Queridos hermanos del planeta Tierra ¡SOY LANTO!

Cada vez que puedo estar en contacto con ustedes, mi corazón se llena de alegría. Y siempre me gusta dejar algo que pueda ayudarte a continuar tu camino. Pero uno ligero y tranquilo. Siempre.

Tenéis muchas tareas. Muchos de ustedes trabajan. Tenéis que cumplir objetivos, proyectos. Otros son autónomos, pero también tienen que cumplir acuerdos, tienen que hacer entregas, es decir, cada uno de ustedes tiene su propia necesidad para cumplir una jornada laboral.

No, no puedo olvidar a los que han trabajado mucho, que ahora están descansando, pero que tienen la rutina de ordenar y limpiar; o están los que se han vuelto complacientes y efectivamente piensan que la vejez es no hacer nada. Es sentarse frente al televisor, dejarse poseer por todas las ideas y energías que pasan. Cada cual tiene sus opciones.

Pero hoy voy a hablar directamente a los que tenéis tareas, muchas tareas. Porque es increíble la cantidad de cosas que se acumulan para hacer durante un solo día. Las exigencias, los objetivos, todo está muy bien planeado para desequilibrarte. Nadie se está volviendo más sabio. Nadie está creando cosas maravillosas; al contrario, están enfermando a sus empleados con demasiadas tareas. ¿Pero todo para qué? ¿Cuáles son los objetivos?

Dinero, ganar dinero. No, no, no voy a decir que ganar dinero es malo. Porque es la energía de tu mundo. El problema es la forma en que intentas ganarlo. ¿Y por qué lo intentas? Porque no siempre lo ganas. Trabajas, trabajas, trabajas; te pones enfermo, y todo sigue igual. No evolucionas. No te sientes realizado porque no te queda tiempo ni energía para hacer nada con el dinero.

En otras palabras, es esa ruedecita tan interesante que tienes y en la que metes al pobre ratoncito para que dé vueltas. Sí, él no llegará a ninguna parte y tú tampoco. Quién lo creó se reflejó a sí mismo. Porque eso es exactamente lo que te pasa a ti. Das vueltas y vueltas y vueltas y no llegas a ninguna parte. No creces; enfermas; te vuelves dependiente; te endeudas; y rara vez hay alguien que prospere, que sea feliz, que viva de verdad.

Sí, este es el mundo que han creado. La tecnología, al principio, tiene que servir al hombre. Hoy, tú sirves a la tecnología. Porque te despiertas con aparatos en tus manos, pasas el día con ellos en tus manos, y te vas a dormir aferrado a ellos. Así que estás totalmente dominado. Te dejas dominar por las adicciones; por esta energía que está ahí; que provoca ansiedad, provoca una serie de problemas mentales y neurológicos. Y sigues diciéndote a ti mismo: «Oh, nací enfermo. Oh, nací con un problema. Oh, nací con un desequilibrio». Nadie nació así.

Estos desequilibrios han sido causados precisamente por lo externo, por la Matrix, por el entorno que hay. Para que te vuelvas cada vez más dependiente de las medicinas, de las supuestas técnicas que ellos crean; y puedas ser succionado cada vez más, porque siempre habrá una medicina para curar la enfermedad causada por esa succión. Piensa en ello. Mírate a ti mismo como el ratoncito, girando en esa rueda. Y no te mueves. Sólo enfermas y no vives. Intentas sobrevivir. Bien hecho.

Es fácil decir cosas malas, ¿verdad? Mostrar problemas es aún más fácil. Pero, ¿por qué he dicho tantas cosas? Para mostrarte que todo está manipulado, todo está dispuesto para que las cosas sucedan así. Así que lo que te voy a enseñar hoy es algo que romperá esa rueda. Ya no estarás dando vueltas en ella, sin llegar a ninguna parte.

Quien lo haga con fe, con mucha creencia, estará efectivamente rompiendo todo este proceso…. Ah, pero con un detalle importante: seguir cumpliendo las expectativas del entorno en el que vives. Así que quien lo haga con fe, con creencia, podrá sentirse un poco menos manipulado, y podrá hacer todo el trabajo con calma y tranquilidad.

Entiéndelo, la magia está en el aire. Podemos utilizar la magia para cualquier cosa, siempre que no perjudique a nuestros vecinos o al planeta. Así que generemos energías positivas. Será bueno para ti y bueno para el medio ambiente, porque se generarán energías positivas. Es muy sencillo y muy fácil. Todo lo que tienes que hacer es decir lo siguiente… Ah, antes de empezar, ¿qué es importante? Que estés en la Presencia Divina, porque es la Presencia Divina la que hablará, no tú. Este es el factor importante.

