¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!
Una vez más yo les traigo mi manto. Y con él os cubro a todos y cada uno de ustedes.
Hijos e hijas míos, estén preparados. Eleva sus vibraciones. Mira siempre hacia el horizonte, iluminado y brillante. Aunque haya clavos o piedras bajo sus pies para caminar, mira siempre hacia el horizonte iluminado.
Llenen sus corazones de Amor. Llenen sus corazones de Luz. Activad el perdón en todo momento. Estáis siendo bañados en muchos Códigos de Luz y cada uno de ellos está cambiando sus cuerpos y sus conciencias. Pero al mismo tiempo, preguntén: “¿Por qué no despierta mucha gente?”. De una manera sencilla, trataré de explicarlo.
Cada Código de Luz que llega y es absorbido por sus almas, por sus cuerpos, busca un encaje. A menudo no un encaje perfecto, pero sí un encaje que al menos lo mantenga unido en una pequeña medida. Con el tiempo, el peso de este Código crea nuevas conexiones y gradualmente encaja en su alma, en su células. Y cuando llega el momento de encajar, algo cambia: cambia tu conciencia, cambian tus visiones. Todo cambia. Y será en ese momento cuando veáis toda la verdad, pero sobre todo, la verdad de cada uno de ustedes.
Es necesario que conozcas tu propia verdad, porque muchas personas siguen pensando que son demasiado limpias, demasiado buenas, creen que nunca han cometido un error. Así que la verdad de cada uno tiene que salir a la luz. Pero no como un castigo, sino como un recordatorio: “No juzgues, porque tú ya has hecho lo mismo”.
Así que este momento se acerca para muchos. Porque muchos en el camino están absorbiendo estos Códigos de Luz intensamente. La mayoría en el planeta no puede absorber este Código. Atraviesa y entra en todo el cuerpo, pero no se acopla, no se combina, no se queda atascado, porque no hay receptáculo; no hay ningún punto en esa alma que lo mantenga atascado. ¿Y eso por qué? Porque esa alma no está preparada. No ha evolucionado lo suficiente como para comprometerse con ese Código tan elevado. Por eso la inmensa mayoría no percibe nada, no siente nada y no quiere saber nada.
Hijos e hijas míos, el Amor tiene que ser el sentimiento más grande, para ustedes mismos y para los demás. No os aferréis a nada. Nada en este mundo merece vuestro apego. Ni a lo material ni a las personas. Nada ni nadie merece vuestro apego. Sois almas independientes. No estáis apegados a nadie. Tu camino es tuyo.
Pero nunca olvides que Dios Padre/Madre es Amor infinito. Y nunca permitiría que se abandonara a los más débiles o a los que aún no se han decidido. Créeme, la Luz sabe cómo hacer cada punto. Sabe cómo guiar a cada alma. Así que confien. Llenen sus corazones de Luz. Llenen sus mentes de Luz y alegría. Dejen que la alegría invada sus corazones.
Busca la alegría. Busca la risa. Busca la ligereza. Estos movimientos transforman tus caminos, porque cuanto más ligeros son tu cuerpo y tu mente, más se acoplan los Códigos de Luz. Y todo empieza a suceder de verdad.
Traducción: Rita Silvana Monteiro
Revisión: Regiani M. Bugalho