¡Queridos hermanos del planeta Tierra! ¡SOY MELQUISEDEK!
Con cada orientación, con cada mensaje que podemos traerles aquí, muchos aún se preguntan: “¿Cuándo estaremos realmente preparados? ¿Por qué siempre tenemos la casi certeza de que nunca hacemos nada bien?”.
Hermanos míos, somos como padres amorosos y, como tales, es necesario que transmitamos las enseñanzas. No se consideren seres inadecuados, incompetentes o débiles por no alcanzar el nivel máximo que les pedimos. Por eso, voy a contarles una pequeña historia.
Tienes un camino por delante. Sabes que puede ser difícil o no. No tienes ni idea de lo que sucederá cada día, a cada paso, en este camino. Entonces, ¿Qué haces? Cogerás una mochila, meterás ropa, algunos instrumentos necesarios para tenerlos siempre a mano, lo que te permita sobrevivir…
Ah, sí, es importante decir que en este camino, todo será solo naturaleza. Es una gran caminata solitaria y definida para ti. Así que te preparas al máximo; llevas todo lo que crees que vas a necesitar. Por supuesto, en algunos puntos de la caminata, hay algunos lugares para descansar y reabastecerte. No nos preocupemos por tantos detalles.
Comencemos la caminata. A cada paso, hay la alegría de estar viviendo algo nuevo; pero también hay…, no, no, no pueden negarlo, hay miedo de lo que vendrá después. La única certeza que pueden tener en esta caminata es que nadie los atacará físicamente; no habrá animales salvajes. En cuanto a eso, estén tranquilos.
Entonces, el camino continúa y aparecen muchas cosas. El camino está cerrado por la maleza, y hay que atravesarlo o romper las ramas para poder pasar. Al principio, todo es maravilloso, todo es estimulante, porque estás siguiendo, vale la pena comentarlo, un camino precioso.
Es un camino con muchas flores, con grandes árboles. Un paisaje muy hermoso. Pero a medida que avanzas, el camino se vuelve un poco más difícil. Y entonces piensas: “¿Me rindo o sigo adelante?”. Y entonces miras atrás y recuerdas lo mucho que has caminado, lo mucho que has superado. Y decides seguir adelante.
Y aparecen algunos obstáculos. Podría decir incluso que aparecen muchos obstáculos, en los que realmente hay que usar la mente, la sabiduría, para superarlos con seguridad y éxito. Eso es lo importante. Y tu camino continúa cada día. Descansas, caminas, superas obstáculos; y los obstáculos, realmente, se vuelven cada vez más difíciles.
Pero tú has usado la fuerza del Amor, has usado tu fuerza de voluntad, has usado tu deseo, para superar cada uno de ellos. Y has seguido el camino, has seguido la ruta. Ha habido momentos en los que has pensado: “¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué he elegido? No hay nadie conmigo. El camino es mío. No hay forma de que nadie venga a mi lado. La soledad es grande”.
Pero sabes que en algún momento podrás descansar, tendrás gente con quien hablar, podrás bañarte, podrás comer y recuperar fuerzas. Y así has recorrido un largo camino. Con altibajos; días en los que casi no caminas, porque los obstáculos son tantos, el cansancio es tan grande, que casi no puedes dar un paso. Pero hay días en los que estás animado, fuerte, y consigues dar muchos pasos.
Pero al mismo tiempo, miras atrás y dices: “Hoy soy otra persona, diferente a la que era cuando empecé el camino. Cómo he aprendido a superar los obstáculos. ¡Cuánta sabiduría he adquirido!”. Pero te preguntas: “”¿Estoy preparado? ¿Estoy preparado para superar todos los obstáculos?”. Entonces recuerdas: “Pero tengo mis poderes. Superaré todos los obstáculos”.
Y no podemos olvidar que en algunos momentos te has equivocado de camino. Te has equivocado y has tomado un atajo. Has perdido mucho tiempo. Pero has conseguido volver al camino original. Y eso te ha hecho muy feliz. Y la caminata ha continuado. A veces sigues equivocándote de camino. Y es difícil salir de los atajos. Son atajos muy atractivos, con muchas distracciones. Casi te olvidas de la caminata. Casi te olvidas de tu camino; de la tarea que tienes que cumplir en ese camino.
Pero hasta que vuelves a retomarlo y consigues encontrar el camino de nuevo. Estas escapadas que haces del camino son agradables, son egoístas, porque haces lo que quieres. No te molesta que otro te siga. Dejas basura por el camino. No te importa nada. Solo te importa tu camino.
