Queridos hijos e hijas del planeta Tierra ¡SOY MARÍA!
Vengo una vez más a traer todo mi Amor, mi energía y mi paz a cada corazón humano. No temáis, hijos míos, no os preocupéis por lo que ha de venir. Lo hemos dicho aquí tantas veces, no hay que escapar de las lecciones, no hay que escapar del aprendizaje. Cuanto más miedo haya, más difíciles serán las lecciones. Cuanta más confianza, más certeza de que todo tiene un propósito, las lecciones parecerán más ligeras.
Todo en tu viaje tiene el peso que tú le pones. Si miras el sufrimiento con verdadera resignación, con Amor, comprendiendo que ahí hay una lección, el sufrimiento te parecerá leve, aunque no lo sea. Lo llevarás con Amor y con ligereza, esto hará que la solución llegue rápidamente clara y cristalina y podrás dejar atrás el sufrimiento muy rápidamente. Ahora bien, si miras el sufrimiento con amargura,con resentimiento, con sentimientos diferentes a la Luz, se vuelve pesado, arrastrado y la solución parece no llegar nunca porque no lo estás mirando con Amor.
Hijos e hijas míos, cuánto sufrimiento físico atraéis a vuestros cuerpos. ¿Por qué? Porque son lecciones que no quieres aprender, lecciones que no miras con Amor. Y el peso del problema, de vuestras mentes, cae sobre vuestros cuerpos, porque los lleváis sobre vuestros hombros. No aceptas cambiar, no aceptas que estás equivocado. Cada enfermedad, cada dolor es una lección, es un desequilibrio causado por algo que hay que tratar, por algo que hay que mirar con Amor. El resentimiento, el dolor, la ira, te mantienen sufriendo porque no puedes perdonar, no crees que el perdón sea válido. Porque alguien te ha hecho sufrir tanto, ¿cómo puedes perdonarle?
Así que te pongo el ejemplo de mi hijo: ¿Qué le has hecho? Le azotaste, le heriste, le humillaste, burlaste de sus palabras. ¿Y qué te dio a cambio? ¡El mundo que viene! Perdonó a la humanidad, porque así es. No se puede mantener el sentimiento de odio, resentimiento, dolor y no tener el retorno de su energía. Este es el retorno, el sufrimiento físico. Algunos sufren más, otros menos, pero siempre que hay sufrimiento físico es por acciones no perdonadas no solo en esta vida sino en todas las vidas. El alma se castiga a sí misma, el alma aún no ha aprendido que este castigo no conduce a nada, conduce a más revuelta, dolor, blasfemia; en muchos casos empeora todo el proceso.
Hoy sus Almas están viendo cuánto se equivocaron, cuánto causaron su propio sufrimiento y cuánto eligieron encarnar y continuar sintiendo el dolor que causaron. Pero así no se aprende, así no se evoluciona. La evolución pasa por el perdón, el perdón es un sentimiento muy fuerte, es una energía muy poderosa que puede obrar milagros. Pero, ¿qué puedes hacer hoy por algo que tu alma se ha comprometido? Ya has aprendido a pedir perdón y a perdonar.
Por supuesto, todo el proceso ha afectado a vuestros cuerpos, hoy tenéis cuerpos enfermos, deformes y maltratados y no será el perdón el que cambie todo esto al instante. Entonces, ¿para qué sirve? Os digo: si hoy lleváis una carga de dolor que pesa 100 kilos, después del perdón la carga será de 1 kilo, será más ligera porque ya no tendréis el peso sobre sus espaldas.
El problema no estará resuelto, porque has tardado mucho tiempo en comprenderlo, pero tendrás un inmenso alivio en tu camino. El dolor físico no hace evolucionar a nadie, el dolor físico es traicionero, porque el alma piensa que vivir lo que ha causado aplaca el sentimiento. No, al contrario, atrae más dolor. Lo que apacigua el sentimiento es el perdón, en cualquier posición, petición o donación. No pienses que al sufrir estás pagando por los errores del pasado, porque no es así. La acción del perdón es necesaria, ningún alma evoluciona sin perdón, no te equivoques. Necesitas tener un corazón puro, sin pena, sin ira, sin resentimiento, sin odio, sin sentimientos de venganza, para que puedas dar grandes pasos hacia la evolución.
No te equivoques, has aprendido muchas cosas equivocadas. Es hora de cambiar sus ideas, es hora de abrir sus conciencias y ver la verdad, de ver horizontes, de ver la Luz al final del túnel. Deja tus cargas en el camino, perdona y pide perdón, no importa a quien, es una petición para todo tu camino, es importante. Muchos han hecho este proceso constantemente y muchos piensan que es excesivo. Yo diría que no. ¿Cuántas vidas han tenido vuestras almas, una, dos o miles?
Por eso, para que una petición de perdón llegue a todos, hay que repetirla muchas veces, para que la fuerza de esa energía aumente cada día y sea capaz de recorrer toda la existencia de tu alma e ir provocando cambios, ir eliminando cargas.
Conviértelo en una acción diaria, sólo tienes que pedirlo con el corazón. Abrid vuestros corazones, perdonad y pedid perdón a todos. No importa lo que se haya hecho, solo pidan y verán cómo sus corazones se aligeran, las cargas quedan atrás y su dolor prácticamente desaparece. Porque has sido capaz de perdonar, has sido capaz de aceptar que cometiste un error. Esto es avanzar hacia la luz, esto es avanzar hacia la evolución.
Pídeme ayuda, en el acto, toma prestado mi manto, es mágico y te ayudará a estar en el corazón y a emanar una energía muy poderosa. Hazlo, toma prestada mi capa, yo te la prestaré. Y verás como la ligereza en tu caminar empezará a aparecer. No es magia, hijos míos, son las leyes divinas. El sufrimiento no evoluciona, lo que evoluciona es el perdón.