¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡SOY MARÍA!
Vengo una vez más a traer mi manto de Amor y Luz a todos y cada uno de ustedes. Hijos e hijas míos, ¿qué significa amar a mi hijo? Es, ante todo, seguir el camino que él los muestra, seguir el camino del Amor, de la paz, de la armonía. No uses el nombre de mi hijo en vano. No penséis que basta con decir unas palabras y todo se solucionará, estaréis en el buen camino.
Hijos e hijas míos, tenéis que cambiar, tenéis que creer que queda mucho por hacer. Tenéis que daros cuenta de que la mayoría de ustedes estáis todavía muy lejos de alcanzar el punto justo. No lo digo para desanimarte, sino para advertirles, porque el ego no deja de deciros: “¡Estás preparado! ¡Ya lo has conseguido! ¡Eres fuerte! ¡Eres poderoso!”. Y esto te hace creer que ya lo has hecho, que no hay nada más que hacer, y que ya casi estás ahí, a un paso de la evolución.
Mientras tengas este entendimiento, estarás cada vez más lejos. Porque, voy a decirlo, no llegarás al punto ideal de la evolución. Estarás un poco más allá del punto medio, pero Dios Padre/Madre, con su infinita misericordia, te permitirá avanzar; te permitirá iniciar un nuevo camino, pero ya dentro de la Quinta Dimensión.
Así que el gran objetivo es llegar a este punto. Ninguno de ustedes estará nunca listo, 100 por ciento listo. Hijos míos, este proceso no es fácil. Todavía estáis inmersos en este mundo en el que vivís, donde todo os distrae, donde todo os desequilibra, y a menudo os dejáis llevar; no os dais cuenta de la trampa, no os dais cuenta del truco, y a menudo os metéis de cabeza en cada proceso.
Sigue adelante. No te desanimes. Pero a cada punto, a cada paso que des, debes prestar más atención. Yo diría que cuanto más te acerques a ese punto que he mencionado, más difícil será llegar, porque los retos, los subterfugios, serán cada vez mayores para demostrar dónde estás. Las pruebas serán cada vez más intensas, y de ti dependerá creer o rendirte. Nada más que hacer.
No deje su caminata en nuestras manos. Podemos ayudarte a superar los obstáculos, pero nunca podremos quitártelos de las manos. Honra a mi hijo en esta fecha que ha llegado, en esta fecha que fue creada por los hombres. Ya ha aprendido que cumple años, como tú dices, dos veces al año; y le gusta. Le gusta sentarse a la mesa donde hay una familia reunida, donde se reparte Amor, donde hay sinceridad, donde hay paz y armonía. Sabed que un lugar en la mesa será ocupado por él. Créelo y sentirás su presencia.
Honren a mi hijo, no por el sacrificio que hizo, porque no hizo ningún sacrificio. Fue arrebatado de este mundo por la codicia y el poder de los hombres, pero ha permanecido como el gran guardián de este planeta y se ha esforzado por mantener a la población humana dentro del Amor y de las palabras de sus enseñanzas.
Honra a quien te ayuda en todo momento. Sigue los caminos que te enseñó, pero síguelos de corazón, no porque “A” o “B” o tu religión lo profetizaron. Síguelos porque tu corazón se ha conectado con el suyo, y él está ahí, dentro de ti, velando por ti, cuidándote, ayudándote en tu camino. No está fuera, no llegará, está dentro del corazón de cada uno de ustedes. Solo tenéis que dejarle entrar, y al igual que cada uno de nosotros, estaremos ahí en tu corazón, pero siempre que nos dejéis. Jamás invadiremos este espacio.
Honre a mi hijo. Honrad el Amor que él os enseñó, y sed, en esta próxima fecha, el encuentro de las almas, un encuentro de Luz, un encuentro de Amor, y solo así estaréis honrando todo lo que él enseñó; todo lo que él emanó. No lo olvidéis nunca, hijos míos, nunca os hemos abandonado, pero siempre debéis andar correctamente por sus caminos; haced los cambios necesarios; y, desde luego, siempre estaremos a tu lado, tendiéndote la mano siempre que caigas.
Creedlo. Somos puro Amor, y es este sentimiento el que nos une a cada uno de ustedes. Sé Luz. Sed Amor. Sed unidad entre ustedes.
Traducción: Kelly Neri
Revisión: Ana Maria Souza