¡Queridos hermanos del planeta Tierra! ¡YO SOY EL MORYA!

Cada vez que podemos estar aquí con ustedes, es un momento de celebración. Es un momento de gran alegría. Traer un mensaje, traer orientación, brindar afecto, siempre es importante para cada uno de ustedes.

Observa lo que sucede a tu alrededor. Observa todo. No solo las personas, no solo las noticias. Observa todo: el planeta, el comportamiento de las personas, el comportamiento de tu sociedad, cuántas cosas se están descubriendo, cuántas personas están pagando por sus crímenes, cuántas personas están en guerra, cuántas personas sufren…

Me quedaría aquí, hablando durante mucho tiempo, pidiéndoles que observen su entorno. Pero siempre ten en cuenta que la cantidad de cosas negativas supera con creces la cantidad de cosas positivas, porque estas no les gusta ver. Estas, no comentan, no amplían, no multiplican. En un círculo de conversación, ¿qué surge siempre? Los problemas, la violencia, los errores. Rara vez comentan las victorias, los momentos felices, la familia. ¿Es porque?

Todo estaba muy bien diseñado, planificado y ejecutado, de modo que ustedes fuesen bombardeados, cada minuto, solo con malas noticias. Entonces esto se acabó convirtiendo en un hábito, se acabó convirtiendo en un hábito: de comentar solamente cosas negativas. Muchos me dirán ahora: “No, pero ya no escucho nada. ¿Estoy alejado de todo? ¿Será? ¿Es posible que cuando conoces a alguien, un amigo o incluso un familiar, lo único que dice son exactamente estas cosas?

Entonces yo diría que nadie es inmune. No tiene sentido apagar tus dispositivos y aislarte del mundo, porque afuera las cosas siguen sucediendo. Y llegará el momento en que llamarán a tu puerta, incluso si eliges meterte en un hoyo. Puede ser que un día llueva mucho y ese hueco se llene, y empiecen a aparecer problemas.

Entonces no es aislándose, no es simplemente pensando que distanciarse es la mejor medicina, que podrán tener paz en su corazón. Porque la paz en el corazón se conquista, se aprende. Por eso es mejor ser el que se expone, el que escucha todo, y escucha con el corazón, comprendiendo a cada hermano, comprendiendo cada momento, sin críticas, sin revueltas; aprendiendo a aceptarlo todo con gratitud, incluso las cosas muy malas, que alguien que se aísla de todo y no se permite experimentar nada de ello.

Y el día que llegue algo malo, ¿estará preparado? Oh, ¡les garantizo que no! ¡Cómo no entrenó, simplemente! ¡Se alijó!! ¡Es fácil! Es fácil alejarse de los problemas de los demás. ¿Pero se gana experiencia? No, no se gana. Entonces, hermanos míos, hay que estar allí, en el campo de batalla, para aprender a luchar. Nadie aprende a pelear detrás de un escritorio. Nadie aprende a pelear sobre el papel. Se aprende a luchar en medio de la batalla.

Entonces no es alejándote, no es pensando que eres mejor que los demás, porque no te involucras en nada, que estarás evolucionando. Estoy de acuerdo en que, por un lado, te mantienes en equilibrio. ¡Estoy de acuerdo!, pero, por otro lado, no estás en medio de la batalla, no estás en la lucha. Y el día que ella llegue a tu puerta… porque,! Ah, ese día llegará!, ¡no sabrás qué hacer, porque nunca peleaste; te alejaste; tú no quieres saber nada; te alejaste de todo!

El mundo está explotando afuera y tú estás dentro de tu cúpula. Pero te garantizo que tu cúpula se romperá, y cuando llegue la avalancha, vendrá con toda su fuerza, y no sabrás cómo comportarte dentro de la avalancha. ¡Entonces, como siempre dice Miguel: el equilibrio lo es todo! No es por eso que te esconderás en las sombras, porque necesitas estar en medio de la batalla. ¡No es eso! Pero hay que sentir, escuchar, analizar cada punto. Y empieza a entender cómo reaccionas ante cada situación.

Exponerse a situaciones significa aprender, saber cómo comportarse de la próxima vez. Es tener la oportunidad de comprobar: “¿Cómo voy a reaccionar ante una situación como esta?” ¡Es eso! Dejar que las situaciones te lleguen, y entonces te detienes y piensas: “¿Cómo estoy reaccionando? Mmm, no estoy reaccionando bien, necesito mejorar. Oh no, estoy reaccionando bien. Genial, estoy mejorando”. Pero miraste la situación. Lo recibiste en la cara y supiste afrontarlo o no, pero estás aprendiendo.

Ahora no se trata de ponerse en una cúpula y pensar que eres mejor que los demás. ¡Y creer que meterte dentro de una cúpula es el camino. ! No, no lo es!, porque mañana, cuando tu cúpula se rompa, ¡no sabrás qué hacer, porque nunca quisiste mirar nada directamente a la cara. Te alejaste de todo. No quieres saberlo, porque esto no es bueno para ti. Si no es bueno para ti, ¿No habrá, ahí, un punto para un cambio?

¡Entonces mis hermanos, ! Equilibrio! Ni tanto allá, ni tanto aquí. ¡Dejen que las cosas vengan! Obsérvese cómo reaccionan. Ahí está un gran aprendizaje. Esto es estar en medio de la batalla. No se trata de sentarse y simplemente mirar. Esto no evoluciona, esto no hace que nadie aprenda. “Ah, pero esto me mantiene en equilibrio”. Ya les dije que estoy de acuerdo con eso, pero en el futuro llegará un momento en que esa batalla te alcanzará, ¿y entonces qué harás? Nunca has peleado, no conoces los trucos y estrategias de la batalla, porque nunca has entrado en ella. ¿Y entonces qué harás?

Respondo: Serás devorado por la batalla, y entonces te arrepentirás mucho de haber sido el que se aisló de todo, el que no quiso saber de nada, solo para mantenerse en equilibrio. ¿Qué pasa con el aprendizaje y cómo afrontarlo todo? Les digo, mis hermanos, todo llegará. Cada uno de ustedes enfrentará muchos desafíos todavía. Y es ahí, en medio de la batalla, donde aprendes a simplemente mirar los desafíos y ser gratos por ellos, porque ustedes están aprendiendo a mirar todo con Amor.

Para las cosas más feas, más horrendas, seguirán mirando con amor. ¿Es porque? Porque aprendieron, porque vieron tanto y aprendieron tanto, que ya no les importará. Ya no se verán afectados por esas cosas. Mirarán con gratitud y con la certeza, siempre, de que cada uno está donde debe estar, viviendo lo que eligió vivir.

¡Equilibrio!, esta es la gran palabra. No se metan con las sombras, pero tampoco se aíslen en un agujero. Hay que estar en medio de la batalla, aprender sus trucos, aprender a comportarse ante todo lo que aparece.

Aislarse me parece un poco de miedo a vivir lo que hay que vivir. Pensar en ¿Qué sentimiento tienes cuando te aíslas de todo? ¿Realmente se debe a tu equilibrio o al miedo a experimentar eso? Piénsalo bien.

Traducción: Ingrid Elena Schnnor

Revisión: Regiani Maria Bugalho