¡Queridos hermanos y hermanas de este hermoso planeta! ¡YO SOY SAINT GERMAIN!

En este momento mi corazón está lleno de alegría y de gran gloria. El proceso avanza rápidamente, las transformaciones tienen lugar. Lo que me doy cuenta es que dentro de vuestro mundo, siempre habrá lo contrario, siempre habrá aquello que intente desmantelar, siempre habrá aquello que intente empañar todo lo que decimos, todo lo que hacemos. Las herramientas de los que aún hoy controlan el planeta están trabajando a pleno rendimiento. Están estudiando, planeando y trabajando 24 horas al día para infundir duda, miedo, desesperanza y desarmonía. Por desgracia, lo consiguen, porque la gran mayoría está envuelta en esta misma energía, está conectada a ella y recibe toda esta carga de miedo y desesperanza.

Así que es como si todo el mundo se sentara, todo el mundo se relajara, no hay nada más que hacer que esperar la hora de la muerte. No hay razón para luchar, no hay razón para luchar, no hay razón para cambiar nada, para hacer que algo suceda… cambiarlo, todo solo lo empeora. Esta es la gran intención de los que dirigen tu planeta. Sí, todavía lo hacen, porque su mayor arma sigue activa. Muchos nos preguntaréis: “Si sois tan poderosos, ¿por qué no hacéis nada?”. Y yo respondo: ¿Quién tiene el poder de encender su televisor, quién tiene el poder de elegir, escuchar lo que allí se dice? Así que no depende de nosotros, te imponemos que no escuches, que no oigas lo que se dice.

Depende de cada uno de ustedes darse cuenta de lo maligna y destructiva que es esa energía para ustedes y tomar la actitud de apagar el interruptor. Así que no podemos hacer nada, tiene que venir de ustedes. Pero por desgracia, las masas entienden que es aquí donde aprenden y que siguen lo que pasa en el mundo. ¿Siguen, aprenden? ¿Aprender qué? A celebrar la violencia, a celebrar el mal, a celebrar todas las actitudes que van en contra de la Luz. Les pregunto a todos y cada uno de ustedes: si solamente oyeran noticias sobre la Luz, ¿las verían o estarían asqueados, cansados de ver tantas cosas que no tienen? No, no lo haríais, porque muchos incluso se rebelarían y dirían: “Yo no puedo tener nada de esto, así que ¿por qué me lo seguís mostrando?”. Sin embargo, la belleza, la luz y las cosas bellas están al alcance de todos, pero no sabéis verlas de esta manera.

Así que cuando te muestran violencia, la aceptas porque forma parte de tu día; la confusión la aceptas porque forma parte de tu día; la malicia, la intriga, el cotilleo los aceptas porque llenan tu día. Así que no culpes a quienes crearon este medio de comunicación, no les culpes a ellos; porque el poder de elegir si lo enciendes o lo apagas es tuyo, no de ellos. Es como un gran tubo de melaza en medio del bosque. Sólo que ese tubo es un gran engaño, porque quien toca esa miel se vuelve dependiente de ella. Y al principio, nadie tiene el valor, hasta que el primero la toca, y todos se dan cuenta de que no ha pasado nada. Pero no se dan cuenta de que el que lo tocó la primera vez no puede apartar la mano de él, está atrapado, atado, intoxicado, adicto a esa miel.

Y así eras tú. Te has vuelto adicto a todo lo que oyes, te gusta seguir la violencia. Entonces muchos podrían decir: “No, pero ¿necesito saber cómo es mi mundo?” ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para sentir miedo? ¿O deberías preocuparte por el camino, por tu confianza en los seres que te protegen y olvidarte del mundo exterior? Deberías preocuparte por tu salud, por tu alimentación, por lo que emanas. Pero no, te preocupas por seguir lo que te dicen, por recibir esa energía, por compartir y hacer partícipes de esa energía a muchos.

