¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!

Siempre llevo un manto conmigo. Y puedo envolver a cada uno de ustedes en él, dejando todo mi Amor, mi paz, mi Luz. Llevad este manto y sed equilibrio. Solo equilibrio.

Hijos e hijas míos, repasad vuestras lecciones. Volved a vuestros cuadernos. Volved a estudiar. Los tiempos de enseñanza han pasado, pero las enseñanzas están ahí. Volved a leer. Asimilad de nuevo todo lo que ya se ha dicho. Te daré un ejemplo.

En algún momento del camino, aprendiste algo; te llegó al corazón; y pasaste a vivir lo que habías entendido, a tu manera; de la manera en que lo entendías en ese momento. Pero aún estabas en los peldaños inferiores de la evolución de esa escuela. Hoy, si tomas todo ese material y lo vuelves a leer o a escuchar, no será lo mismo. Porque has aprendido mucho más.

Entonces ese pequeño punto, de ese tiempo lejano, adquiere otro contexto. Un contexto más grande, más profundo. Pero la enseñanza es la misma. Ni una palabra ha cambiado. Entonces, ¿por qué la diferencia? Porque tú has cambiado. Tu conciencia se ha expandido. Hoy puedes ver mucho más lejos.

Así que ese camino que comprendiste, que no estaba muy bien establecido, hoy podrá abrirte nuevos horizontes. No pienses que todo lo que ya se ha dicho ha quedado en el pasado, porque cada enseñanza que dejamos reverbera en la actualidad.

Vuelve a estudiar. Vuelve para que entiendas cada asignatura más profundamente. Y yo diría que serás capaz de absorber mucho más que entonces. Y te sorprenderás realmente de la capacidad que tendrás para comprender, para aprender.

Por desgracia, algunos de ustedes siguen fuera del aula. Y entonces, cuando alguien se va, preguntan: “¿Qué tal la lección de hoy? ¿Qué has aprendido?”. Siempre quiere que la otra persona transmita lo que ella no quiso tomarse el tiempo de aprender. Así que pone la comprensión en manos de la otra persona. Porque se transmitirá dentro del concepto de la otra persona. No en el suyo.

En ningún momento piensa en entrar en clase. No, lo quiere todo hecho. Quiere que su compañero le explique la asignatura sin que él tenga que dedicar tiempo a estudiar. Piensa que así es más fácil. Piensa que así no perderá el tiempo.

Así que os digo a los que estáis sentados fuera del aula que no estáis aprendiendo nada. Porque estáis escuchando lo que interpreta la otra persona, no lo que vuestra alma quiere que entendáis. Y el día del examen, no tendréis el conocimiento para hacer el examen. Porque no te entregaste a ese momento en el aula para aprender. Te quedaste fuera, jugando, distrayéndote; viviendo, como tú dices. Y luego esperando a que alguien te diera todo preparado.

Así que te digo que no llegarás a ninguna parte. No pasarás de curso. No aprenderéis la asignatura. Estoy haciendo comparaciones, hijos míos, como si fuerais alumnos de una escuela. Y puedo deciros que esta comparación es perfecta, porque habéis tenido mucho tiempo para aprender.

Muchos lo han asimilado. Muchos no. Muchos han llegado a la mitad del camino. Y precisamente porque están a mitad de camino, quieren que todo esté listo; no quieren empezar desde el nivel más bajo, con todo el aprendizaje que se ha hecho en la secuencia que se ha presentado, para aprender. No, quieren empezar por el nivel más alto. Creen que ya lo saben todo.

Todos habéis pasado por la escuela. Cada nivel es más difícil que el anterior. Entonces, ¿cómo quieres entrar en un nivel superior sin tener los cimientos? ¿Sin tener los niveles inferiores? Crees que estás aprendiendo. Estás aprendiendo todo mal. Todo torcido. Y sigues fuera del aula, siempre preguntándote qué hacer, cómo hacerlo, porque no lo sabes.

No aprendieron. No pasaron del primer nivel para aprender. Son perezosos. No en el sentido real de la vida, sino perezosos para aprender. Quieren tenerlo todo en sus manos. No quieren hacer ningún trabajo, no quieren perder el tiempo leyendo nada, escuchando nada. Quieren tener una ligera idea de lo que es y con eso les basta. Pero entonces no pueden entender nada porque no tienen la base de los primeros niveles.

