Queridos hermanos, una vez más nos reunimos aquí hoy.
Es hermoso ver el pequeño corazón de cada uno de ustedes brillando con tanta alegría, con tanta dedicación. Tengan la certeza, hermanos míos, de que todo lo que están haciendo por el planeta está repercutiendo en muchos hermanos y, sobre todo, en el propio planeta también.
Hagan siempre este movimiento. Que cada uno de ustedes haga su parte. No importa quién esté, no importa quién se vaya. Miren siempre hacia su propio camino, miren hacia adelante, para que su Luz ilumine su camino. Cuanta más Luz emanéis, más iluminado estará vuestro camino y podréis ver lejos, muy lejos, no solo lo que está justo delante de ustedes. Ahora bien, si miráis hacia los lados, la Luz no ilumina vuestro camino y, al dar el siguiente paso, podéis tropezar. Por lo tanto, mirad siempre hacia delante, para que la Luz de vuestros corazones ilumine el camino.
No se preocupen ni se inquieten por lo que ocurre ahí fuera.
Muchos hermanos han tomado otras decisiones, muchos hermanos no quieren pasar por el cuerpo físico. Por lo tanto, se respetan las decisiones. No se preocupen, no sientan pena ni lástima, porque cada uno ha elegido su camino.
Entonces, miren solo su propio camino. Esto se repetirá muchas veces, porque muchos siguen mirando a los lados, preocupados por el camino de los demás.
Cada alma tiene un camino, cada alma ha hecho una elección y no será tu atención lo que cambie esta elección, solo la propia alma puede tomar un nuevo camino, si su Yo Superior lo permite. No hay nada que puedas hacer, porque la elección es del otro, es de la otra alma.
Entonces, preocúpense solo por sus propios caminos y carguen con aquellos que necesitan ser cargados, aquellos que no tienen conciencia, aquellos que aún no toman decisiones por sí mismos. Los demás, que cada uno siga lo que su alma ha determinado, lo que su alma ha definido.
Llenad vuestros corazones de Amor y Luz, sed Amor y sed Luz, y todo avanzará hacia la Luz, hacia la evolución.
Vamos a comenzar ahora nuestra meditación.
Tengan delante la tabla, ya sea sobre la mesa o en el regazo, como prefieran.
Coloca las manos en forma de oración delante del pecho.
Abran las manos y colóquenlas en dirección a la tabla, visualizando el planeta girando entre sus manos.
Cada uno emanará la energía que haya activado o su propia energía, sin desgaste, sin ningún tipo de afectación a su cuerpo. Todo está siendo monitoreado y equilibrado por Gaia.
Entonces, miren el planeta girando, delante de ustedes. Sientan la energía del planeta en sus manos.
En este momento, del corazón de cada uno sale un haz de Luz, un haz fuerte y poderoso, que va iluminando el planeta a medida que gira.
Cada uno de ustedes está contribuyendo a esta Luz, alrededor del planeta. No, no son pocos. Recuerden, todo se eleva al cuadrado, la potencia de Luz que se está emanando. Si hay 10 emanando, la potencia será de 100, si hay 1.000, la potencia será de 1 millón. Así que no se preocupen por eso, solo llenen sus corazones de Luz e iluminen el planeta.
Ahora, repitan conmigo:
«Amo el planeta Tierra.
Amo a todos mis hermanos.
Yo amo cada animal que está sobre este planeta.
Amo a todos los animales que viven en los océanos, los lagos y los ríos.
Amo a cada animal que vuela por los cielos.
Amo cada montaña, cada colina, cada desfiladero.
Amo todos los árboles, todas las flores, todas las plantas.
Amo todo el planeta.
Mi corazón se llena de amor cada vez que pienso en la casa donde vivo, en este hermoso planeta. Es mi hogar. De él obtengo mi alimento, mi sustento y mantengo mi vida.
Lleno mi corazón de Amor y emano todo este Amor al Planeta Tierra.
Lleno todo el espacio alrededor del planeta con Luz, la Luz que sale de mi corazón, y junto con todos mis hermanos cubrimos el planeta con Luz, con Amor.
Todos somos uno. Gaia y yo somos uno. Yo y cada ser de este planeta somos uno.
Que todos los Elementales estén reunidos en este momento, iluminando el suelo de Gaia y haciendo nacer hermosas flores, flores exuberantes, creadas por el Amor de cada uno de los que están aquí, en este momento.
Dejen que llegue a sus mentes una hermosa rosa, no importa el color, no importa el tamaño. Llegará a sus mentes. Es el resultado del Amor que emana cada uno de ustedes.
Y en el suelo del planeta, muchas rosas nacerán, y cada una contaminará todo el espacio con más Amor.
Reciban esta rosa que Gaia les ofrece a cada uno. No es necesario ver la rosa, solo acéptenla y abran su mente para recibir una imagen, cualquiera que sea, de una hermosa rosa.
Sigan emanando Amor y Luz, hermanos míos, ustedes tienen este poder y nadie se lo puede quitar, ningún ser es capaz de quitarles este poder.
Sed Luz, sed Amor.
En este momento, imaginen que los continentes de Gaia están todos florecidos, con muchas rosas, y que cada rosa representa el Amor que ustedes emanan, y llega al corazón de cada hermano, tocando los corazones y llevando todo el Amor que ustedes emanan.
Gracias, hermanos, por este momento.
Tengan por seguro que están haciendo mucho por todos en este planeta.
En este momento, el planeta comienza a disiparse entre sus manos.
Pongan sus manos abiertas sobre la Tabla para finalizar el envío de Luz y tengan la certeza de que cada uno recibió una rosa, puede que no la hayan visto, puede que no la hayan sentido, pero la recibieron. Es la recompensa de Gaia por todo el Amor emanado por cada uno de ustedes.
Guarden esta rosa en sus corazones y mentes, y cada vez que necesiten un poco más de fuerza, recuérdenla.
Estará plantada en el planeta, no estará suelta en tu corazón ni en tu mente. Está plantada en el planeta y, cada vez que la recuerdes, la verás y ella iluminará tu camino, tenlo por seguro.
Gracias, hermanos míos, gracias a cada uno de los que han estado aquí, gracias.
Traducción: Regiani Maria Bugalho
Revisión: Ana Maria Souza


 
															
 
															 
								