¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡SOY SANANDA!
Una vez más es con gran gratitud que vengo aquí a transmitir algunas enseñanzas más. Cada momento en el que se me permite transmitir toda mi sabiduría, todos mis pensamientos, es un momento edificante para este planeta. Como ya he dicho aquí, estas palabras, habladas o leídas, no están sueltas en el viento, están imantadas con mi energía. Así que todo aquel que escuche con el corazón abierto recibirá todo lo que aquí se dice.
La forma en que me dirijo a vosotros me es indiferente. Os llamo hijos, hijas, os llamo hermanos, hermanas, os llamo amigos… para mí no hay diferencia. Pero queda la duda en el corazón de todos. Habéis estado acostumbrados a verme como ese ser inalcanzable en algún lugar del cielo, donde todo el respeto y la humildad deberían emplearse para llegar a mí. Muchos me confunden con Dios, me llaman Dios.
¿Qué venimos diciendo aquí desde hace algún tiempo? Que no hay distancia, no hay barreras, no hay puntos que rellenar, y aún menos condiciones para que cada uno de vosotros llegue a mí o llegue a Dios Padre/Madre. Dentro de tu concepción, es más fácil que pienses en mí, porque fui un humano como todos vosotros, encarnado en el planeta. Hasta el día de hoy, mi imagen es forjada de innumerables maneras; como un ser extremadamente bello para que pueda ser aceptado más fácilmente por vuestras mentes reprensibles.
Hoy, si hubiera sido posible tomarme una foto en aquella época, diría que no me parezco en nada a lo que veis ahí fuera. Tenía los rasgos de la gente de aquel tiempo y lugar. La belleza que me imputan en sus imágenes no tiene nada que ver con mi realidad de entonces. Pero si me retrataran como asiática, como africana, como albina o con rasgos que ustedes no aceptaran, ¿cómo sería el culto a mi persona? Así que era necesario crear una imagen totalmente falsa, totalmente distinta de la real de aquella época.
Así que les pregunto: ¿Dónde está la diferencia? Si yo fuera un hombre negro, ¿mi energía sería diferente, mi energía no sería suficiente para ellos? Seguramente para algunos, sí, sería inaceptable, inconcebible que yo hubiera sido un hombre negro. ¿Por qué? ¿Habría sido diferente mi corazón? ¿No habría hecho todo lo que hice para traerles hoy aquí? ¿Por qué no? Lo que tenía cuando me encarné como Jesús el Cristo era sólo un vestido que duró unos pocos años. Eso es todo lo que era. Mi amor, mi energía, no tienen nada que ver con la ropa que llevaba.
Así que te pregunto: ¿Por qué tanta diferencia, por qué tanta discriminación? ¿Qué crees, que durante estos milenios y milenios que llevas encarnando aquí en el planeta, has encarnado con la misma ropa que tienes hoy? Y no confundas la ropa de la que habló con la ropa que llevas puesta; es la envoltura física que se te ha dado. Es el producto de la genética, de las mezclas, del mestizaje de razas que ha tenido lugar en el planeta.
Así pues, cada cuerpo generado es diferente, porque la mezcla original es diferente; de lo contrario, todos seríais iguales, al menos en apariencia. ¿Por qué he insistido en este tema? Porque es importante. Vuestras religiones predican que sois únicos en el universo. Son tan arrogantes y prepotentes que no admiten que haya otros seres en el universo. Dios Padre/Madre es en realidad bastante perezoso y sólo creó la raza humana; no quiso hacer nada más con el resto del universo. ¿Se desilusionó, se desanimó o simplemente le dio pereza?
Pero eso es lo que te han dicho: que no hay mundo exterior. Y yo te puedo decir que mi mundo alma vino de este exterior, no es terrenal. Entonces, ¿qué vas a decir? Que estoy equivocado, que miento, que no soy yo quien habla. Y entonces os diré que escuchéis a vuestros corazones y sabréis si lo que digo es verdad o mentira.
Estáis a punto de conocer razas del universo, y lo que es más interesante, conoceréis la cuna de sus apariencias. Sabrás exactamente cómo identificar las células “mater” de la apariencia que tienes hoy. Porque esto es lo que ha sucedido. Ya lo he dicho aquí y lo vuelvo a repetir: esa historia de que una sola pareja pobló el planeta es imposible; si fuera verdad, todos seríais iguales. Pero no lo sois. Así que el origen de su apariencia proviene de seres galácticos que han poblado este planeta desde que se creó aquí el primer humano.
