¡Queridos hermanos de este hermoso planeta! ¡YO SOY KUTHUMI!
Me gusta observar cómo se comporta la humanidad ante los desafíos. Algunos hacen de cada piedra un escalón para subir; otros prefieren destruir la piedra, prefieren sentirse fuertes para destruirla; y otros simplemente hacen de esa piedra un gran obstáculo y no tienen interés en quitarla del camino, pues simplemente la ven como un muro infranqueable.
¿En qué situación te encuentras? ¿Cómo ves los obstáculos? Para cada una de estas situaciones hay un alma, hay un tipo de alma. No todas las almas son iguales.
Al asumir un cuerpo físico, cada alma trae consigo buena parte de sus características. Nunca piensen que un alma permanece en el mismo lugar, ella se encarna en diferentes partes del planeta; y algunas, yo les diría que, entre encarnaciones en la Tierra, encarnan en otros orbes para llevar sabiduría y conocimiento a los hermanos más adelante.
Hay almas a las que les gusta aprender, a las que les gusta descubrir nuevos mundos, nuevas culturas, nuevos caminos. Y son estas almas las que, al encarnar, utilizan las piedras como escalones; les gustan los desafíos, les gusta resolver problemas. Les gusta sentirse capaces de superar cualquier cosa. Son almas evolucionadas, son almas que buscan la Luz. Son almas cuya marcha no es 100% perfecta, pero tienen un camino iluminado, de aprendizaje y sabiduría. Y todas estas características, al encarnar, se hacen visibles en la conciencia del cuerpo físico al que pertenecen. Y aquel ser asume todos esos predicados, todas estas características.
Hay almas a las que no les gustan mucho los desafíos; son más rústicas. No son almas cómodas, ¡no!, son almas a quien les gusta moldear, construir, derribar, levantar. Son almas que les gusta crear; crear con sus propias manos. Crear con sus méritos. Son almas que, muchas veces son muy inteligentes, y otras veces no tanto, pero son almas que cuando ven una piedra grande, inmediatamente piensan en qué pueden hacer con ella. Pueden convertirla en pedazos y construir una casa nueva; pueden moldear y hacer una escultura. Entonces son almas a quienes les gusta crear, moldear, transformar. Pero nunca ven esa piedra como un obstáculo; la ven como algo en que pueden crecer, cambiar, transformar, tomar la fuerza de esa piedra, y muchas veces, incluso, convertirla en una obra de arte; como una gran escultura.
Tenemos almas que son más complacientes. ¡Sí!, tenemos que usar el término “acomodación”, porque son almas que no se retan. Son almas que no buscan la evolución. Son almas que caminan con el viento; si el viento sopla fuerte, navegan en aguas turbulentas y llegan lejos. Si no sopla el viento, se quedan quietos, sin poder coger un remo. Son almas que piensan que todo lo que sucede debe ser absorbido y nunca cuestionado. Así que no hay nada que hacer, no hay nada que cambiar, no hay nada que aprender. Hay apenas que aceptarlo. Aceptar el sufrimiento, aceptar el dolor, aceptar ese obstáculo.
Lo máximo que pueden hacer es intentar mirar hacia su alrededor y ver si hay un camino; ver si hay una manera de pasar esa roca. Pero si es un bosque muy denso, si no hay un camino, podrían quedarse allí durante milenios, sin moverse, esperando que algo haga que esa piedra se mueva de su lugar. Son almas temerosas, almas que no quieren conseguir nada. Tienen miedo de todo, porque piensan que si dan la vuelta al camino o si intentan encontrar otro camino además de esa roca, podrían encontrar otra roca. Por eso prefieren quedarse donde están. Al menos saben que allí el camino ya es conocido.
