¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!
Es con gran alegría que vengo hoy aquí. No para hablar del futuro, no para hablar de lo que vendrá, sino para hablar de ti. Este planeta fue elegido por Dios Padre/Madre para un gran experimento: el experimento de la diversidad, el experimento de mezclar, de no etiquetar, de todo lo que se pudiera juntar para probar cómo se enfrentaría. Un pueblo creado a partir de tantas bases diferentes, genéticamente hablando; un pueblo creado a partir de tantas razas existentes en el universo; un pueblo creado para vivir sus propias decisiones: el libre albedrío. Un pueblo creado en un planeta extremadamente bello, con recursos inimaginables, para observar su comportamiento y cómo este afectaría a su evolución.
No voy a rehacer su historia aquí. Su verdadera historia aún no ha sido contada, pero pronto lo será. Así que voy a hablar de la historia conocida. No esa historia de toda una gente extremadamente diferente nacida de una sola pareja. Olvida esa historia. Pero voy a hablar de un pueblo que en este momento, en esta época, no ha conseguido aprender a vivir junto. Voy a hablar de un pueblo cuyas diferencias siguen haciendo superiores a unos y, en consecuencia, inferiores a otros. No podemos decir que el experimento divino haya salido mal, no, no ha salido mal. Dios Padre/Madre puede ver aquí, en este planeta, hasta dónde puede llevar todo lo que se ha puesto en marcha en este planeta.
Por supuesto, todo estaba muy bien planeado y orquestado por Dios Padre/Madre. Nada de lo que ha sucedido aquí ha estado fuera de su control o no era esperado por él. Dios Padre/Madre sabía que un día, sin importar en qué posición, en qué situación estuviera este planeta, ascendería de nuevo. Esto ya estaba definido, esto ya era seguro. No importaba lo que hubiera pasado aquí, incluso podría haber destruido el planeta, pero eso habría sido otra historia, porque Dios Padre/Madre nunca lo habría permitido; y no lo permitió tanto que una vez más, digámoslo así, el que ustedes llaman su hijo, el que era mi hijo cuando encarné en este planeta, habría tenido que continuar la misión que él comenzó hace 2000 y pico de años.
Cuando pisó este planeta como humano, inició el cambio, inició el proceso de ascensión de este planeta. Por mucho que se hayan distorsionado sus palabras, sus enseñanzas, su Chispa brilla en el corazón de todos, a través del Amor Crístico. Así que no vuelve ahora para terminar la misión, solo está completando el trabajo que empezó hace siglos. Él ya sabía la misión que tendría en este planeta, que era precisamente evitar la destrucción; que es hacia donde los que estaban aquí estaban llevando su planeta.
Así que vino, hace muchos años, sí, pero precisamente para plantar la semilla que estáis viendo brotar hoy. Todo este proceso no está ocurriendo ahora porque se decidió que así fuera, el proceso está ocurriendo porque ya se decidió que así fuera; sólo se han hecho algunos cambios. Y aunque mucha gente piense que la raza humana no merece formar parte del universo, debido a vuestros corazones extremadamente egoístas y malvados, porque así es como se os ve en el universo; porque no habéis sido capaces de amaros los unos a los otros ni de amar donde estáis.
Pero a pesar de todo esto, mi hijo pidió ayuda, convenció a todo el Universo: “¡No! La raza humana no era solo eso, que aquí en este planeta había gente, oh sí, gente realmente egoísta y maquiavélica, sino que había un pueblo extremadamente sufriendo, extremadamente asustado, extremadamente temeroso, que solo necesitaba un pequeño empujón para hacerse más fuerte, más valiente, y luchar contra todo el mal que se había instalado en este planeta”. Y con su inmenso amor, consiguió convencer a todo el mundo. Y ¡mira dónde están hoy!
