¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡SOY SANANDA!
Una vez más, mi presencia aquí es una fuente de gran alegría, porque en este momento puedo guiaros hacia un mayor espacio de Luz.
Hijos e hijas míos, continuad el camino. Haced valer todos los acuerdos que hicisteis cuando encarnasteis en este planeta. Todas sus almas sabían el papel que desempeñarían en este momento. No es un papel sencillo, pero no es un papel que pueda causaros problemas, ni que pueda poner en peligro su integridad física. ¿Y cuál sería ese papel? Emanar Luz. Simplemente eso.
Sólo tienes que estar concentrado en algo en el momento de la emanación. Piensa en algo. Concéntrate en ello. Siempre hemos dicho aquí que aquello en lo que te concentras, aumentas, alimentas esa energía; ya sea energía buena o mala. Así que concéntrate en algo.
¿Quieres emanar Luz? Pues muy bien. Entonces ten delante de ti una foto o algo que pueda representar el tamaño del universo del que quieres emanar esta Luz. Mira este papel o foto o imagen durante al menos cinco minutos. Tu cerebro retendrá cada detalle. Puede que no lo guardes, pero tu Ser Superior ciertamente estará acumulando esa imagen. Y en el momento en que termines los 5 minutos, puedes cerrar los ojos y prepararte para la emanación de Luz, y tu Yo Superior se asegurará de que toda la Luz que emanas vaya a ese foco que has observado.
¿Es difícil, hijos míos? No, no lo es. “Emanar luz sin foco es malo, ¿no funciona?”. Claro que no es malo, y claro que funciona. Porque simplemente emanas Luz; ¿y a dónde va esa luz? A tu entorno, a tu casa, y todo depende de la potencia que estés emanando y del tamaño del halo que crees a tu alrededor. Así que también funciona.
“Ah, ¿pero puedo mentalizar un lugar en vez de mirarlo?”. Eso también funciona. Sólo lo pongo aquí para aquellos que no suelen concentrarse en algo durante mucho tiempo, cuya mente parlotea demasiado y que, en el momento de la emanación, empiezan a pensar en varias cosas y acaban distanciándose del objetivo. Al mirar un objetivo, un foco, durante cinco minutos, manteniendo tu atención en ese objetivo, tu Yo Superior cree que esa es tu intención. Y aunque tus pensamientos vayan y vengan durante la emanación, seguirás emanando hacia ese lugar, porque tu Yo Superior estará poniendo toda su energía allí.
Ya habrás creado una conexión con ese foco, y cualquier energía que emanes irá hacia él. Por supuesto, aquí hay una advertencia. Si en el momento de la emanación empiezas a pensar: “¿Está funcionando? ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Servirá de algo? No creo que esto ayude. O sea, si tienes muchas dudas, mejor no empieces, porque interrumpirás tu emanación de energía de Luz y estarás emanando más dudas, más sombras.
Ya lo dijimos aquí y lo repito: La duda es un producto de la sombra. Quien duda no emana Luz. La duda trae sombra. Entiéndelo. Así que mantente centrado, ten fe y asegúrate de que lo haces por un bien mayor. Ah, y otro punto importante. “Hay una diferencia entre centrarme en mi edificio o centrarme en el planeta. ¿La energía que amo será mayor o menor?”. No, no lo será; será idéntica.
Es lo que he dicho: te has enfocado, te has propuesto, es tu Yo Superior quien emanará, quien conducirá la energía, y a través de ella todos nosotros estaremos allí juntos, emanando la energía necesaria en el punto en el que te has enfocado. No serás tú quien emane inmensa energía al planeta. No serás tú quien emane una pequeña cantidad de energía porque sea tu edificio. No hay diferencia. Emanar Luz es emanar Luz, y lo que cuenta es tu intención, tu enfoque. Y nos aseguraremos de que toda la energía llegue a donde tiene que llegar de la manera correcta. Entendido.
Así que no te preocupes si emanar luz al planeta te agotará. No, emanaréis la luz que tus cuerpos tengan, ni más ni menos. Cuando os enfocáis: “Voy a emanar Luz”; tu cuerpo tiene un gradiente de Luz, tiene un cociente de Luz, y será este consciente el que será emanado, ni más ni menos. Y si te concentras y se lo das a tu Yo Superior, eso nos atraerá, para que podamos potenciar la energía que deseas. ¿Entiendes?
Entonces no hay nada más que decir. Sólo sé Luz. Emanad Luz. Lo poco que cada uno de ustedes haga de corazón será mucho, y no es por eso que todos deben enfocarse solamente en el planeta a partir de ahora. No. Si te concentras en tu edificio, por ejemplo, ¿a cuántas personas estarás envolviendo en Luz? Piensa en ello. Empieza poco a poco. Emana Luz a tu edificio, luego a tu barrio, luego a tu estado, a tu país, y luego llega a Gaia.
Cada uno haciendo un poco, pues el proceso, nunca será poco. Siempre será ideal para ayudar a toda la emanación de Luz en el planeta. Actuad, hijos e hijas míos. No temáis nada. Emanar Luz es algo maravilloso para sus almas.
Traducción: Ana Maria Souza
Revisión: Regiane Maria Bugalho