¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡SOY SANANDA!
Estamos llegando al final de este ciclo que estáis siguiendo en el planeta. No he podido evitar venir a dejar un mensaje de Amor y Esperanza para todos y cada uno de ustedes. Como siempre he dicho, cada vez que vengo, cada vez que puedo transmitir un poco de mi energía, transmitir mis mensajes, es un momento de gran alegría para mí.
Repasando todo el tiempo transcurrido entre mi llegada y mi partida del planeta, hasta el día de hoy, mi palabra nunca ha desaparecido; mi palabra nunca ha sido borrada. Se ha distorsionado, se ha modificado, pero la esencia del Amor Crístico que un día traje permanece hasta el día de hoy. ¡Y eso es fantástico!
Han surgido muchas religiones. Cada una mirando a través de su propio prisma, pero todas con el mismo centro: Dios Padre/Madre. Os han enseñado varias maneras de llegar al Padre. Siempre habéis aprendido que todos estábamos lejos, muy lejos, fuera de ustedes. Espero que hoy seáis conscientes y tengáis la certeza de que no estamos fuera; estamos dentro del corazón de cada persona que nos acoge, nos respeta y nos ama. Estamos dentro. Siempre. Dispuestos a ayudarte en cualquier situación.
No hay juicio por nuestra parte. Nunca lo ha habido. Muchos de ustedes se alejan de nosotros porque son conscientes de los caminos equivocados que han tomado; y sienten vergüenza o creen que estamos frunciendo el ceño o hablando enérgicamente, dando un gran sermón, a cada uno de ustedes que piensa así.
No. Siempre estamos ahí. No diferenciamos. No juzgamos. A menudo nos alejamos, pero no porque juzguemos lo que has hecho. Es precisamente por lo que emanas. Emanas tanto odio, tanta arrogancia, venganza; que todas estas energías sumadas, nos alejan, crean una gran barrera para nosotros. Por eso no estamos tan cerca.
No es por nuestro juicio. No es porque te miremos y no veamos un ser brillante. Vemos un corazón mixto, donde emana luz y emanan sombras. Pero siempre estamos ahí, observando, viendo, sólo que lo que emanas nos aleja. El día que dejes de emanar sombras y sólo emanes sentimientos de Luz, nos acercaremos más y más. No importa lo que hayas hecho en el pasado.
No juzgamos a nadie. Creéis que juzgamos y castigamos. El juicio lo hacéis los propios. Y de hecho, todo lo que se emana vuelve, y tú lo entiendes como un castigo; no como un retorno, no como resultado de lo que has hecho. No hay castigo; hay retorno.
Cada pensamiento, cada palabra, cada acción es una energía que contiene tu firma. Es tuya, emana de ti. Así que te pertenece. Puede tardar 1000 años, pero no se perderá y no perderá su firma. Y un día volverá, para que puedas mirarlo y ver lo que causaste. Para que tengas tiempo de pensar y arrepentirte. Así es el universo.
Estás muy cerca de aprender muchas cosas nuevas. Estáis muy cerca de ver la esencia de toda una verdad que se os ha ocultado. En este momento, necesitáis estar tranquilos y en paz para no dañarlos con todo lo que estáis a punto de aprender. Seguid emanando Luz, emanando Amor, independientemente de lo que se os haya presentado o enseñado.
Este es el gran secreto. Esta pequeña palabra, pero que tiene una enorme energía en todo el universo, no sólo en este planeta. Es una palabra muy conocida, porque es el sentimiento más puro que todos sentimos por cualquier ser del universo: Amor. Pero no el Amor que tú practicas. Es el Amor Incondicional, precisamente el que no juzga, el que no critica, el que no pide, el que no exige, el que no intercambia, el que no regatea. Es un amor que sólo se da a sí mismo. Este es nuestro Amor. Es el Amor que viene de Dios Padre/Madre.