Lamentablemente, no podemos decir que la mayoría exude amor y fraternidad, no todavía. Pero pronto, muy pronto, todos podrán ver la gran verdad, todos podrán sentir el gran amor de Dios Padre/Madre, que envió a este ser iluminado, al que llamáis Cristo, para poner la casa en orden, para traer la Luz a este planeta y, sobre todo, para levantar a los oprimidos, para levantar a los débiles, para darles la fuerza y el coraje para luchar. Y ahí estás tú, de pie, confiado, creyendo en este mundo que viene. Aún queda mucho por hacer, sí, nada sucederá en un chasquido de dedos, incluso aquellos de ustedes que estáis “despiertos”, como nosotros lo llamamos, aún tendréis muchas lecciones que aprender; aún tendréis que demostrar que habéis aprendido las lecciones y que efectivamente os habéis vuelto fraternales; que efectivamente respetáis vuestro planeta; que efectivamente queréis un mundo mejor.
Entonces comenzará una nueva etapa; ya no una etapa llena de velos, llena de mentiras, sino una etapa transparente, donde solo se conocerá la verdad, y cada uno podrá tomar su propia decisión: aceptar esta gran verdad o seguir viviendo en esa ilusión de un mundo pervertido y violento, pero que trae alegría a los corazones de muchos. Entonces cada uno podrá tomar su propia decisión, y su decisión será respetada, con mucho amor. Lo hemos dicho muchas veces: No sufráis el sufrimiento de los demás; no os dejéis llevar por lo que ocurre a vuestro alrededor. Veréis mucho dolor, veréis mucho sufrimiento. Pero nunca olvidéis que cada alma está exactamente donde tiene que estar.
Cada alma pasará exactamente por lo que tenga que pasar, respetando su decisión de irse a otro lugar de la Tercera Dimensión; o de irse a observar todo sin pasar por nada más; o de simplemente aprender las lecciones y seguir caminando, en su ascenso físico a la Quinta Dimensión. Sé solidario, ayuda en lo que puedas, pero no sufras el sufrimiento de los demás. Cada uno en este momento está pasando por lo que su alma ha definido, por lo que su alma ha elegido, por lo que es necesario en su jornada. No tendremos tiempos fáciles, no tendremos solo tiempos de alegría, tendremos dolor y sufrimiento. ¿Por qué digo que los tendremos? Porque estamos contigo, queremos decir que estamos juntos.
Por supuesto, no lo superaremos todo, pero queremos decirte que estaremos ahí, a tu lado, a tu alrededor. Y cada vez que necesites ayuda, ni siquiera tienes que llamar, solo piensa y allí estaremos. Así que estamos todos juntos, para que pases por lo que tengas que pasar; dándote fuerza, dándote coraje y dándote la certeza de que llegarás; de que serás conocido en el Universo: “Como los que se han levantado”. Como aquellos que superaron el dolor, que vencieron el mal y que demostraron que es posible vivir entre tantas diferencias, en armonía, y emanando igualdad y amor incondicional”. Y puedes estar seguro de que esto será visto en el Universo como una gran lección, en la que podrás caer al fondo del pozo, pero habrá un día en el que el sol saldrá y tú te levantarás, y emergerás de este pozo, simplemente superior y amorosos.
Superior a lo que eras, no a nadie más. Porque en el universo no hay superioridad, hay igualdad entre todos los pueblos, entre todas las razas. Y ten por seguro que llegarás allí. Ya hemos visto el Nuevo Mundo y a ti viviendo en él. Solo hace falta que lo hagáis, que cada uno ponga de su parte, y que confiéis y creáis que sois capaces de ello, pase lo que pase. Así que una vez más repito: sed solidarios. Ayuda a quien lo necesite, pero no sufras el sufrimiento de nadie, porque cada uno está cosechando efectivamente lo que ha sembrado a lo largo del camino de su alma.
Nunca, nunca lo olvides: Dios Padre/Madre es puro amor incondicional; nosotros somos puro amor incondicional. Así que no hay castigo alguno. Solo existe la cosecha, no importa a partir de qué momento de tu alma. Pero este será ciertamente el momento en que cada alma cosechará todo lo que ha sembrado a lo largo de su camino.
Traducción:Rita Silvana Monteiro
Revisión: Regiani M. Bugalho
