Queridos hijos e hijas del planeta Tierra, ¡YO SOY MARÍA!
Mi corazón está lleno de alegría, porque una vez más puedo estar aquí con ustedes, mis hijos e hijas. Mirad al mundo con Amor, mirad al mundo con paciencia, con perseverancia, con la creencia de que vendrán días mejores. Vuestro mundo está pasando por una transformación muy profunda donde cada uno de ustedes está viviendo esta transformación, internamente en sus cuerpos y en sus mentes.
Creedme, este proceso no tiene una fecha fija, depende de muchos factores. Para cada uno de ustedes hay un tiempo, el tiempo que corresponde a la evolución de cada uno de ustedes. ¿Cómo estáis afrontando todo esto? ¿Hay Amor, hay paciencia? ¿O hay ira, hay desprecio, hay contrariedad? Retrocedamos un poco en el tiempo, cuando estaban en la Rueda de Sansara y reencarnáis, reencarnáis, reencarnáis.
Siempre con el objetivo de evolucionar, pero en verdad, poco sucedía en este sentido, porque al no recordar lo que habías hecho, repetías muchas cosas, pero así funcionaba. Así que ahora necesitas vivir todo esto con consciencia, no digo que vayas a recordar todo lo que hiciste, pero seguramente cada situación, cada momento viene de algo que se hizo y se convierte en una lección a aprender.
Comprendemos que la mayoría de ustedes no tienen muchas ganas de superar obstáculos. Os cansáis fácilmente, os desanimáis, perdéis la fuerza, la fe y os rendís, repitiendo todo el tiempo que estáis cansados, que no podéis más. Puedo decir a cada uno de ustedes que la carga nunca es más de lo que pueden soportar, porque ustedes son los que generaron la energía (la fuente del problema). Por lo tanto, si tuviste la fuerza para generar la energía, tendrás la fuerza para recibirla de vuelta, no hay amplificación de lo que necesitas aprender.
¿Cuál es la gran sabiduría en todo esto? Mirar de frente, mirar con Amor, aceptar que cometiste un error y tratar constante e indefinidamente de superar ese problema y evitar repetir la fuente. Muchos me preguntarán: “¿Y cómo lo sabes, cuál fue el origen de ese problema?”. – Es sencillo, escucha a tu Presencia Divina, ella lo sabe todo y si quieres saberlo efectivamente, te dirá detalladamente todo lo que tu alma ha hecho en el pasado o en el presente. Y comprenderéis la razón del problema.
Comprended hijos e hijas, algunos aquí llevan milenios reencarnando y por supuesto todos los errores no se suman y aparecen ahora. Muchos se han consumido y aprendido a lo largo del camino, pero no olvidéis, que muchas veces los errores solo se repiten con nuevas personas, nuevas situaciones, pero el núcleo del problema es el mismo. Así que cuando pides perdón, pides perdón a todos aquellos a los que has hecho daño.
Y todos aquellos que han sido afectados por tu energía provocada recibirán esta petición y comenzarás a liberar toda esta energía a la vez, aunque no te perdonen. Es lo mismo cuando perdonas, todos son afectados de la misma manera y las energías son consumidas por el Amor y la Luz generada, por el sentimiento de perdón solicitado o dado, este es el viaje que estás haciendo ahora.
Mira cada problema con Amor, no sientas ira porque la ira solo lo amplifica, hay que mirarlo como una lección y ¿por qué? Repito, la razón, la Presencia Divina lo sabe. Pregúntenle y sabrán exactamente por qué se dio esa lección. Escucho a muchos aquí y ahora diciendo: “¡Pero no sé cómo acceder a mi Presencia Divina!”. – Hijos e hijas míos, hay muchos caminos que conducen a la presencia divina, búsquenlos. No hay una receta (algo listo e infalible), dependerá de la voluntad de cada uno, de la insistencia de cada uno, del Amor puesto en el momento.
No esperes fórmulas mágicas, no esperes meditaciones milagrosas para que alcances la Presencia Divina. Lo importante es saber que tu Presencia Divina eres tú, está dentro de ti, no estás buscando fuera, estás buscando dentro. Entonces, ¿qué tan difícil es? Todo lo que tienes que hacer es creerla, tienes que invocarla, tienes que hablar con ella, como el mejor amigo que puedes tener y simplemente abre tu mente, empezarás a escucharla. O presta atención a lo que ocurre a tu alrededor, y las respuestas pueden llegar de muchas maneras.
Este es el momento ahora, la conexión con la Presencia Divina es esencial en este momento. Busca, busca esta presencia y encontrarás las respuestas, todas ellas. Todo lo que tienes que hacer es creer, confiar y creer que está ahí dentro de tu corazón espiritual, esperando tu petición, esperando ese momento íntimo entre ustedes.
Me gustaría terminar este mensaje complementando lo que Miguel dijo ayer: tengo sentimientos, he vivido en la tierra, sé lo que es el dolor, sé lo que es el sufrimiento y muchas veces transmito estos sentimientos a aquellos a los que envío mensajes. Varía mucho de canal a canal, la exposición de lo que sentimos y por lo que pasamos. Pero ten por seguro que si tengo que llorar, el canal llorará, si estoy triste, el canal estará triste, si me emociono, el canal se emocionará, todo depende de cómo se sienta el canal.
Lo importante es que podemos decirles; que somos seres con sentimientos, no somos insensibles al sufrimiento de cada uno de ustedes, no tienen idea de cómo rezo por cada uno de ustedes, no tienen idea de cuánto lloro por cada uno de ustedes, porque mi sentimiento de madre es inmenso. Y os pregunto a vosotros, que también sois madre y padre: “¿Os gusta ver sufrir a vuestro hijo? ¿O sufrís a menudo junto con él?
Por eso, siempre expresaré aquí mis sentimientos, mi dolor, no para presumir. Si no para mostraros que os amo sobre todas las cosas y que sufro por cada uno de vosotros. Aprended, hijos e hijas míos, que no hay límites, no hay reglas para nuestro amor por vosotros. Y siempre seremos lo que creamos que debemos ser. Cree, siente, vive, quien quiera. Quien no quiera, no hay nada que podamos hacer.