Pero otros vendrán tras de ti. Otros seguirán el mismo camino que tú estás recorriendo. Pero el camino no será igual para todos. Los retos, los obstáculos, los atajos serán diferentes. El destino y la ruta serán los mismos, pero cada uno tendrá su propio camino.
Y consigues volver al camino original. Recuperas tus fuerzas, tu coraje, tu determinación y retomas el camino original. Y cada vez se vuelve más difícil. Cuanto más te acercas a tu objetivo, al punto de llegada, más difícil se vuelve.
Y habrá, en medio de este camino, algunas penalizaciones. Exactamente, por tantos atajos que has tomado, tantas decisiones equivocadas que has tomado a lo largo del camino. Las penalizaciones van aumentando. Entonces te preguntas: “¿Pero me están castigando?”. Esa no es la intención.
Cada penalización es para que prestes más atención; para que no pierdas tiempo; para que no tomes atajos; para que sigas siempre el camino. Nadie te está castigando. Nadie te está castigando. Solo te está haciendo prestar más atención, estar más centrado, ser más perspicaz en tu camino.
Así que aquí voy a terminar esta historia, porque esta es la historia de ustedes, de cada uno de ustedes. Pero ustedes aún la están viviendo, porque el camino aún es largo hasta la Quinta Dimensión. Entonces imaginen que tuvieran un camino lleno de flores, lleno de golosinas, lleno de cosas que les gustan; les aseguro que se las comerían todas y llegarían a un punto en el que no tendrían fuerzas para caminar.
Entonces, somos como padres atentos, que no les damos dulces a los niños para que sean saludables; que los castigamos para que aprendan que tomaron el camino equivocado, que hicieron una elección equivocada. No estamos diciendo con esto que sean débiles, que estén desprevenidos. ¡No! Estamos haciendo que los niños sigan el camino correcto, para que cada vez sean más fuertes y puedan vencer a cualquier enemigo, cualquier obstáculo.
Así que no se compadezcan de ustedes mismos porque les llamamos la atención. Es necesario. Porque si lo dejáramos pasar, si no dijéramos nada, si no les orientáramos, les aseguro que ninguno de ustedes estaría hoy en este camino. Porque así es el ser humano, hecho de retos. El ser humano está hecho de retos. Crece cuando supera cada reto. Y cada reto le impulsa a vencerlo.
Si no hay desafíos, el ser humano se acomoda. Se sienta y no quiere hacer nada más. Pero si hay un desafío y hay alguien que dice “Quiero verte superarlo”, entonces os llenáis de orgullo y demostráis que “lo superáis. Y lo superáis.
Entonces, comprendan. Nadie aquí los está menospreciando. Nadie está diciendo que no sean capaces. Solo que todavía toman atajos. Todavía hacen cosas que no son adecuadas para el camino. Entonces, es necesario que aprendan que eso no es adecuado. De lo contrario, seguirán repitiéndolo y perjudicando su propio camino. Y, a menudo, afectando el camino de los demás.
Entonces, hermanos míos, estamos muy felices en este momento al ver cuántos de ustedes están en el camino y lo siguen, a pesar de todos los obstáculos existentes. Pero siempre habrá quienes tomen atajos, quienes se confundan, quienes hagan cosas inadecuadas en el camino. Entonces, estos deben sufrir penalizaciones. Para que presten más atención.
Es un juego, hermanos míos. Un pequeño juego de mesa en el que, en algunos momentos, se os penaliza y retrocedéis algunas casillas. Es exactamente eso. Pero por retroceder algunas casillas, no os hacéis más pequeños ni menos importantes. Solo tenéis que seguir adelante y tener “suerte”. No me gusta esa palabra. La suerte para nosotros es el resultado de lo que se sigue de forma correcta.
Entonces, si caminas correctamente, difícilmente caerás en los puntos del tablero donde hay penalizaciones, porque estás emanando eso. Así que aprende a conducir tu camino. No te menosprecies, no te sientas menospreciado por nada de lo que digamos. Solo somos padres amorosos, padres que quieren que sus hijos se desafíen a sí mismos. Padres que quieren que sus hijos sigan el camino correcto. Nada más.
Para el Código de Luz de hoy, dejo las siguientes frases:
“Todavía estoy aprendiendo.
Todavía tengo fallos en el camino.
Pero estoy seguro de que cada día daré lo mejor de mí mismo
y llegaré a donde sea necesario”.
Después de estas frases, di la siguiente palabra:
¡Ventamprom! ¡Ventamprom! ¡Ventamprom!
Y sigan caminando, hermanos míos. Todavía hay muchos retos por delante. No se distraigan, para no tomar atajos. Sigan con determinación, con valentía y con amor. Y solo tendrán cosas que ganar.
Traducción: Kely Neri
Revisión: Regiani Maria Bugalho
