Entonces, ahora, comencemos nuestra meditación.
Todos con la tabla delante. Pueden colocar la tabla delante, sobre la mesa o sobre sus rodillas, como prefieran, y poner las manos, primero en forma de oración.
Abran las manos, por encima de la tabla, y sientan cómo gira el planeta entre sus manos. Este hermoso planeta azul que, en este momento, se mueve, girando entre las manos de cada uno de ustedes.
Repitan conmigo:
Envío, amor y luz al planeta Tierra.
Envío Amor y Luz al Planeta Tierra.
Envío Amor y Luz al Planeta Tierra.
Sientan la energía saliendo de sus manos y penetrando el cuerpo del planeta.
Imaginen en este momento que el planeta es una gran bola de luz azul cristalina. Creen el planeta en el azul más claro y él está girando como una gran bola de cristal.
En este momento, clavo mi espada, de arriba abajo, en el centro del planeta.
Él sigue girando y mi espada ilumina todo el interior del planeta. La luz azul de mi espada supera la luz cristalina del planeta, haciendo que este se vuelva más azulado, de un azul brillante.
Mi espada, en ese momento, llena el planeta de Amor y Luz, y todo el resplandor que emana a través del planeta penetra en vuestros cuerpos, llenándolos de Amor y Luz.
Repitan conmigo:
Soy uno con el planeta Tierra.
Soy uno con el planeta Tierra.
Soy uno con el planeta Tierra.
En este momento, toda esta Luz que está siendo emanada por mi espada se concentra en el centro del planeta y ustedes comienzan a emanar la Luz Azul, que se ha apoderado de sus cuerpos.
Entonces, ahora están emanando la Luz Azul.
En este momento, retiro mi espada del planeta y él vuelve a ser el planeta azul que siempre ha sido.
De las manos de cada uno de ustedes sigue saliendo la energía azul.
En ese momento, el planeta comienza a disiparse entre sus manos y ustedes colocan las manos sobre la Tabla, para detener el envío de energía, pero la misión de hoy se ha cumplido, Gaia ha recibido todo el Amor y toda la Luz de cada uno de ustedes, estén seguros de ello.
Dejo a cada uno, en este momento, con el corazón lleno de Luz, como una bola de Luz iluminada, que envuelve los corazones de todos ustedes.
Envuelvan el Corazón Espiritual, en el centro del pecho.
Que cada uno de ustedes se quede con esta bola, alimentando la Luz en su Templo Interno, aumentando aún más el poder de su Presencia Divina.
Gracias, hermanos, por este encuentro de hoy, muchas gracias.
Traducción: Regiani Maria Bugalho
Revisión: Ana Maria Souza


 
															
 
															 
								