No diría que son almas débiles, que son almas perezosas; algunas incluso lo son. Algunas llegan incluso a acostarse y esperar lo que pase. Si alguien le da de comer, genial, y si no, se muere, y todo está bien, nada hará. Sí, estos extremos existen. Hay quienes rezan para que la piedra salga de su lugar, pero nunca hacen nada para que la piedra salga. Quieren que venga alguien más y retire la piedra de su lugar. Es incapaz de pensar en cavar algo, encontrar otro camino, intentar mover la piedra con la ayuda de muchas personas. “! ¡No! Si la piedra fue puesta ahí, es porque yo no podría pasar por ese camino”. Y se contenta con no evolucionar. Se contenta con quedarse quieta. Se contenta con no aprender nada.
Por supuesto, aquí estoy creando situaciones figuradas, pero reflejan en gran medida cómo son las almas. Por supuesto, muchas pueden tener características de los 3 puntos (aspectos) que mencioné. A veces son almas que quieren evolucionar, a veces son almas que quieren quedarse quietas y no hacer nada. Pero la característica de un alma siempre se destaca. Puede fluctuar entre varios tipos, pero siempre será un alma de uno de esos tipos. Y luego te pregunto: ¿En cuál te encajas? No, no estoy emitiendo un juicio aquí. No estoy sentado ante la piedra, viendo lo que vas a hacer con ella. Ni yo ni nadie más. Esto es solamente una observación de cómo las almas ven el mundo: como un desafío, como algo que puede ser transformado o como algo que no tiene nada que hacer, solo aceptar. ¿Cómo ves tus dificultades? ¿Cómo ves el mundo?
Es interesante mirarlos desde estos ángulos, y podemos ver claramente que la gran mayoría de los habitantes de este planeta está en el tercer grupo; en ese grupo, donde miran esa piedra, se sientan, lloran, rezan, gritan, patean, pero no hacen nada para quitar la piedra; Siempre quiere que alguien haga algo. Piensa que los demás tienen la culpa. Alguien le puso esa piedra ahí. Así que el que la puso, que la quite; pero ¿quién la puso? Es incapaz de hacer algo, es incapaz de intentar encontrar una salida. Prefiere sentarse y llorar. La gran mayoría es así, lamentablemente.
Y en este tiempo de transición, de transformación, las piedras van llegando una tras otra. Entonces, muchas veces, las piedras son pequeñas e incluso pueden escalarlas y superarlas, pero justo delante viene otra. De modo que la gran mayoría está cansada; la gran mayoría está sentada mirando la piedra, sin saber qué hacer con ella. Y será una lástima, porque así no hay posibilidad de evolución, no hay posibilidad de llegar a la Quinta Dimensión. Pero eso es lo que está pasando.
Los otros 2 grupos están creciendo a cada día, y, ojalá, nos gustaría mucho que estos 2 grupos aumentaran mucho de tamaño; para que más de la mitad del planeta pudiera ascender. Aún queda un poco de tiempo, porque todo está sucediendo para su propia evolución. La Luz que llega da sabiduría; la Luz que llega da ánimo; la Luz que llega proporciona las soluciones. Y esperamos que con esto estas mentes más “descansadas” puedan encontrar la salida de esas rocas, y puedan recuperar fuerzas para superarlas y unirse al gran grupo que se está formando al otro lado.
De nada vale sentarse y llorar. No tiene sentido blasfemar. No tiene sentido gritar. El momento es ahora de mirar cada desafío y superarlo, seguro de que cada uno de ellos es un escalón que están subiendo; es un punto en la escalera de su evolución. Entonces, ¿qué camino eliges? ¿Dónde estás en este momento? ¿Cómo estás viendo todo este proceso?
¿Tienes un poco de cada uno? Entonces ha llegado el momento de que elijas hacia qué lado quieres inclinarte realmente; ya sea hacia el lado del desafío o hacia el lado de la acomodación. Elige. Pero elige rápido. Aún tienes un poco de tiempo, sí, pero puede que no sea el tiempo necesario para su evolución.
Traducción: Ingrid Elena Sánchez Schnoor Nunes
Revisión: Regiani Maria Bugalho