¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡SOY MARÍA!
En este momento estoy sosteniendo este gran planeta. Él toca mi corazón y yo transfiero toda la energía de mi Amor a cada ser vivo de este planeta. No importa quién lo reciba. No importa si lo recibirá o no. Siente la energía de mi Amor penetrando en tu cuerpo, en tu mente.
Hijos míos, no os desaniméis ahora. El camino no ha sido fácil, pero se volverá cada vez más intenso y difícil. Ascender no es solo un deseo. No es un juego. No es una carrera para ver quién llega primero. Es, efectivamente, limpiar, cambiar todo aquello que no vibra entre el Amor y la Luz.
No se rindan ahora. Si es demasiado pesado, demasiado difícil, hablen con su Presencia Divina. Pídanle que les ayude, que les muestre un camino, que les muestre una salida. No esperen que cambiemos algo que se les ha transmitido, solo para aliviar o facilitar el ejercicio.
Sabemos exactamente lo que estamos pidiendo. No consideren la Caminata de los Rayos como solo unas meditaciones más. Es necesario que se entreguen; para que en el momento en que yo, Sananda y Miguel estemos junto a ustedes, podamos trabajar eficazmente en lo que es necesario.
Cuando estoy con ustedes, percibo en muchos la mala voluntad, la falta de entrega. Entonces les hago una pregunta: ¿Para qué hacerlo entonces? Quizás este no sea el momento. Nadie ha puesto un plazo. Entonces, intentad cambiar; intentad adaptaros; después hacedlo. Porque cuando estáis ahí, en ese momento de meditación, y pongo mis manos sobre vuestra mente, veo el conflicto por el que estáis pasando. En algunos, hay incluso una petición de ayuda, porque es muy difícil.
Entonces, hijos míos, no es el momento. Muchos nos han preguntado: “¿Por qué comenzar este camino en este periodo en el que ustedes celebran fechas que para nosotros no tienen importancia, pero para ustedes sí?”. En ningún momento se dijo que lo que pedíamos tuviera que hacerse durante las fiestas. ¿Verdad?
Entonces, ¿Por qué la pregunta y la preocupación? Nosotros sentamos el precedente. Sabíamos lo que vendría. Todavía no les estamos pidiendo que eliminen por completo los alimentos de origen animal, aquellos que contienen sangre. Solo les pedimos siete días cada vez. Es como un entrenamiento, una forma de adaptación.
Muchos se preguntan: “No puedo comer durante el ejercicio, pero puedo comer entre series. ¿No echará por tierra todo lo que he hecho?”. No. Porque ten por seguro que, cada vez más, con cada serie, irás cambiando. Nadie ha llegado aún a la séptima serie. Y yo ya sé el resultado.
¿No confían? Si confiaran, sabrían que es un proceso en el que, poco a poco, se liberarán de ello. No ahora, no hoy. Para muchos, el proceso ya existe y hace mucho tiempo que no comen este alimento. Entonces les diría a ellos que se entreguen, que se entreguen a todo el trabajo que estaremos haciendo. El proceso no es solo limpiar este hábito.
No juzguen ni critiquen a sus hermanos, que aún comen. ¿Y los vicios que aún tienen? ¡Ah! ¡Ustedes no tienen ninguno! El ego aún está muy inflado en muchos de ustedes. Es con este pensamiento que muchos han entrado en las meditaciones. “No tengo nada que limpiar”. ¿Eres consciente de todo lo que ha hecho tu alma? Creo que no. Entonces baja el ego. Permítete vivir ese momento intensamente.
Porque cuando os cerráis, creyendo que no tenéis nada que limpiar, es como si crearais una barrera entre ustedes y nosotros. Y no podemos hacer nada. Porque ya habéis dicho: «No tengo nada que limpiar». Entonces os cerráis. ¿Os dais cuenta de que muy pocos están haciendo lo que hay que hacer de la manera correcta?
No, no me vengan con ironía, preguntando si necesitan repetir la vuelta. Esto se lo dirá su corazón; no somos nosotros. Solo tomen conciencia de lo que están haciendo. Y si lo hacen, háganlo con el corazón abierto. Permítanse recibir todo este Amor que estamos transmitiendo. Poco a poco, verán la diferencia.
No quieran ser los primeros en llegar. Esto no es una carrera. Nadie ganará un premio por llegar primero. Así que, entre cada vuelta, descansen. Tómense un descanso. Deténganse. Luego continúen con la siguiente vuelta. No hay plazo. Muchos me preguntan: “¿Y si pasa mañana?”. Y yo les pregunto: “¿Y por qué no se había preparado ya?”.
Todo lo que pedimos en esta Caminata de los Rayos ya se venía diciendo desde hace mucho tiempo. ¿Qué hubo de nuevo? Nada. Entonces, ahora, no es su desesperación lo que los llevará allí. Es su cambio, es su fe, su confianza. No vean la caminata como un sacrificio, porque no servirá de nada. Debe hacerse con mucho Amor. Y sabemos exactamente quién lo está haciendo así y quién no.
Mírate a ti mismo. Date cuenta de si realmente lo estás haciendo de corazón. No te engañes. Es necesario que haya entrega, conciencia; y observa los resultados. No los anheles. Llegarán gradualmente. Porque no estamos ahí solo por estar. Estamos trabajando con cada uno de ustedes. Y sabemos el resultado, para aquellos que lo hagan con Amor, con entrega, con gratitud.
Para el Código de Luz de hoy, les dejo las siguientes frases:
«Estoy listo
para mirarme profundamente.
Estoy listo para reconocer
cada punto que necesito cambiar».
Después de estas frases, digan la siguiente palabra:
¡Milójentum! ¡Milójentum! ¡Milójentum!
Hijos e hijas míos, la obra ha terminado. El espectáculo ha llegado a su fin. Dejen de vivir en la ilusión. Miren hacia dentro. Pero miren con amor, no con juicio. Y encontrarán cada punto que necesitará ser modificado de manera efectiva. Es importante.
Traducción: Kely Neri
Revisión: Regiani Maria Bugalho