Para los que me vais a contestar ahora mismo: «Pero si todavía no he conectado con mi Presencia Divina». Yo te respondería ahora mismo: ¿qué te lo impide? No, no es la vieja historia de «¡No puedo hacerlo! Eso terminó hace mucho tiempo. Está entrando una energía poderosa, que es la del Sol Central. Y puedes lograr lo que quieras. Sólo tienes que quererlo. Pero tienes que quererlo de corazón; tienes que quererlo de verdad. Y te conectarás con tu Presencia Divina.

Pero volviendo a lo que estaba diciendo. Entonces estarás en la Presencia Divina. ¿Puede ser cuando te despiertas? ¿Puede ser cuando llegas al trabajo? Puede ser en cualquier momento, siempre y cuando estés en la Presencia Divina. Entonces, ¡vamos! Dirás lo siguiente:

 «Soy un ser en equilibrio.

Mi tiempo está en equilibrio.

Mis tareas están en equilibrio.

Hago todo en equilibrio.

El resultado de lo que hago estará en equilibrio.

Y sobre todo, mi cuerpo y mi mente estarán en equilibrio.

equilibrio».

Eso es. ¿Te das cuenta de lo sencillo que es ponerte en equilibrio? Pero tiene que ser la Presencia Divina. ¿Por qué? Porque le estarás dando una función. Porque le estarás dando una función. Sí, empezará a trabajar para ti. No hará el trabajo que necesitas que haga; no es eso. Resolverá el tiempo, la forma, el camino. Y cada vez que te estreses, por algún servicio, por alguna razón, detente, vuelve a entrar en la Presencia Divina y repite todas las frases. Y verás cómo el problema se resolverá; todo sucederá con calma; sin la influencia del entorno.

Porque te das cuenta de que cuando decides: «Voy a hacer un trabajo»; pasan «n» cosas, para que no termines ese trabajo y luego tengas que hacerlo a la carrera, ansioso, desesperado. ¿Te das cuenta del lugar que ocupan las distracciones en tu vida?

Y si puedo darte un consejo: crea… Ya que no puedes alejarte de tu aparato, crea un pequeño hábito. Míralo, préstale atención, una vez cada hora. Verás cómo, poco a poco, las cosas dejarán de llegar cada segundo. Porque como lo miras cada segundo, atraes más cosas cada segundo.

Así que conviértelo en un hábito. Cada hora, mira. «Ah, pero tengo que trabajar». Haz la prueba. Verás cómo las cosas te salen de otra manera; con más calma, más despacio. Aléjate de los aparatos. Se están apoderando de ti, te están contaminando. «Ah, pero hay muchas cosas interesantes». Exacto. Es su forma de mantenerte atrapado.

No es que no puedas, pero intenta darte tiempo. Como a un niño. «¡Sólo te vas a quedar cinco minutos!». Quédate cinco minutos y deja el aparato. Conviértelo en un hábito. Y entonces me contarás cómo las cosas han dejado de llegar siempre. Y todo llega a tiempo, dentro de esa hora. Pruébalo. Confía en mí. Cree en lo que te digo.

Tú creas tu día. Así que si te aceleras, el día se acelera. Y todo viene rápido. Todo es para ayer. Ahora, si empiezas a dominar el tiempo, a dominar lo que haces; el tiempo será un aliado, no un enemigo. Créelo.

Pruébalo. No cuesta nada. Si no funciona, volverás a tu vieja rutina de desesperación y enfermedad. Porque todos ustedes están enfermos. La ansiedad se ha convertido en una epidemia. ¿Y eso por qué? Por los aparatos. Haced la prueba. Y verás cómo, poco a poco, todo cambiará.

Y aprende: cuando envíes un mensaje, sólo envíalo. Si es urgente, llama. No te quedes colgado esperando a que te devuelvan la llamada. Si es urgente, llama. Para eso se diseñó el teléfono. Pero parece que esta función se ha olvidado. Porque te quedas ahí, mirando, esperando la respuesta y no contestando, ¿y por qué no contesta? Nadie está a tu servicio.

Si es urgente, llama; y si no lo es, la próxima vez que mires el auricular, puede que haya contestado. O no. Y tendrá que esperar. ¿Se dan cuenta de cuánto contribuyen ustedes mismos a sus enfermedades? En realidad, el medio no hace nada. Sólo os da las herramientas. Sólo os da la comida. Eres tú quien la consume. Estad seguros de ello.

Para el Código de Luz de hoy, os dejo con las siguientes frases:

«La vida puede ser un equilibrio.

Las acciones pueden estar en equilibrio.

Los pensamientos pueden estar en equilibrio.

Y yo busco mi equilibrio en cada momento».

Después de estas frases, di la siguiente palabra: Equilibrium! Equilibrium! Equilibrium!

E intentadlo, hermanos míos. Hacedlo por ustedes mismos. No esperen a que nadie más lo haga. No esperes a que mañana te llenes de drogas para controlar algo que tú puedes controlar. Sólo tienes que quererlo. Sí, sólo tienes que quererlo.

Traducción: Kelly Neri 

Revisión: Ana Maria Souza