debería conectarse a un rayo como éste de vez en cuando. No, no es para hacerlo todos los días, es…O Aprende y comprende: Todo esto es muy poderoso. Como ya he dicho aquí y Sananda ha repetido tantas veces, escucha a tu corazón. Pregúntale a tu corazón: “¿Es hora de que me conecte con este rayo? ¿Es hora de usar la sabiduría de este rayo?”.

Ahora escucha al corazón, no a la mente. Porque la mente siempre dirá: “Por supuesto, siempre estás preparado, eres fuerte, capaz, puedes”. Y te llenas de energías que luego desordenan tu camino y tu mente. Aprende a dosificar tus energías. Aprende a escuchar a tu corazón. Él sabe cuál es el momento adecuado para cada cosa.

Yo diría que la pregunta nunca debería ser sí o no; “¿Debería hacer esto o no?”. Lánzala al universo. El corazón encontrará la manera de darte una respuesta. Sólo tienes que estar atento. Siempre te limitas al sí o al no. Lo cual es muy complejo, porque a la mente le encanta engañarte. Así que le preguntas a tu corazón: “¿Debo hacerlo o no?”. Y rápidamente viene un sí, rápidamente viene un no. ¿Y quién responde? No es el corazón, es la mente.

¿Qué hará el corazón? Te mostrará ciertos puntos que aún no has visto para apoyarte en tu decisión. Eso es lo que hace el corazón, para que mañana no tengas dudas. “Ayer dije que no, ¡pero algo me dice que debo hacerlo!”. Sigues teniendo dudas. Así que el corazón te mostrará todos los puntos opuestos si la respuesta debe ser no, o todos los puntos positivos si la respuesta debe ser sí. Y dentro de tu mente serás capaz de entender y tomar la decisión correcta.

Así es como funcionan las cosas. Ni con un simple no, ni con un simple sí. Respuestas rápidas de sí o no, no es el corazón, es la mente. A menos que estés conectado con el Yo Superior. Puede decir si o no inmediatamente. Pero si es sólo una conversación con el corazón, la petición debe ser siempre: “enseñado, ¿qué debo hacer al respecto?”. Eso es todo.

Espera las respuestas porque tu corazón te las mostrará y tomarás una decisión irreversible, sin arrepentimientos y sin dudas.

No tiene sentido querer hacerlo todo a la vez. Asume muchas tareas. ¿Qué ocurre? Alguna tarea se olvida. Porque no estabas allí para ello. Has abierto varias puertas y entras por una, luego por otra, y después se te olvida por qué puerta has entrado. Y siempre faltará algo. Aprende a abrir una puerta cada vez. Abrir y cerrar. Otra tarea; abre la puerta; ¿ya está? Ciérrala. Otra tarea; abre la puerta, ciérrala.

Haciendo esto te darás cuenta de que dejarás de olvidar cosas. Tu mente está acelerada porque has aprendido a hacer todo para ahorrar tiempo. ¿Y para qué? ¿Para angustiarte, para enfermar? Porque todo tiene un límite, y tú lo sobrepasas. Aprende a hacer una tarea cada vez. “Oh, pero llevará tanto tiempo”. No importa. Si haces la tarea que tienes entre manos, saldrá perfecta y no tendrás ningún problema. Si vas con prisas, haciendo varias a la vez, el resultado nunca será perfecto, siempre faltará algo.

Así que empieza una tarea y termina. No la dejes para más tarde. Terminala en el momento. Aprende esta forma de vivir y te garantizo que, al final, encontrarás tiempo para hacer algo que no habías planeado hacer. ¿Por qué? Porque no pierdes ese tiempo: “¿Qué estaba haciendo realmente?”. Fíjate cuántos segundos pasas pensando en lo que estabas haciendo y no recuerdas. Y probablemente lo olvidarás, no lo recordarás, y eso es una pérdida de tiempo. Porque esa tarea se quedó ahí, abierta, y no la cerraste.

Así que, hermanos míos, iluminad sus mentes. Usad el Rayo de Iluminación, meditad. Pero recordad siempre: no es todos los días; no es un rayo todos los días. Lo que se enseñó en el capítulo anterior, sí, es sólo una conexión diaria con cada uno de los rayos. Ahora bien, las meditaciones no deben ser diarias. Dedícale algo de tiempo. Deja que tu corazón pregunte. “Tengo ganas de hacerlo hoy”. Pero no hay compromiso. No hay constancia.

Una meditación es un momento de entrega total y de recibir energía. No lo utilices como algo para tener sueño. Entonces te diría que no estás consiguiendo nada, ni el sueño ni el motivo de la meditación. Aprende a estar siempre en calma, poco a poco. Viviendo el momento presente, estando en el momento presente, llegarás mucho más lejos, porque tu mente se calma, el camino se hace más seguro y con menos problemas.

Empieza a hacer este ejercicio. Abre y termina una tarea. No hagas 2, 3, 4, 5 al mismo tiempo. Date cuenta de lo siguiente: La energía que está entrando te está fastidiando, y mucho. Podría decir que hay un huracán interno dentro de cada uno de ustedes. Entonces sumas varias tareas a la vez. ¿Qué ocurre? sus mentes no dan abasto. Empezáis a fallar, a olvidar, a descontrolarse totalmente.

Aprende a calmarte. Detente. Cuando estés muy confuso, para un segundo. Respira hondo. Visualiza que, al inspirar, estás atrayendo luz, y ve cómo esta luz recorre tu cerebro, cada pequeño rincón. Y cuando la sueltas, ves que todo sale al exhalar. Repite esta respiración cinco veces. Y te aseguro que todo se calmará; tu cerebro se calmará. Y entonces podrás empezar una nueva tarea o continuar con la que estabas haciendo.

Pero elige sólo una, siempre una, no varias. Una tarea cada vez. Hay un tiempo para leer, hay un tiempo para escuchar, hay un tiempo para hablar, hay un tiempo para hacer negocios, hay un tiempo para trabajar. Pero hay un tiempo para descansar, hay un tiempo para decir cosas bonitas, hay un tiempo para pensar en cosas bonitas. Y, sobre todo, hay un tiempo para soñar; para soñar con todo lo que es bello, para soñar con lo que quieres.

Déjate llevar por tus sueños. Soñar no está prohibido. Soñar no tiene límites. Y te garantizo que en uno de esos sueños te puedes llevar una sorpresa, porque puedes estar soñando exactamente cuál es el camino de tu alma. Y entonces, para tu sorpresa, tu sueño se hará realidad.

Traducción: Ana Maria Souza

Revisión:  Regiane Maria Bugalho