¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!
Llevo un gran manto y envuelvo este planeta en mi manto, dando la bienvenida a todos los niños que están en él.
Ten fe. Ten paciencia y confía en todo lo que vendrá. Hay que aprender lecciones. Aún queda mucho por aprender, sobre todo para los que se burlan de todo; los que piensan que todo son tonterías. Especialmente los que se burlan de ti, te llaman loco, senil.
No os preocupéis por eso, hijos e hijas míos. Lo que importa y lo que cuenta es lo que hay en el corazón de cada uno de ustedes. Es el amor, el cuidado, la creencia y la confianza en todo aquello hacia lo que os guiamos. Y os aseguro, hijos e hijas míos, que no os arrepentiréis.
Cualquiera que confíe ahora mismo, simplemente confía; no sabe realmente por qué, pero confía, está dando un gran paso en su evolución. Están dando un gran paso en la dirección correcta. No te preocupes por nada. No te asustes por nada. Solo mira tu propio camino. Hay mucho que cuidar en tu propio camino..
El camino parecerá a veces extremadamente complicado; parecerá casi imposible de ver; pero confía en tu corazón; confía en el paso que estás dando. Y nosotros estaremos ahí guiándote, sin dejarte dar un paso fuera del camino.
Hijos e hijas míos, estamos con ustedes todo el tiempo, ayudándoos a superar todo esto, a atravesar todo este proceso. No podemos vivir por ustedes. Es vuestro camino y necesitáis vivirlo plenamente, con todos los riesgos y el dolor, para aprender y evolucionar. Pero nosotros estamos ahí cogiendo una piedrecita, dándote un poco de agua, para ayudarte en tu camino.
No cambiamos tus lecciones. Te ayudamos a superarlas, a estar preparado, a tener fuerza. No te abandonamos. Y nunca te abandonaremos. Habéis jugado un papel importante en todo el proceso. Y las almas que están preparadas para la evolución necesitan ser cuidadas, vigiladas de cerca, para que no sean atacadas ni apartadas del camino. Estáis protegidos.
Puede que haya momentos en los que no lo creas. Pero estos pequeños momentos provienen de tus vibraciones. Cuando apagas un poco tu luz, nos alejamos. Y entonces quedas más desprotegido, pero no del todo. Porque seguimos ahí, guiándote de vuelta a la Luz. Nunca te abandonamos.
Así que tenlo por seguro: cuando se te apriete el corazón, cuando te invada el miedo, cuando te invada la tristeza, no dejes que se acumule en tu interior. ¡Llámanos! ¡Llámanos! Y os ayudaremos inmediatamente. No lo dudéis, hijos e hijas míos. Os llevo a cada uno de ustedes en mi regazo cuando lo necesitáis, aliviando el dolor, calmando el sufrimiento. Y no penséis así; que nos hemos olvidado de ustedes.
No te das cuenta de lo mucho que hemos reducido ese sufrimiento. Solo era necesario para tu evolución. Y os puedo asegurar que no era el tamaño de lo que causabais, porque eliminamos mucho, muchísimo. Así que estad seguros, hijos e hijas míos, cuidamos de cada uno. Conocemos a cada uno. Y sabemos lo que cada uno necesita en este momento.
Todos reciben apoyo. A todos se les cuida. Lo único que pedimos es que cada uno ponga de su parte, intentando mantenernos cerca para poder actuar con intensidad. Y juntos, escuchen con atención, juntos iremos todos en la misma dirección.
Traducción: Kelly Neri
Revisión: Regiani M. Bugalho