Sí, hijos míos, el camino es largo. Los que empezaron entonces saben que el camino es largo. Saben que el camino no fue fácil. Así que no queréis llegar de la nada y queréis estar al mismo nivel que todos los demás que llevan ahí mucho tiempo. Todo el mundo ha tenido sus propios contratiempos para llegar hasta aquí.

No quieras adelantarte a todos. No quieras ser mejor que los demás. Siéntate en el primer nivel. Y estudia muy rápido. Asciende muy rápido para que haya tiempo para ti. Entonces me dirás: “Por eso quiero entrar en el primer nivel, para que haya tiempo”. No. Así no ganarás tiempo, porque no tendrás las bases para entender nada. Te equivocarás en todo y tampoco llegarás.

Ha llegado la hora. A muchos les ha llegado la hora de despertar. Y muchos dieron la espalda. Ahora se arrepienten, quieren recuperar el tiempo perdido. Pero todo, hijos e hijas míos, tiene consecuencias. Entonces lo ignorasteis. Ahora queréis precipitaros en todo. No servirá de nada. Todo tiene que empezar por el principio, para que tengáis la base de la comprensión.

Muchos de ustedes necesitan darse cuenta de que su tiempo no se ha detenido. Sigue acelerándose. Así que nada se detiene en el tiempo. Así que no penséis que vais a llegar ahora y tardar el mismo tiempo que los que llevan aquí tanto tiempo. El proceso comenzó allí.

No digo que no consigas nada. Sí que lo conseguirás. Porque cada paso hacia la evolución nunca se pierde. Y dependerá mucho de tu trabajo, de tu voluntad, de tus ganas; llegarás a donde está todo el mundo ahora en poco tiempo. Pero te digo: hay mucho que hacer, y no habrá tiempo. Pero no te tomes eso como que no tiene sentido.

Cuida tu evolución. Sigue caminando. Nada se perderá. Crees que no vale la pena porque no habrá tiempo. ¿Quién sabe? Dependerá mucho más de ti que de lo que ocurra a tu alrededor. Así que sigue caminando. Pero, ¿no quieres unirte a las primeras filas, por listo, por pereza, por no querer pasar por lo que ha pasado todo el mundo?

Entonces te diré: no funcionará. Porque no tendrás cimientos. Pondrás un montón de cartas y cuando llegue el momento, se derrumbarán. Porque no tienes cimientos sólidos. Te has saltado la base. Entonces lo perderás todo. Todos tus esfuerzos por permanecer donde no debes te llevarán hacia atrás. Y perderás todo el tiempo que pasaste intentándolo. Así que te pregunto, ¿No habría sido mejor volver al principio? Al menos te garantizo que no habrías perdido nada.

Hijos e hijas míos, cuidado. No estamos jugando. No os estamos haciendo ilusiones. Pero debéis actuar como habéis aprendido. Dejad de haceros los listos y de dar pasos más grandes de lo permitido. Dejad de estar fuera del aula preguntando a los que salen qué ha pasado dentro.

Asiste a la clase. Participa en ella. Dona tu tiempo en clase. Dona tus ideas. Porque no estás aprendiendo nada, te estás engañando a ti mismo, pensando que por cursar la asignatura con tu compañero, vas a conseguir lo mismo que los que asistieron a la clase.

Algunos no parecen aprender. Siguen viviendo su vida con normalidad. Luego, cuando se acuerdan, quieren jugar al juego. Entonces corren a la escuela y preguntan a sus compañeros por la asignatura. No aprenden nada. No han aprendido nada.

Pensad en ello, hijos e hijas míos. No penséis que el camino no merece la pena. Sí, merece la pena. Merece la pena por la evolución. Sea cual sea el punto al que lleguéis. Vale la pena por la evolución de tu alma. Y todo lo que es para la evolución nunca se pierde. Puede que ahora no consigas lo que quieres. Pero lo has intentado y has evolucionado. Y continuarás tu camino hacia la evolución. Nada se perderá.

Sé consciente de ello. Deja la astucia para los que están inmersos en la Tercera Dimensión. Sé sabio, no inteligente

Traducción: Kelly Neri

Revisión: Regiani M. Bugalho