Así que, al final de este ciclo que estás viviendo en el planeta, me gustaría darte un consejo. Echa la vista atrás a todo lo que has construido hasta el momento presente. Pero intenta fijarte en las cosas positivas. No te fijes en lo negativo. Y yo diría que recordarás cosas que te sorprenderán. Cuántas cosas hermosas e importantes has hecho.
Ten en cuenta todo lo que has hecho por ti y por los demás, por el Todo, por el planeta, por los animales. Todo, cada pequeña acción. Para el Universo, ninguna acción es pequeña. Todas tienen su importancia. Así que mira, trata de recordar cada una. Intenta enumerar todas las acciones. Al final de este ejercicio, veréis cuánto habéis contribuido a sus vidas y a su entorno.
Si no puedes recordarlo todo en un solo momento, deja siempre el papel en algún sitio y anota todo lo que recuerdes. Escribe poco a poco cada cosa que recuerdes. Cada buena acción. Cada situación que te haya alegrado o que haya alegrado a otra persona. Como he dicho, olvida el sufrimiento, las cosas negativas; olvídalas todas. Pon sólo lo positivo.
Y no olvides los abrazos. No olvides las sonrisas. No olvides jugar con tus hijos. Pon todos los momentos que te trajeron alegría. Será una larga lista. Muchos diréis: «No, la mía será corta», y os aseguro que no lo será. ¿Por qué? Porque apenas os fijáis en las cosas positivas. Sólo dais importancia y os centráis en el sufrimiento; en lo que os ha hecho daño. Nunca lo olvidas.
Pero tu vida no consiste sólo en eso. Tu vida está hecha de un Sol que sale cada día. Y este mismo Sol es el que te da de comer, porque hace brotar las verduras. Es el aire que respiras. Es el agua que viene de los ríos, de la lluvia. Es la tierra la que te da algo de comer.
¿Entonces sólo tienes cosas negativas? Por supuesto que no. Porque el ego no te deja mirar lo positivo. Siempre quiere que mires lo negativo para encontrar una manera de vengarte. Ese no es el camino. Olvídate de todo eso. Mira lo positivo.
Cualquiera de ellos; no importa lo importante que sea. Todos son importantes. Si te alegraron o alegraron a otra persona, todos son importantes. Echa la vista atrás a tu infancia, a tus amigos del colegio, a toda tu vida: grandes momentos. Momentos de alegría, momentos de amor, de amor intenso. Pasiones. Servirán. Son momentos que te hicieron feliz, así que cuentan.
Olvida sólo a los que te trajeron tristeza, dolor. Y sigue escribiendo. Escribe, escríbelo todo. Hazlo antes de que acabe el ciclo. Y a la hora «h», cuando empiece un nuevo año, retoma todo lo que has escrito…. Ah, sólo un recordatorio: escribe con las manos, no uses máquinas. Pon tu energía en ese papel. No hace falta que escribas una historia, no es eso lo que te pido, es el momento. Sólo una frase que cuando la leas, recuerdes exactamente el momento.
Así que, cuando llegue el momento de cerrar un ciclo y empezar el siguiente, pon todos esos trozos de papel en tu corazón. Y di una sola palabra: «Gratitud. Gratitud por todos estos momentos». Nada más. No tires estos papeles. Guárdalos en algún lugar donde puedas tenerlos todos para ti. Y cada vez que estés triste, disgustado, coge estos papeles y lee, secuencial o aleatoriamente, cada momento. Y verás lo hermoso que ha sido tu camino. Hazlo. Haz este pequeño ritual. Este ritual contiene una energía. La energía de lo viejo y la energía de lo nuevo. Pero te impregnará de tanta alegría que provocará un gran cambio en tu camino. Porque has traído a colación momentos en los que vibrabas alto, momentos de Luz. Y esto hará que tu alma se llene de esa Luz, que se recargue con toda esa Luz. Y esto te dará la fuerza, la protección y la capacidad de afrontar cualquier cosa en tu próximo caminar.
Traducción: Ana Maria Souza
Revisión: Regiani M. Bugalho
