¡Queridos hermanos del planeta Tierra! ¡SOY METATRON!
Cada día, la intensidad de la Luz solo aumenta. Efectivamente, todo el planeta está iluminado. Son pocos los puntos que aún alimentan las sombras. Tened por seguro, hermanos míos, que viviréis tiempos dorados.
Muchos se preguntan: ¿la realidad de la que hablamos existe realmente? Para aquellos que creen, sí. Para aquellos que siguen el camino, sí. Para aquellos que confían en sus propios poderes, sí.
En este momento, es necesario que cada uno de ustedes se empodere, sea consciente de la Esencia Divina que es. Todos ustedes tienen una parte de Dios Padre/Madre en su cuerpo, en su esencia, la propia Chispa Divina. Imaginen si esto es algo sin poder. Es una parte de él.
¿Cómo ven ustedes el poder de Dios Padre/Madre? ¿Siguen viéndolo como un humano, un anciano de barba blanca, sentado en una nube, señalando con el dedo y castigando a quienes no siguen el camino recto? ¿Es así como lo siguen viendo? Dios Padre/Madre es una gran conciencia, que está en todas partes, expandiendo el universo a cada momento.
Para ustedes es complicado, porque siempre están limitados por tres dimensiones. Entonces, entender lo que esto significa no es fácil, es complejo. Pero piensen en un… un animal pequeño que tiene muchos cachorros. Cada cachorro es producto de ese animal, y crecerá y se convertirá en un nuevo animal. Con todas las funciones y características del animal que lo engendró. Así son ustedes.
Dios Padre/Madre es inmenso, pero no tiene un tamaño definido. Está en todas partes. ¿Y por qué está en todas partes? Porque cada parte de él tiene su propia conciencia. Es una parte infinitesimal, pero es una parte de él. Por lo tanto, esta parte tiene su poder. Pero cada ser creado en el universo por él tiene el tamaño que él determina.
Algunos tienen un poder mayor para poder cuidar del universo, para poder mantener el universo en equilibrio. Digamos que ustedes, y muchos otros seres de otros planetas, son solo, como ya he dicho, una parte infinitesimal de él, pero eso no significa que no tengan poder. Siguen teniendo poder.
Entonces muchos entienden, ¿qué es este poder? Y ustedes piensan inmediatamente en la materia; en cambiar la materia. No es a este poder al que me refiero. Es el poder de ser un ser consciente igual a él, un ser amoroso igual a él, un ser que se mantiene en equilibrio igual a él.
Un ser que es capaz de cambiar el mundo que le rodea, por su propia emanación. Un ser que todo lo ve, todo lo oye, todo lo siente. Esos son los poderes.
Desconéctense de la materia. La materia existirá en todas partes y está formada por muchas moléculas. Sí, algún día podrán ser capaces de cambiar la materia, pero no en esta dimensión. Así que aprendan, en este momento, a usar los poderes que tienen innatos, que provienen de su propia esencia, de la Chispa Divina.
Pero, ¿por qué estos poderes están hoy comprometidos? Porque se les ha enseñado a no creer en ellos, a no vivirlos, a no estimularlos. Por lo tanto, todos estos poderes necesitan ser estimulados. Y ustedes deben tener el profundo deseo de querer vivirlos, de creer en ellos. No han desaparecido. Forman parte de la esencia divina de cada uno. No son ganancias, no son regalos, no son premios; son innatos en todos ustedes.
Entonces aprendan a usarlos, aprendan a creer en ellos. ¡Tienen la Chispa Divina, brillante, activa, viva! Los poderes están ahí. Solo tienen que creer en ellos, dejarlos venir sin miedo.
Hagan un experimento. Colóquense en el Templo Interno. Siéntense en algún punto del Templo Interno y comiencen el camino de recuperación de poderes, trabajando con los elementos. Trabajen con cada uno de ellos. Vean cómo nacen en sus manos. Uno por uno. Y jueguen con ellos, como un niño. Eliminen las limitaciones. Eliminen el «esto no va a funcionar». Solo deseen. Trabajen durante un buen rato con los elementos.
Elijan uno cada semana y trabajen con él a diario. Y comenzarán a sentir el poder que tienen, de lo que son capaces. Considérenlo como una fantasía. ¡Es magia! Y todos ustedes tienen la magia. Así que jueguen con ella. Un elemento cada semana.
Como un niño que esparce sus juguetes por el suelo y los va eligiendo uno a uno para jugar. Solo que en vuestro caso no serán juguetes, sino los cuatro elementos. No hay obligaciones. No hay rigidez. Hay alegría. Comportaos como niños.
Si el agua te moja, ríete mucho. Sé un niño al que le gusta jugar con el agua. Si la tierra te ensucia el cuerpo, sé un niño, ensúciate de tierra. El fuego no te quemará, pero puede quemar tu ropa. Ríete mucho. Juega con el fuego. Crea pequeñas llamas. Crea una llama en cada dedo. ¿Y si el aire apaga tu fuego? Crea una gran ráfaga de viento. Deja que tu cabello vuele. Pero si no tienes cabello, siente el poder del viento en tu cuerpo. Como si sacara todo lo que hay dentro para tirarlo fuera.
Den poder a los elementos. Dejen que actúen. Sean exploradores. Sean niños. No se limiten. No hay limitaciones para el ser humano, ni para ningún ser. La limitación está en sus mentes, no en el mundo real. Crean en los poderes que tienen. Y después de todo este ejercicio, traigan cada experiencia al mundo real.
Hagan llover, apaguen un incendio, refrésquense con el viento, hagan florecer las flores, quemen, hetericamente, los lugares negativos. Utilicen sus poderes. Cuiden el mundo que les rodea. Y esperen los resultados.
Para el Código de Luz de hoy, dejo las siguientes frases:
«Soy una Chispa Divina.
Soy una parte de Dios Padre/Madre.
Soy un ser poderoso.
Y soy capaz de usar todos mis poderes.
Después de estas frases, diga la siguiente palabra:
¡Capregúntenum! ¡Capregúntenum! ¡Capregúntenum!
Y un punto importante: cada experiencia, cada vivencia, es suya, exclusivamente suya. Compartir la experiencia con otra persona es curiosidad, a veces superioridad y siempre ego. Viva sus experiencias. Son suyas. No las comparta con nadie.
Traducción: Regiani Maria Bugalho
Revisión: Ana Maria Souza
