¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!

Mi corazón casi explota de alegría cada vez que puedo venir aquí y conectar con todos ustedes. En este momento abrazo al planeta Tierra y le transmito todo mi Amor, mi Luz. Y este Amor y esta Luz llegan al corazón de cada niño que vive allí.

Hijos e hijas míos, no nos miréis con miedo. No nos miréis como seres que os van a regañar, que os van a castigar por cualquier cosa que hagáis. No hay castigo de ninguna fuente, ni de Dios Padre/Madre, ni mucho menos de nosotros. Siéntete siempre libre.

Todo lo que decimos, todo lo que enseñamos, es para que os paréis a pensar. No aceptéis, como esclavos mentales, creer todo lo que decimos. Cada palabra, cada enseñanza, debe ser absorbida con Amor, comprendida con Amor y aceptada con Amor.

Digamos que decimos una enseñanza. Entonces podrías pensar: «Pero no estoy de acuerdo con ella. Pero tendré que hacerlo, ¿no?» Entonces te diré que no lo harás de corazón; lo harás porque lo hemos dicho y en tu mente tienes que cumplirlo. No, no tienes que hacer nada.

Todo el mundo tiene que entender lo que decimos. Que todo el mundo acepte de corazón lo que decimos. A menudo, decimos algo que hay que pensar, analizar, no simplemente cumplir como una orden de lo alto. No. Es para hacerte pensar. Para que te detengas y mires a ese sujeto objeto.

A veces décimos las cosas de forma un poco dura. Incluso podría decir que de forma pesada, pero esa es la cuestión. Es para darte un susto. «¿Qué quiere decir? ¿Qué está diciendo?» Y presta atención a lo que se ha dicho. No te lo tomes todo al pie de la letra. No somos manipuladores mentales. No somos hipnotizadores que fuerzan pensamientos en sus mentes.

Es necesario, hijos míos, que comprendáis lo que se os dice. A menudo traemos a colación imágenes o ejemplificamos en un hecho, algo que os será fácil de recordar, como una asociación. Cuando hablemos de ello, recordarás inmediatamente la imagen que te hemos dado. Y recordará todo lo que se dijo sobre ella. Y no lo olvidará.

No piensen que son seres arrodillados, humillados, sin voluntad propia. Cuando son guiados por nosotros. Enseñamos muchas verdades. Verdades que han sido distorsionadas por los humanos a lo largo del tiempo.

Hoy, estás aprendiendo lo que es correcto; lo que hay que evitar. Pero al mismo tiempo, te digo: Todo debe hacerse de corazón.

Repetir lo que decimos por la boca no servirá de nada. Ninguno de ustedes está obligado a hacer nada por nosotros, de lo contrario no seríamos Seres de Luz. Muchos de ustedes hacéis compromisos, y pensáis que en el momento en que rompáis esos compromisos, no os miraremos más. Os miraremos hoscos y enfadados.

Hijos e hijas míos, no hay ningún compromiso de ustedes con nosotros. Hay, en algunos casos, misiones acordadas. Pero a menudo no os exigimos lo que hacéis. Os entregáis por amor. Pero si un día, uno de ustedes viene a…, «No quiero hacer esto más, estoy cansado». Te daremos un fuerte abrazo de gratitud por todo lo que has hecho, durante todo el tiempo que lo has hecho.

Porque habéis contribuido a nosotros, pero sobre todo a ustedes mismos y a vuestros hermanos.

Muchos de ustedes os equivocáis cuando pensáis que estáis haciendo cosas por nosotros. Cuando decimos: «¡Ayudadnos!», entonces estáis haciendo algo para ayudarnos. Hijos míos, esta ayuda es para ustedes mismos, para vuestros hermanos y hermanas, para todos los que os rodean. No para nosotros. ¿Qué Seres de Luz seríamos, que necesitaríamos ayuda tuya o de cualquier otro ser del universo? ¿Dónde está nuestra fuerza?

Cuando decimos, ayúdanos, es para que colabores con todo el proceso. Añadiendo, añadiendo más Amor, más Luz y ayudando a nuestros hermanos y hermanas, no a nosotros. Te lo tomas todo al pie de la letra. Siempre queréis discutir, disputar, no aceptar; cuando deberíais estar más preocupados por vuestra propia Luz.

Sí, hijos e hijas míos, vuestros recipientes de Luz no están muy llenos. Algunos han dejado de caminar y sus vasijas se están vaciando porque ya se han cansado de esperar. Sí, hijos e hijas míos, si todo ocurriera sólo por nuestra voluntad, no tendríais esta oportunidad de ir a la Quinta Dimensión en vuestro cuerpo físico. Porque habríamos limpiado este planeta hace mucho tiempo. Esto, por nuestra voluntad.

Pero existe el libre albedrío. Y lo respetamos. Así que, de hecho, hay un proceso en marcha. Y cuando participas en él, se acelera. Sí, puedes acelerarlo, hacerlo más poderoso. Porque tú eres la parte más importante del proceso. Cuando pones tu corazón en ello y quieres evolucionar y lo haces, emanas este deseo, esta voluntad, este Amor, y esto se añade al proceso. Así es como nos ayudas. Nos ayudáis a completar nuestra misión. Que independientemente de ustedes se cumplirá, porque hay un plazo para la ascensión del planeta.

Entonces, hijos e hijas míos, ¿por qué la revuelta? ¿Por qué tantas preguntas? ¿Por qué es tan difícil aceptar lo que decimos? Reconozco que el cambio es difícil. Adquirir nuevos hábitos es difícil. Perder viejos hábitos es aún más difícil. Pero es necesario si quieres evolucionar.

Y conviene recordarlo: con cada pregunta, cada revuelta, cada crítica a lo que decimos o a lo que enseñamos, das un paso atrás. No porque te reprendamos. No porque estemos ofendidos. Si no por tu actitud. Entonces te preguntarás: «¿Pero no decías que no teníamos que aceptarlo todo? Sí, no hay que aceptarlo; basta con pararse a pensar. No te rebeles. No discutas. No tengas dudas. Tienes que pensar. La aceptación viene después, y de corazón. Todo depende de cómo te comportes con lo que se dice.

Hijos e hijas míos, aún os queda mucho por aprender. Aún pasaréis por muchas cosas. Y siempre recordarás lo que ya hemos dicho. No es momento de disputas ni de dudas. Es tiempo de análisis y cambio. Para que el cambio te ayude a evolucionar, crecer y ascender.

 Para el Código de Luz de hoy, os dejo con las siguientes frases:

 «Me paro a pensar en todo lo que me enseñan.

Evalúo y observo dónde encajo en lo que se ha dicho.

Y acepto cada palabra de todo corazón.

Y cambio mi camino para evolucionar».

Después de estas frases, di la siguiente palabra:

 ¡Tratolítium!  ¡Tratolítium! ¡Tratolítium!

Hijos e hijas míos, os dejo a cada uno de ustedes en este momento dentro de una gran aura de Luz y Amor. Sentid esta energía, permaneced en ella durante siete respiraciones mientras termino este vídeo. Empieza a contar cuando termine. Y ten por seguro que mi Amor y mi Luz son capaces de muchos milagros.

Traducción: Regiani Maria Bugalho

Revisión: Ana Maria Souza