Así que oyes cualquier cosa, escuchas cualquier cosa, difundes cualquier cosa. Es raro que cuando recibes una noticia, intentes averiguar la verdad, intentes investigar, intentes encontrar la fuente, quién la ha producido. No, la tomas y la difundes, porque supuestamente la noticia es buena para ti. Pero, ¿es verdad? Ni siquiera lo sabes, la has mirado, la has identificado desde tu punto de vista, que era verdad, así que vamos a difundirla.

¿Y si te dijera que no es verdad? ¿Y ahora qué? Has puesto el mismo pensamiento en la mente de muchos. ¿Cómo lo sacamos ahora? ¿Hasta dónde lo has difundido? Tendrás el control sobre ello, podrás decir uno por uno: “Mira, lo que te he dicho es mentira, no te lo creas”. No, ya no tienes ese control. Y los que escucharon lo que les enviaste no tendrán la oportunidad de saber que no es verdad, porque no podrás encontrarlos. Pero tú lo haces todo el tiempo, te parece maravilloso.

¿Alguien pregunta a su propio corazón o a sus amos, si las noticias son ciertas? No, nadie pregunta. Tú sales a difundirla. Por supuesto, creyendo que es verdad, queriendo difundir la buena nueva. ¿Buenas noticias? ¿De dónde? ¿Lo sabes? ¿Cuál es la fuente? ¿Es verdad? ¿Lo sabes? ¿Escuchaste en tu corazón para ver si allí había una energía positiva o si era una energía engañosa? No, no piensas, quieres difundirlo. Hemos dicho aquí muchas, muchas veces que tienes que prestar mucha atención a lo que oyes y a lo que lees. Pero esto sigue ocurriendo, no te paras a analizar lo que lees o escuchas, simplemente lo difundes.

Así que voy a poner una imagen en tu mente. Si estuvieras en silencio, todo el proceso estaría mucho más avanzado. Porque no habría propagación de energías engañosas, falsas energías. Es como si estuviéramos en un gran salón, cada uno de nosotros, Seres de Luz, está ahí dentro de ese salón, limpiando cada punto de ese salón, cada pedacito, cada punto de la pared, cada punto del techo. Todo brilla, todo es maravilloso. Y entonces llega alguien con los pies embarrados y entra en la sala. Y se dan cuenta mucho tiempo después de que deberían haber visto lo que había en esa habitación, que se estaba limpiando. Pero esa persona no lo vio y entró con los pies embarrados y cuando miró hacia atrás, se dio cuenta del barro que había en sus zapatos. Y no tiene forma de limpiarlo, porque no tiene nada en las manos con lo que limpiarlo. ¿Qué sentido tenía que todos nos esforzáramos tanto por dejar limpio el vestíbulo?

Y al mismo tiempo, otras personas entran, traen polvo, traen suciedad de fuera y vuelven a ensuciar la sala. Porque para ellos, lo importante no es que la sala esté limpia, lo importante es que tengan un lugar por donde caminar. No les preocupa si ensucian la sala, no les preocupa que alguien tenga que volver a limpiarla. Y muchos seguirán pensando: “Una sala tan grande, ¿por qué no podemos pasear por ella?”. Y llamará a los demás: “¡Entrad! Llenemos la sala”. Y la suciedad volverá a extenderse.

Esta sala es su planeta y las personas son ustedes. Así que limpiamos la capa de energía negativa. ¿Y qué hacéis entonces? Esparces la misma energía. ¿Por qué lo hacéis? Porque no puedes diferenciar entre el bien y el mal. No puedes decir si esa noticia es cierta o no. No te diría que es desalentador, porque no difundimos este sentimiento. Si fuéramos seres humanos, te diría que nos rendiríamos, porque llevamos mucho tiempo limpiando esta sala y tú sigues ensuciándola. Pero no nos rendimos, seguimos adelante. Ahora, todos y cada uno de ustedes, precisamente por estas acciones irreflexivas e inoportunas, están atrayendo hacia sí más energías negativas. Aquella noticia que os pareció maravillosa, que era cierta, la habéis consumido porque os habéis centrado en ella, y lo que es peor, la habéis difundido, y esto también reverbera y recibiréis el resultado de ello más adelante.

