¡Queridos hermanos del planeta Tierra! ¡SOY HILARION!
Cada día, un nuevo comportamiento, nuevas experiencias. El mundo no está parado, hermanos míos. Todo está sucediendo rápidamente. Y si se detienen a observar, verán que los movimientos son intensos.
Miren a su alrededor. No necesitan ir muy lejos. Observen a aquellos que conviven cerca de ustedes. ¿No ha cambiado nada en ellos? No estoy cuestionando si el cambio ha sido para mejor o para peor. Solo les pregunto si ha habido algún cambio. Y estoy seguro de que responderán que sí.
Todos están siendo alterados. Sus cuerpos están siendo alterados. Sus cuerpos sutiles están siendo alterados. Nada en este planeta es lo que era antes. Todos los puntos del planeta están siendo modificados, limpiados, elevados, preparados. Es importante que cada uno de ustedes abra su corazón y se permita percibir lo que hay a su alrededor.
Para aquellos que tienen plantas en casa, tómense un momento. No mucho. Un pequeño momento. Unos minutos. Siéntense y simplemente digan: «Me conecto con cada planta que está aquí». Permanezcan en la Presencia Divina y esperen. Puede que se lleven una sorpresa; y nada será su mente hablando.
Aprendan de una vez por todas. Si están conectados con la Presencia Divina, la mente está en silencio, porque la propia Presencia protege su mente de pensamientos que no sean los que están viviendo en ese momento. Entonces, confíen en lo que oigan, sientan o perciban.
Emanen amor por sus plantas. Existe un reino que cuida de cada vegetal: el Reino Dévico. Y cuanto más amor emanen, derrochen, a sus plantas, más les retribuirá con belleza, con firmeza, haciéndoles cada vez más integrados con ellas.
Muchas cosas trajeron los antiguos; sus abuelos, bisabuelos, y muchos de ustedes se reían. Pensaban que, por ser viejos, se estaban quedando obsoletos, pero ellos conocían la sabiduría de las hierbas, de cada planta. Los tés que se preparaban y que daban resultado no eran experimentos que hacían sus abuelos. Ellos ya recibían esa información. No conscientemente, sino inconscientemente, sabían lo que debían hacer.
Pero el mundo se alejó de eso. Hoy, ustedes están siguiendo el camino que seguían sus abuelos, mirando a las plantas con amor, con respeto. Cada planta, cada flor, cada árbol tiene su papel. «Ah, pero están en macetas, no están en la naturaleza». Entiendan: todos ustedes viven en el mismo planeta. Es una sola casa.
La energía que emana una planta en una maceta reverbera en todo el planeta. Allí hay Luz, hay vida, si no, no crecería, no brotaría, no daría frutos. Ella está en la tierra; o dondequiera que esté, no importa. Ella está cumpliendo el papel para el que fue creada. Ella es parte de la unidad de todas las plantas.
Yo les diría que el tiempo es pura magia. Les corresponde a ustedes vivir y creer en los cuentos infantiles; en esos cuentos que traían a los elementales, todo el reino del bosque, y ustedes los encontraban hermosos, ¿por qué eran cuentos? Pero todo ese reino existe. Entonces vuelvan a ser niños. Reencuentren este reino.
Vivan la magia. Pero la magia del Amor, la magia de la Luz. No la magia del poder, del dominio, de la imposición. No. Solo la magia del Amor y de la Luz. ¡Ah, hermanos míos! Si cada uno de ustedes pudiera ver su mundo con los ojos de la Quinta Dimensión, se quedarían tan perplejos, tan sorprendidos, con la cantidad de seres que existen, o mejor dicho, que coexisten con ustedes en este momento.
Solo que, para su protección, están en otra dimensión. Pero están ahí. Y el velo que los separa de ustedes es muy fino, porque ustedes están evolucionando. Y cuanto más crean, cuanto más dejen actuar a la magia, más podrán verlos; más podrán conectarse con ellos.
Pero para todo esto, es necesario que el corazón esté lleno, inmenso, de Amor. Solo Amor. Cuando hablo solo de Amor, muchos preguntan: «¿Y los otros sentimientos?». Hermanos míos, el Amor abarca muchos sentimientos: alegría, armonía, paz, muchos. No cierren sus pensamientos, al contrario, expándanlos; el Amor y la Luz abarcan todos los sentimientos que son positivos, todos. Cualquier otro sentimiento que no esté dentro de este grupo, esos sí son sentimientos malos, que deben evitar.
Y solo un recordatorio: vivan intensamente ese amor. Habrá momentos en los que emanarán sentimientos feos, porque aún no han aprendido a no recibir lo que viene de fuera; la carga negativa que viene de fuera. La reciben y la devuelven. Reaccionan con la misma intensidad y, a veces, incluso con mayor intensidad.
Así que aprendamos esta lección. No devuelvan. No respondan. No contesten. No devuelvan. Al recibir, respiren profundamente. Y esto les permitirá protegerse de esa energía, invocando inmediatamente a la Presencia Divina. Esa energía les golpeó, pero no se quedará. Esta es una lección que deben aprender rápidamente.
Porque serán como imanes, atrayendo muchas cosas malas. Porque se volverán cada vez más iluminados, más visibles. Y cuanto más iluminados, más visibles, más se les ve. Y su luz molesta. ¡Ah! Molesta mucho. Y aquellos que se sienten molestos atacan. Así que aprendan esta lección.
De hecho, hoy he dejado muchas lecciones aquí. Vivan la magia. Vivan el amor. Y estén siempre en la Presencia Divina.
Para el Código de Luz de hoy, les dejo las siguientes frases:
«Soy un ser poderoso.
Pero necesito conocer este poder.
Necesito aprender a usar este poder.
Estoy caminando en esta dirección».
Después de estas frases, digan la siguiente palabra:
¡Magicoaterum! ¡Magicoaterum! ¡Magicoaterum!
Abran sus corazones, hermanos míos. No hay límites para nada. Rompan sus cajitas. Rompan sus creencias. Y verán el mundo que les rodea.
Traducción: Manuel Vargas
Revisión: Regiani Maria Bugalho


