¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY SANANDA!
Una vez más, una vez más y una vez más, nunca me cansaré de decirlo: que mi corazón estalla de alegría cada vez que puedo dedicarles unas palabras.
Lo que hemos estado diciendo últimamente no agrada a mucha gente. Muchos de ustedes veis a un Ser de Luz como alguien que quita los pecados, quita el dolor, cambia todo un contexto, y ustedes solo pedís, solo rezáis. Puedo asegurarles que la gran mayoría de ustedes todavía piensa de esta manera. “No tengo que hacer nada, solo rezar, solo pedir, y seré respondido.
De hecho, estas enseñanzas te han llevado a lo que eres hoy, a todos los problemas, dolor y sufrimiento por los que pasas hoy. Porque te hicieron creer que yo vendría de nuevo y te quitaría todo este peso de encima. Pero tienes que recordar que la primera vez que vine, no hice nada de eso; no quité ningún pecado; no perdoné los pecados de la gente. Mi muerte fue consecuencia de mis ideas y del hecho de que no fueran aceptadas por los gobernantes de la época. No tiene nada que ver con el perdón. No tuvo nada que ver con quitar los pecados. La humanidad siguió pecando con normalidad hasta entonces.
Así que permíteme recordarte lo siguiente: Rezar 24 horas al día no te sacará de tus problemas o sufrimientos a menos que actúes. Es obvio y claro que rezar es importante, porque la fe en todo lo que viene de la Luz atrae hacia ti las soluciones, los caminos, la ayuda necesaria para liberarte del problema; pero no elimina el problema. Sigues pensando que no tienes que hacer nada, que basta con rezar. No necesitas cambiar, no necesitas revisar tus conceptos, no necesitas revisar tus actitudes, tus pensamientos, tus mismas palabras, solamente necesitas rezar y todo se solucionará, e incluso ascenderás con solo rezar.
A muchos les ha molestado lo que hemos estado diciendo aquí, que vendrán tiempos difíciles, que hay que cambiar. “¿Qué quieres decir? Lo que hacéis entonces solo nos trae más sufrimiento. En vez de ayudarnos, nos traéis más y más y más problemas…”. Creedme, hijos e hijas míos, mucha gente piensa así y se llama a sí misma despierta. Eso es lo sorprendente.
Los que estáis encarnados ahora mismo olvidáis solo un detalle: las elecciones no son nuestras; las hacéis ustedes. Ustedes eligen seguir caminos torcidos y pedregosos, no nosotros. Entonces, cuando llega la lección, cuando llega el retorno, somos nosotros, los que no hemos hecho nada; somos nosotros, los que no hemos hecho nada, en vuestra concepción.
Siempre pensaste que te llevaríamos, hicieras lo que hicieras. Siento decirte que no es así. Te llevamos cuando tu sufrimiento es intenso, cuando tu sufrimiento es desesperado, pero tú estás haciendo tu parte, estás cambiando, estás intentando cambiar, estás haciendo cambios. En ese caso, estamos encantados de ayudarte, de llevarte.
En cualquier otra circunstancia, no hacemos eso. No somos los redentores de tus pecados. Los pecados que cometes, si quieres llamarlos así, son fruto de tus elecciones, de las elecciones que tu alma ha hecho a lo largo del tiempo. No tenemos la culpa de nada, pero tampoco podemos cambiar nada. No podemos cambiar una lección que necesitas aprender. Nunca lo haremos. Te echamos una mano, te ayudamos en el camino, pero nunca quitamos la lección del camino.
Así que dejémonos de quejas inútiles, quejas que no te llevarán a ninguna parte, al contrario, sólo te traerán más problemas, porque no puedes ver que todo es el resultado de las elecciones que haces, de lo que emanas, de lo que dices, de lo que haces. No hacemos nada, no reprendemos, no ponemos piedras en el camino de nadie. Siempre estamos dispuestos a ayudar, pero a ayudar a un cuerpo que está cansado de esforzarse tanto; entonces sí, le ayudamos, le ayudamos a ver dónde se está equivocando y no puede avanzar.
Te ayudamos a superar el cansancio, pero nunca te quitamos una piedra del camino. Te damos la fuerza para quitarlas, si te lo mereces. Y merecerlo viene de intentarlo, de quererlo, de realmente querer entenderlo y quitártelo de encima. Así que vamos a dejar de quejarnos de todas las cosas que pasan en tu mundo.
