¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY SANANDA!
Traigo mi corazón lleno de Amor a todos los que estáis aquí ahora mismo.
En el mundo de hoy, necesitáis concentración, fe, perseverancia y un corazón cada vez más puro. No os dejéis atrapar por el mundo exterior. Intentad llenar vuestro tiempo con el trabajo honrado, con los quehaceres de cada día, con vuestros hijos, con vuestra familia; pero buscando siempre el equilibrio. Nunca te dejes atrapar demasiado por nada. No tiene sentido abarcarlo todo y olvidarse del mundo exterior. Siempre estará ahí. Solo hay que encontrar el equilibrio, el momento adecuado, la cantidad justa para cada tarea.
Mantened vuestros corazones iluminados, llenos de Amor y Luz. Esto es suficiente para mantener a raya los sentimientos y las energías negativas. Creedme, no se acercan a los corazones iluminados. A menudo sientes que algo te ataca y te preguntas por qué. Lo estabas haciendo tan bien, vibrando alto, y de repente empiezas a tener pensamientos extraños. No siempre son energías negativas.
A menudo es el ego, que está cansado de ser marginado y decide aparecer; decide poner algunas dudas en tu mente. Tanto si es una cosa como la otra, no cedas. Respira profundamente, llena tu corazón de Luz y sigue adelante. Olvida esos pensamientos. Se quedarán ahí, en el limbo. No te aportarán nada.
Tienes que prestar atención todo el tiempo. Caminar solamente en la Luz, en esta dimensión en la que vives, es prácticamente imposible. Porque siempre habrá alguien alrededor que traerá una historia, un problema, una palabra, una acción que te desequilibrará. Entonces, ¿qué puedes hacer? ¿Aislarte del mundo? No.
La prueba es exactamente esa: superar ese momento y recomponerte. No darle vueltas. «Ah, pero me dejé llevar. Ah, pero mi vibración bajó. Ah, pero me involucré». Es inútil. Hiciste todo eso, pero ahora es el momento de levantarse; es el momento de reequilibrarse y seguir adelante. Darle vueltas a esto o aquello no servirá de nada.
Este es el camino. Con cada caída, levántate más fuerte. Sé, como dices, más inteligente con las cosas que vienen de fuera. Intenta evitarlas en la medida de lo posible. «Ah, pero entonces ya no tendré a nadie a mi alrededor, porque me habré aislado de todos». Sí, siento decirle que esto es muy probable.
Llegará un momento en que tu luz será tan grande que nada más se acercará. No es que la gente esté físicamente lejos, sino que estará a tu lado, pero no la verás. Es como si se volvieran invisibles para ti. Porque estarás vibrando en una frecuencia diferente, y esas personas raramente alcanzarán la frecuencia en la que tú estás. Muchos pasarán a tu lado y no los verás. Y seguramente se quejarán, pero no lo oirás, no sentirás nada, porque las bandas están empezando a cambiar.
Así que les digo: Cae y levántate. No tengáis miedo a caeros. La gran lección es levantarse más fuerte y más listo. Y seguir adelante. La vida no se detiene, porque estás en el camino de la evolución. Sigues trabajando, sigues en el transporte público, sigues con la gente que te rodea. Pero depende de ti armarte cada vez con más Luz, alejar toda la influencia de lo que te rodea; y vivir los momentos.
Todavía habrá muchos momentos en los que te caigas, en los que pierdas el equilibrio, en los que no puedas soportar todo lo que te hacen. De acuerdo, sigues siendo humano y siempre lo serás. Ten tu momento de explosión, de rabia. Y a partir de ahí, levántate, aún más fuerte. Toma más Luz. Y vuélvete más grande, más grande que todo eso. Esta es la gran sabiduría.
No se trata de pensar en lo que pasó. No se trata de pensar en lo que hiciste o dejaste de hacer. El camino continúa. Así que síguelo como Luz. Levántate y sé Luz. ¿Cuánto has perdido? Dependerá de tu desequilibrio, pero es como hemos dicho: la evolución son subidas y bajadas. ¿Lo conseguirás? Puede que sí, puede que no. Pero estás evolucionando, estás aprendiendo. No por tener dudas sobre si lo conseguirás o no vas a parar a mitad de camino. No, sigue adelante. Sigue cayéndote y levantándote. Y cada vez seréis más competentes para enfrentaros a lo que os rodea.
Sí, hijos e hijas míos, no es fácil. Pero si tenéis la determinación, la voluntad, podéis hacerlo. Avanzad. Olvidad lo que hay detrás de ustedes. Olvidad las penas, la ira, el dolor, el odio. Olvidad todo eso. Aligérate. Porque todo esto pesa mucho y hace difícil caminar.
Así que suelta, deja que todo se vaya. «No puedo olvidar a quien me hizo daño» ¿Por qué? ¿A quién estás castigando al no olvidar? Te castigas a ti mismo alimentando este sentimiento. La otra persona ya ni siquiera debería acordarse de ti y tú te estás haciendo daño por un sentimiento que no te llevará a nada. Perdona. Perdona y sigue adelante, olvídalo. Olvida quién tenía razón o no, eso es ego. Continúa tu camino.
Hijos e hijas míos, caed y levantaos. No os quedéis en el suelo llorando. Este es un tiempo para aprender. No tiene receta, no es igual para todos y nunca lo será. Cada uno recorre un camino inherente a su propia alma. Así que agradece estar viviendo este momento. Y que tienes la oportunidad de evolucionar.
¿Tendrás éxito o no? No te preocupes por eso. Sigue tu camino de evolución. ¿Por qué? Porque es bueno para tu alma, es bueno para ti. Porque es bueno para el alma, es bueno para ti. Ser Luz es maravilloso. Así que intenta ser Luz. Y verás cómo, poco a poco, todas estas pequeñas cosas de este mundo se volverán tan pequeñas, tan sin sentido, que solo querrás seguir la Luz.
El mensaje de hoy es el siguiente:
«Mi camino está iluminado.
Yo creo mi camino.
Mi camino me lleva a la Luz.
Mi camino me lleva a la evolución».
Y repite esta palabra tres veces:
¡Gospiteranium!
¡Gospiteranium!
¡Gospiteranium!
Y nunca olvidéis, hijos e hijas míos, que estamos aquí para ayudarlos en todo lo que podamos. No para llevaros de la mano. No para vivir cada momento por ustedes. Somos una ayuda, no una muleta.
Traducción: Regiani M. Bugalho
Revisión: Ana Maria Souza
