¡Queridos hijos de mi vientre! ¡YO SOY GAIA!
Muchos se preguntan, ¿qué le está pasando al planeta? Muchos piensan que estoy castigando a los que tanto amo. No vengo aquí a justificarme, ni a disculparme, ni a perdonar lo que está ocurriendo en mi superficie.
El proceso de ascensión a un planeta no es fácil. Mira el tamaño de mi cuerpo. Eres extremadamente pequeño a mis ojos. Proporcionalmente, cualquier cosa que me ocurra te afecta mucho, porque no hay forma de que sea diferente debido a mi tamaño.
Ojalá pudiera hacer este viaje de ascensión sin tener que mover un solo grano de arena. Ojalá no tuviera que transmutar energías colocadas en mi cuerpo que son totalmente negativas. Ojalá no tuviera que sentir el dolor de las quemaduras en mi piel o el envenenamiento de mi agua. Ojalá no tuviera que sentir el mal olor que se libera en mi aire. Ojalá los seres que tanto amo me cuidaran como yo cuido de ellos.
Sí, cuido de todos y cada uno de ustedes. Os doy alimento, os doy agua, os doy aire. Todo lo creado está totalmente adaptado a ti. Pero lo que habéis hecho en mi superficie y en mis entrañas ha dañado mucho todo el equilibrio que tenía. No estoy reprendiendo a nadie. No estoy haciendo daño a nadie.
Cada acción que realizas genera una reacción, y son estas las que traen dolor y todo lo malo, como tú dices. Yo no he hecho nada. Sí, necesito transmutar la energía negativa que has depositado en mis entrañas. Transmutar las energías de las guerras. Transmutar las energías de las matanzas y sacrificios que se han hecho en mi cuerpo. Cuando transmuto estas energías, gano fuerza para mi ascensión. No puedo ascender sin transmutarlas.
No hay vuelta atrás en este proceso. No hay forma de detenerlo. No hay ninguna sustancia, ningún antídoto, que detenga mi ascensión, porque ha sido determinada por Dios Padre/Madre. Y cada uno de ustedes participará directa o indirectamente en este proceso según sus propias elecciones. Amo a cada par de pies que camina sobre mi cuerpo, a cada ser humano que pisa mi piel.
Muchos no lo creen, pero yo conozco la energía de todos. Sé lo que pensáis, sé lo que sentís, porque todos sois hijos de mi vientre. Tenéis todos los elementos que yo tengo, por eso estáis tan bien adaptados al planeta, de lo contrario la raza humana ya habría colapsado porque el alimento no sería adecuado para ella.
Encontrasteis muchas otras formas de alimentaros y hoy soportáis las consecuencias. Ustedes envenenan los vegetales perfectos que he creado para que no se pudran, para que duren más o para que crezcan más rápido en sus cosechas. Todo esto tiene consecuencias para sus cuerpos, porque no fueron los alimentos que Yo creé.
Es como si cada alimento contuviera una cerradura, y sus cuerpos tuvieran la llave. Y cuando se encienden, toda la energía de ese alimento puro pasa a sus cuerpos, aportando equilibrio y salud. Las cerraduras han cambiado. Sus llaves ya no encajan en ellas. Es como si te hubieras comido el alimento y no le hubiera hecho nada a tu cuerpo; salió por donde entró. ¿Dónde está el equilibrio y la salud? No lo hay. Os estáis envenenando cada vez más.
Así que, hijos de mi vientre, no me culpéis de nada. Tú lo has cambiado todo. Hacéis de todo para facilitar siempre las cosas, dentro de vuestra concepción, sin importar si la facilidad traerá más desequilibrios y más enfermedades. Desgraciadamente, esto es lo que tienes hoy.
Pero todo esto está cambiando. Cuando ascienda, mi cuerpo sólo producirá alimentos puros, ya no contaminados, ya no modificados, y todo tendrá el tiempo adecuado para crecer, brotar, florecer y dar fruto, sin prisas, sin modificaciones.
Por desgracia, tengo que decirte que nada de lo que comes o bebes hoy es puro. A menos que obtengas el agua de un manantial en la naturaleza. Y comas alimentos de lugares no habitados por el hombre, alimentos que simplemente procedan de la energía de la Tierra, plantados de forma natural. Estos los podéis comer a gusto, porque contienen mi energía de Luz y amor.
Créanme, hijos míos, me duele en el corazón, tener que transmutar tanto, pero es necesario. Y así será hasta el final, cuando esté efectivamente al 100% en la Quinta Dimensión. Aquellos que se preparan para seguirme, o que ya me siguen, llegarán conmigo. Los demás, desgraciadamente, no permanecerán en el planeta, por lo que la Tercera Dimensión de este planeta solamente quedará como un recuerdo, como un mal recuerdo, de una época en la que se crearon todos los desequilibrios, se emanaron todos esos malos sentimientos, pero gracias al amor de Dios Padre/Madre, y a las súplicas de muchos, conseguimos ascender. Y así será.
Ahora este planeta seguirá ascendiendo cada vez más, porque solo permanecerán en su superficie aquellos que efectivamente amen incondicionalmente el suelo que pisan.
Traducción: Regiani Maria Bugalho
Revisión: Ana Maria Souza
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