Mis queridos hermanos, es con gran alegría que una vez más nos reunimos aquí hoy. Es necesario que en cada momento, ante cada obstáculo, se mantengan presentes, emanen Luz hacia cualquier cosa, y simplemente se relajen, dejen que la Luz actúe y trabaje sobre cualquier problema.
No den rienda suelta al nerviosismo, la ansiedad, el enfado, la ira. Es necesario que emanen sentimientos positivos y confianza total en la Luz. Entonces, pueden ocurrir muchas interrupciones y distracciones, pero lo que hay que hacer es confiar en que la Luz siempre vence y que nada, nada nos impedirá hacer lo que estamos haciendo aquí ahora.
Así que les pido a todos que, en este momento, se sienten cómodamente y respiren profundamente varias veces. Cojan su tabla delante de ustedes o en su regazo, como prefieran.
Vamos a empezar con las manos en forma de oración y abriéndose sobre el mandala, de manera que contengan entre ellas el planeta Tierra.
Sienten el planeta girando entre sus manos y visualicen todo el planeta.
En este momento estoy sobre el planeta, por encima del planeta.
Y de mis manos salen rayos de Luz amarillos, que iluminan todo el planeta. Estos rayos no se dispersan en la curvatura del planeta, sino que envuelven todo el planeta.
Así que, en este momento, el planeta está recibiendo una Luz amarillenta, cristalina, y se encuentra totalmente cubierto por ella.
Esta Luz representa mi Luz, y esta Luz se conecta con las manos de cada uno de los que están aquí presentes, reverberando por sus brazos, llegando hasta el corazón, y desde el corazón de cada uno de ustedes, sale nuevamente y regresa al planeta.
Entonces, cada uno de ustedes está recibiendo mi energía, a través de la energía del planeta. Y la emanación de Amor y Luz comenzará, esperen solo un poco más.
Dejen que esta Luz recorra el camino desde sus manos hasta su corazón, y desde su corazón hasta el planeta, envolviendo a cada uno de ustedes también en mi energía, desactivando toda y cualquier energía de baja vibración que los haya contaminado al inicio de esta meditación.
En este momento, la Luz deja de alimentar sus manos, y ahora ustedes alimentan al planeta con Amor y Luz, a través de sus manos y sus corazones.
Repitan conmigo:
«Yo emano Amor y Luz al planeta Tierra.
Yo emano Amor y Luz al planeta Tierra.
Yo emano Amor y Luz al planeta Tierra.
Yo emano Amor y Luz al planeta Tierra.
Yo emano Amor y Luz al planeta Tierra.
Yo emano Amor y Luz al planeta Tierra.
Y yo emano Amor y Luz al planeta Tierra».
Millones de ustedes están actuando en este momento.
La fuerza del Amor y la Luz emanados es intensa, y la energía que cubre todo el planeta, la esparce por todos los continentes, por todos los pedazos, lagos, océanos, montañas, ciudades, barrios, cada pequeño lugar recibe, en este momento, el Amor y la Luz emanados por ustedes.
Nunca dudéis del poder que tenéis, tenéis poder y sois poderosos, por eso estáis logrando actuar sobre el planeta, con nuestra ayuda, sin duda, pero lo estáis logrando.
Del corazón de cada uno sale el Amor, de las manos sale la Luz. Y la unión de estas dos fuerzas se une, en este instante, a mi energía alrededor del planeta.
Esta bola amarilla brillante que envuelve el planeta, en este momento crece, se expande, envuelve a cada uno de ustedes.
Reciban toda esta energía, es una energía de gratitud, transmitida por Gaia, para cada uno de ustedes.
Sientan en sus corazones el Amor del planeta por cada hijo, por cada hija, aquí presente en este momento.
Gaia dice:
«Amados hijos e hijas, gratitud por lo que están haciendo por mí y por todos los hermanos que están en este planeta. Cada uno de ustedes es parte de mí, está conectado a mí, y sé exactamente quién es cada uno de ustedes, y mi fuerza y todo mi Amor están penetrando sus cuerpos en este momento. Confíen, confíen en la Luz que están emanando, confíen en el Amor que están emanando, y recibirán regalos del Universo. Que cada uno de los que está aquí en este momento sea como una estrella, brillante, inmensa, en los cielos del Universo, emanando Luz, emanando Amor. Gratitud a cada uno de ustedes.
En este momento, la Luz que los envuelve comienza a disiparse.
La Luz que envuelve el planeta también comienza a disiparse.
Y dejo a cada uno de ustedes con mi protección y mi energía.
Tened certeza, hermanos míos, no dudéis del poder que tenéis, no dudéis.
Pero nunca lo olvidéis, usen este poder solo para el bien, y solo tendréis que ganar.
Poned vuestras manos sobre la tabla para terminar el envío de energía.
Y que cada uno lleve consigo todo ese Amor que Gaia dejó, toda la gratitud que ella dejó, y continúe esta Jornada. ¿Hasta cuándo? No vamos a poner límites. Que el corazón de cada uno esté listo para hacer este gesto hasta cuando sea necesario. Y con certeza ustedes no se arrepentirán.
«Gracias, mis amores. Gente, es una energía hermosa de gratitud, Nuestra Señora. Que cada uno se quede realmente con todo lo que hemos recibido hoy. Gracias, gracias, gracias. Gracias a Gaia, gracias, Madre Gaia. Gracias, Maestro Metatrón, gracias».
Traducción: Bernadete Maria Marafon
Revisión: Regiani Maria Bugalho
