¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!

Llevo en mis manos un manto, uno más entre los muchos que ya os he ofrecido. Pero cada manto que traigo es uno diferente, apropiado para el momento. Ahora pongo este manto en tus manos. No, no te lo pongas todavía. Este manto es un regalo. Estamos en un momento de intercambio de regalos. No podía venir con las manos vacías.

Este manto permanecerá en el corazón de todos y cada uno de ustedes; doblado, tal cual. Y siempre que necesitéis apoyo, consuelo y un abrazo, acordaos del manto. En este momento de necesidad, cuando os sintáis solos, sin opciones, sin saber qué hacer, coged el manto y ponéroslo a la espalda. No hace falta decir nada. Porque cuando vea a alguno de ustedes con este manto, sabré que tendré que mirar con más cuidado para ayudarle en esa situación.

Una vez pasado el problema, guardad de nuevo el manto en vuestro corazón. Es importante, hijos míos, que tengáis el discernimiento de pedir ayuda en el momento oportuno. No se trata de llevar siempre el manto. No. Digamos que es un manto para problemas difíciles; para situaciones complejas, que os ayudará a tener fortaleza y a elegir el camino adecuado para la situación de que se trate.

No uses este manto para problemas pequeños. Tienes que saber cuándo usarlo. Porque si en cada momento de reflexión, en cada momento de elección, coges el manto y lo metes dentro de ti, ¿Qué ocurre? Es como si gritaras: “Elige por mí. Ayúdame a resolver este pequeño problema”. En otras palabras, me estás diciendo: “No quiero pensar. No quiero entender. Quiero tu ayuda para salir de esto, sin demasiado esfuerzo”.

Por supuesto que siempre ayudo. Pero esto no es bueno para ti, porque tu dependencia de nuestra palabra, de nuestra energía, de nuestra ayuda, se vuelve tan dañina que dejas de pensar; siempre quieres nuestra ayuda. Y así no es como evoluciona un ser. Aquellos que están en el camino, que se están preparando, o que están casi listos, necesitan ser capaces de tomar buenas decisiones. Demostrando así que han aprendido las lecciones que les hemos enseñado.

Por eso te doy la capa doblada. No es para llevarla siempre. Es para momentos difíciles, para momentos complejos. Entonces tendrá su función. “Pero, ¿Por qué? ¿Por qué no puedes ayudarnos todo el tiempo?”. Porque sois seres con elecciones. Las elecciones las hacéis ustedes, no nosotros. Y tenéis que aprender a elegir.

Si cada vez que tienes un problema, pequeño, fácil de resolver, nos pides ayuda y te ayudamos, ¿Qué te estamos haciendo? Te estamos quitando tu poder. El poder de tomar buenas decisiones, o no. Porque si tomas una mala decisión, es una lección que tienes que aprender. Y más adelante, probablemente no la repetirás.

Si les ayudamos, les guiamos, serán demasiado perezosos para pensar, para tomar decisiones. Y eso no es lo que queremos. Queremos seres fuertes y poderosos, capaces de tomar sus propias decisiones. Que no nos vean como la solución a todo. Así que, sí, mi manto te ayudará, pero cuando se trate de algo que realmente no puedas hacer por ti mismo; para lo que tú solo estés luchando por encontrar la respuesta. Si es algo que has intentado muchas veces, pero que aún no has encontrado. Entonces puedes usar el manto.

Y no pienses que esto es una tontería, porque no lo es. Es algo muy serio y muy importante para el camino. Cada vez que confiáis en nosotros para cosas pequeñas, insignificantes, perdéis parte del poder que tenéis. Porque no confiáis en ustedes mismos, en que sois capaces de resolver las cosas, en que sois capaces de tomar buenas decisiones. Como si te dijeras a ti mismo: “No he aprendido nada, sigo necesitando ayuda”.

Siempre tendrás ayuda. Pero tienes que saber pedirla. No te vuelvas dependiente de nosotros. No nos veas como tu salvavidas. Eres capaz, eres poderoso. Usa tus propios poderes. Porque actuando así, todos estamos a tu alrededor, dándote más fuerza, dándote más poder. Porque vemos que sabes recorrer tu camino.

No depende de nosotros. No necesita que le digamos nada cada minuto. Ya ha aprendido lo que tenía que aprender. Y ahora avanza con la cabeza alta, el cuerpo erguido y confiado en el camino que recorre. Así que, hijos e hijas míos, estamos aquí todo el tiempo. Pero no nos veáis como algo a lo que acudís a cada segundo. Dios Padre/Madre os ha dado poder. Así que usad este poder. Crean en ustedes mismos. Y ciertamente os haréis cada vez más independientes.

Traducción: Kelly Neri

Revisión: Regiani M. Bugalho