Parece que no aprendéis. Nosotros limpiamos y ustedes ensucian. Ya no es oportuno que os enseñe a distinguir las noticias verdaderas de las que no lo son. Este tiempo ha pasado. Te lo hemos dicho y te hemos enseñado muchas formas de detectarlo. Pero te crees demasiado bueno, te crees demasiado preparado, te crees que ya estás en la Quinta Dimensión. Así que, cuando lees algo… “¡No, es verdad!” Y sigues adelante. Y entonces te pregunto: Mañana cuando descubras que no es verdad, ¿qué vas a hacer? ¿Sentarte y llorar? Te digo que no servirá de mucho, tendrás que pedir perdón a todos los ciudadanos a los que has engañado compartiendo esa noticia falsa. Sí, tú lo has provocado.

El tema del momento es Gesara/Nesara. No diré nada. Todavía no es el momento de venir aquí a hablar de ello. Tampoco voy a decir lo que es verdad y lo que no. Depende de cada uno de ustedes, en este momento de su camino, saber discernir lo que es verdad de lo que no lo es. Depende de ti, en este punto de tu viaje, saber discernir lo que es verdad de lo que no lo es. Saber cómo no dejar que el ego te llene, dejar que el ego tome la iniciativa, estableciendo ideas en tu mente y pensando que todo está bien. No diré nada. ¿Lo que oyes o lees está bien o mal? No diré nada. Ya no me corresponde a mí ni a ningún Ser de Luz, enseñarte a discernir lo que está bien, de lo que está mal, lo que es verdadero, de lo que es falso, lo que son noticias que vienen de la Luz, de lo que son noticias que no vienen de la Luz.

Seguiremos limpiando esa sala, para siempre si es necesario. Y cada uno de ustedes tendrá que aprender, con el tiempo, a darse cuenta de que esa sala debe permanecer limpia y a entrar en ella descalzo, para no ensuciarla más; para ser un cociente de adición a esa energía de limpieza. Así que no esperéis de mí una postura, no esperéis que diga que “a” o “b” está bien o mal. Depende de cada uno de ustedes aprender a escuchar a su corazón, no a su ego. No te inventes tu propia opinión y la difundes por el mundo. Si crees en algo, guárdatelo para ti, porque mañana, si no es verdad, no habrás llegado a nadie. Ahora bien, si es falso y lo difundes, seguro que te devuelven lo que hiciste. Porque no tuviste cuidado, no escuchaste a tu corazón, no escuchaste a tus maestros antes de difundir esa noticia.

Así que no depende de nosotros seguir repitiendo indefinidamente lo que ya sabéis, no depende de nosotros. Y hemos dicho y termino diciendo: la noticia de las revelaciones llegará. ¿Y no pensáis imitarnos nunca? ¿En ningún momento intentarán hacer algo parecido a lo que decimos, pretendiendo ser nosotros? ¿Qué les impide hacerlo? Ya pusieron nuestras imágenes en el cielo, ¿qué les impide ponernos en sus dispositivos diciendo algo? Nada. Ahora os toca a cada uno de ustedes escucharlo y sentirlo con el corazón. Entonces yo y todos nosotros podremos decir que estáis preparados para la Quinta Dimensión.

Así que si aún no sabes cómo hacerlo, te sugiero que aprendas. Y quiero decir rápidamente. Y deja de difundir la noticia. Todavía no te has dado cuenta de la gravedad de este acto que sigues haciendo. Todavía no lo has entendido. Tal vez un día, más adelante, cuando te des cuenta del daño que has hecho, aprenderás. Ahora, ¿habrá tiempo? ¿Habrá tiempo para que retomes ese camino? Porque hiciste algo y toda acción siempre tiene una reacción.

Traducción: Regiani Maria Bugalho

Revisión: Ana Maria Souza