Queridos hermanos y hermanas del planeta Tierra ¡YO SOY EL ARCÁNGEL RAFAEL!
Estar aquí participando en la Jornada de la Ascensión es algo que siempre trae alegría a nuestros corazones. Saber que podemos contribuir de alguna manera a todo este proceso, que os permite vibrar más alto y estar cada vez más cerca de la Quinta Dimensión.
Estar cerca de un Código de Luz, mirar un Código de Luz, es absorber esta Luz. Es saber que allí hay una fuente de Luz de la más alta dimensión. No es una simple Luz. No es Luz tal y como la conoces. Según el Ser de Luz, es una Luz que viene de muy lejos, de dimensiones muy elevadas. Entonces esta Luz representa la fuerza del ser, representa el amor que emana del ser, y el resultado que ese ser espera con ese Código de Luz.
Mi Código de Luz, como todos saben, siempre tendrá que ver con el equilibrio y la curación. Pero no hay curación, como afirmas saber. La curación en la Tercera Dimensión es muy difícil de lograr. Porque necesitas sublimar todo lo que experimentas y creer fielmente que eres capaz de atraer la sanación.
No, no te prometeré que mi Código de Luz curará tus enfermedades. Porque eso no sería cierto. Lo que sí puedo prometerte es que mi Código de Luz traerá equilibrio a cada cuerpo que se conecte a él. Y el equilibrio es lo que produce milagros.
Un cuerpo en equilibrio es un cuerpo sano. Incluso puede haber algo que no funcione correctamente, pero el equilibrio hace que todo funcione correctamente. En otras palabras, la enfermedad en sí no parece existir. Porque está totalmente en equilibrio.
Donde hay equilibrio, no hay dolor. Donde hay equilibrio, no hay nada que vaya mal. Así que eso es lo que puedo prometer: el equilibrio de los cuerpos. Y cuanto más te conectes a mi Código, mayor será el equilibrio. Ahora, tienes que tener en cuenta algo muy importante: tiene que haber fe; tiene que haber confianza en lo que estás haciendo.
No se trata simplemente de mirar el Código…, “Oh, lo miraré porque conseguiré el equilibrio correcto y estaré bien”. No. Tienes que mirarlo, conectar con él y ser consciente de lo que se está haciendo allí; ser consciente de lo que provocará y de cómo tu cuerpo absorberá la energía que emana de él.
Así que ten fe. Cree que el código es capaz y que tú eres capaz de entrar en equilibrio. Como dices a menudo: es una asociación. Yo os doy un Código que aporta equilibrio, pero ustedes hacéis que el equilibrio se produzca creyendo en el código, percibiendo que vuestros cuerpos entran en equilibrio.
Esto no es difícil, como mucha gente piensa. Solo tenéis que asociaros con nosotros. No basta con mirar y esperar recibir. Recibiréis, pero que el Código actúe o no dependerá del equilibrio que produzcáis. Del equilibrio que produzcas. Para que todo encaje y el problema se resuelva.
Los milagros ocurren. Son reales. Pero ocurren cuando hay una participación total y profunda de la persona implicada. No es la energía, no es el ser el que cura; se cura cuando se cree y cuando se es capaz de absorber todo lo que se transmite.
A muchos les resulta difícil. A otros les resulta imposible. Así que, de este modo, ya has roto todo el proceso, porque ya no crees en él. La dificultad la planteas tú. Así que si existe en tu mente, nada funcionará. Todo es muy sencillo. Todo lo que se necesita es corazón y entrega. Fe y conciencia. Y entonces verás cómo ocurren los milagros.
Todo es posible en el universo, pero tiene que haber creencia. Tienes que producir el elemento necesario para que ocurra el milagro, no nosotros. Mucha gente piensa que los seres, los santos, incluso las personas, hacen que ocurran los milagros. No, es cada uno de ustedes, con vuestro compromiso y vuestra fe.
Como siempre hemos dicho: cada uno elige cómo caminar. Algunos eligen caminar en el aire, volando, sin prestar atención, sin tener un camino, porque en el aire, cualquier punto es un camino. Siempre están en el aire. Nunca tienen atención. Hay quienes a veces están en tierra y a veces volando. Cuando están en el suelo, a veces se conectan, cuando no, están volando. Y están los que, a cada paso, son conscientes, planifican y saben lo que quieren. ¿En cuál de los tres encaja usted?
Y yo diría que solo los que caminan, en el aquí y ahora, siempre presentes, consiguen lo que necesitan. A los demás aún les queda mucho por aprender. Pero no te desanimaré. Sigue intentándolo. Solo tienes que estar presente en todo lo que hagas. Y verás la diferencia.
Créeme. Tienes que estar involucrado en cada una de nuestras acciones. Para que, efectivamente, cada mitad encaje con la otra. Y el proceso tenga efectivamente lugar.
Traducción: Regiani M. Bugalho
Revisión: Ana Maria Souza