¿Y qué harás cuando veas a un ser que tiene el mismo color de piel, que tiene la misma forma de ojos, que tiene la misma altura que tú? ¿Reconoceréis realmente que él, que su raza, fue el precursor de vuestra propia apariencia o no? Os seguís engañando pensando que esto no existe. Aclaremos una cosa: no hablo del alma, hablo de la vestimenta física. En cada encarnación tomas un ropaje diferente, dependiendo de dónde elijas nacer, en qué familia quieras nacer, y la genética determina cómo será tu imagen, tu ropaje físico. Pero tuvo un origen y verás estos orígenes claramente delante de ti.
Entonces, ¿cómo se explica todo esto? ¿Y cómo comprenderás toda la pequeña historia que se ha contado? Por eso te digo: Deja de mirar a los demás por su apariencia, porque en alguna de tus encarnaciones puede que hayas sido igual que ellos. Y como te tomas la belleza muy en serio, puede que hayas sido mucho más feo que él. Ah, ¿pero no te lo crees? Es una forma de protegerte de la verdad creyendo una mentira.
Muchos de los que os llamáis despiertos seguís discriminando a los demás. Esto es incompatible con los que supuestamente quieren ir a la Quinta Dimensión. ¿Qué quiere decir discriminar a los demás? ¿Dónde está el amor incondicional, dónde está el amor totalmente desprovisto de juicio, dónde está? Aprende a ver a la otra persona como a ti mismo, porque en algún momento de tu camino, puede que te hayas parecido mucho a ella. ¿Y por qué te molesta tanto hoy? Porque te enseñaron a desintegrar, a discriminar, a creerte superior o inferior, trayendo esta ola de desequilibrio entre ustedes.
Lo hemos dicho muchas veces, no miramos los cuerpos físicos, sólo vemos el alma. Y está claro que todo este proceso de discriminación aparece en el alma. Sabemos que no tienes un corazón puro, sabemos que aún no emanas un 100% de amor incondicional. Pero te diré algo: desde nuestro infinito amor, también sabemos que esto es algo gradual, que no será de la noche a la mañana que emanen un 100% de amor incondicional. Pero, ¿qué necesitamos ver al menos? La intención, el empeño, la voluntad, la búsqueda de dar un paso adelante cada día, y esto también aparece. Y yo te digo que esto es lo que te permitirá alcanzar la Quinta Dimensión.
Hijos e hijas míos, hermanos y hermanas, no será un proceso fácil. Digámoslo así: se os ha dado libre albedrío, un proceso único en todo el universo. Ahora vais a cosechar los resultados de esto, que es cambiar de dimensión dentro de la conciencia física. ¿Será fácil? No, y puedo decirte que cada día será más difícil porque las pruebas serán más profundas. Con cada paso que das hacia adelante viene una prueba más difícil, para darte cuenta de hasta qué punto has aprendido realmente lo que es el amor incondicional. Y esta es la sensación que tienes a menudo, que avanzas y retrocedes, avanzas y retrocedes. Esto no es sólo una sensación, es la verdad. Avanzas y eres puesto a prueba, y no pasas la prueba; vuelves al camino, para pasar de nuevo la misma prueba.
Y sigues subiendo y bajando hasta que pasas cada prueba. Ahora aquí está lo más importante, que me lleva de nuevo a lo que dije al principio: Dios Padre/Madre no está en un lugar inalcanzable, ni está tan ocupado que no escuche lo que pides. Igual que yo, igual que María, igual que todos los demás Seres de Luz que conocéis. Cada uno de ustedes que nos acepta en su corazón nos tiene como Chispas dentro de él. Así que no estamos fuera, no estamos en una imagen, estamos dentro de ustedes. Y no hay lugar más rápido y fácil para acceder a nosotros que este lugar donde estamos.
Así que no nos busques fuera. No nos busques delante de una foto. Búscanos dentro de tu corazón, y seguro que, si lo crees, nos encontrarás.
Traducción: Ana Maria Souza
Revisión : Regiane Maria Bugalho