Ya hemos dicho aquí que cada uno pasará por lo que tenga que pasar para aprender de las lecciones del pasado. De nada sirve que vayas a tus medios de comunicación, a llorar, a hacer drama, como si fueras el último pobre del planeta. Quejándote a tus hermanos y hermanas: “¡Mira lo que le está pasando a mi ciudad! ¡Mira lo que me está pasando!” Fuiste llevado a estar en esa ciudad; fuiste llevado a estar en ese lugar. ¿Por qué? Porque tenías que pasar por ello.
Así que dejemos de comentar nuestras propias desgracias. Dejemos de quejarnos a nuestros colegas, a nuestros amigos, a los demás, sintiéndonos agraviados. Nadie sale perjudicado. Cada uno recoge lo que siembra. Sí, puedes pedir ayuda, para quitar un poco de dolor a los que han pasado por el problema; puedes pedir ayuda. Pero no vayas y te quejes: “¡Mira lo que está pasando aquí!”. Si está pasando y tú estabas allí, es porque necesitabas estar allí.
Comprendedlo. Deja de pensar que eres el eterno perseguido, el eterno desvalido que no merece pasar por nada. Todo por lo que pasas es el resultado de las elecciones de tu propia alma. Ah, ¿pero no lo entiendes porque no sabes lo que has hecho en esta vida? Entonces aprende que tu alma es vieja, tu alma es antigua, y ya ha hecho muchas tonterías, y ahora viene el precio. “¡Ah, pero yo no tengo que pagar por las cosas que ha hecho mi alma!” ¿No? ¿Y tú qué eres? ¿Eres una energía perdida en el universo? No, eres parte de tu alma.
Así que necesitas aprender de algo que tu alma haya hecho. No importa cuándo, no importa cómo, no importa qué fractal eras. Tendrás que aprender, porque el alma necesita aprender, y tú eres su representante ahora mismo. ¿Así que dejemos de quejarnos? ¿Dejemos de quejarnos? ¿Dejemos de querer aparentar que tu sufrimiento es mayor que el de otro?
Hay mucha gente que sufre y no suelta un gemido. Hay mucha gente que sufre y nadie lo sabe, porque no quieren difundir su sufrimiento. Es su sufrimiento. No le corresponde a nadie más sufrir junto con ella. Si es suyo, solo sufrirá ella y los Seres de Luz que invoque. Esto es saber sufrir. No es contagiar el sufrimiento a los demás. Dejemos esto. Dices: “¡Estoy despierto!”. ¿Dónde, cómo, cuándo? Porque si actúas así, no estás despierto. Sigues siendo un ser que no cree nada de lo que decimos. Oyes lo que decimos, pero no escuchas. No aprendes, no quieres aprender.
¿Por qué dices que estás despierto? No lo estás. Para estar despierto, tienes que saber cómo actuar, tienes que saber cómo recibir lo que la vida trae, tienes que saber cómo entender lo que las lecciones tienen que decir. Entonces podrás decir que estás despierto, pero eso no es lo que yo veo. Gritas mucho, pero también gritas mucho para nada. Así que dejemos eso. Dejemos de quejarnos, y tu sufrimiento es tuyo, no tienes que contagiárselo a los demás.
Repartir tu sufrimiento con los demás no alivia tu dolor, eso es ego. “Si estoy sufriendo, voy a contárselo a todo el mundo para que sientan lástima por mí.” ¿Es eso? Y puedes estar seguro de que mucha gente sentirá lástima por ti. Y te diré algo más, es una energía terrible, sentir lástima por los demás. Pero eso es lo que haces. Buscas la lástima de los demás porque necesitas difundir tu sufrimiento, necesitas contarle al mundo tu sufrimiento.
Sean efectivamente despiertos. Sean los que dicen que aprenden, pero a muchos no los veo. Muchos que veo son seres que siguen siendo lo que siempre han sido, y piensan que encontraremos un camino, que lo solucionaremos todo. Esto es puro engaño. Nosotros sí ayudamos, cuando mereces ser ayudado, no cuando haces una simple petición o una simple oración.
Traducción: Kelly Neri
Revisión: Regiani Maria Bugalho