¡Queridos hermanos del planeta Tierra! ¡SOY ROWENA!

En este momento, no hay mucho más que decir, que enseñar a cada uno de ustedes. Pero puedo recordarles que lo más importante en todo el proceso de ascensión de cada uno de ustedes es vivir el Amor.

Vivir el Amor en su forma más plena, el Amor Incondicional. Aquel que es tan difícil para ustedes. En el Amor Incondicional no hay apego, no hay exigencias, no hay imposiciones, no hay celos, ningún sentimiento de baja vibración. Tú amas, y solo amas. El otro es libre. El otro no es tuyo, no te pertenece, no te debe obediencia. El otro, repito, es libre.

¿Qué placer hay en mantener a tu lado a alguien que no te ama? ¿Solo por capricho, por la sociedad o porque no quieres admitir que no ha funcionado? ¿Eres feliz? ¿Es feliz la otra persona? Y aprovecho para preguntar: ¿Qué significa hacer feliz a la otra persona?

La felicidad tiene que partir de ti, en primer lugar. Si estás en paz contigo mismo, si te sientes elevado, eres feliz; y todos los que te rodean percibirán esta situación. El otro será feliz, si tiene que ser feliz. No serás tú quien lo haga feliz.

Cada uno debe buscar su propio camino. Cada uno debe encontrar la felicidad en sí mismo, no en el otro. Nadie es feliz por culpa de otra persona. “¡Ah, pero convivir con el otro me hace feliz!” ¡Muy bien! Porque has encontrado la armonía entre tú y él. No es él quien te hace feliz. Te sientes bien contigo mismo. Entonces, te sientes feliz y crees que es la presencia del otro lo que te hace sentir así.

Puedo decir lo siguiente: la presencia del otro te ha traído alegría; te sientes bien; pero has sido capaz de encontrar esa alegría, porque no todos la encuentran solo con la presencia del otro. Así que, entiéndelo, nadie te trae la felicidad.

La felicidad, la alegría y la armonía se encuentran dentro de ti. A través de una relación de respeto, confianza, amor y serenidad. Juntos, han encontrado la armonía. Pero no ha sido el otro quien te ha hecho sentir así. Tú has encontrado esta armonía.

Quizás sea difícil de entender. Y muchos no lo entenderán. Pero vuelvo a repetir: el otro no te aporta nada. Eres tú quien tiene que encontrar el camino, en ti mismo, nunca en el otro. Porque cuando depositas en el otro la expectativa de tu felicidad, exiges, mendigas, imploras, regateas para conseguir esa felicidad. Y eso no es Amor. Ese fue un sentimiento que aprendisteis a utilizar y a llamar Amor.

Hermanos míos, amar es tan sencillo. Amar incondicionalmente es tan sencillo, tan ligero, tan hermoso. Porque todo el Amor que sientes se concentra en ti. Entonces te iluminas, te elevas. Entonces me pueden preguntar: “¿Pero eso no es egoísmo?”. Claro que no. Porque amas al otro. Pero si amas incondicionalmente, ese otro no te afecta en nada; porque encuentras tu propio camino, tu propio equilibrio, tu propia felicidad independiente del otro.

El otro estará ahí, a tu lado, pero no será él quien te haga feliz. Será la armonía de la relación que tú has creado. Entiéndelo. Nadie hace feliz a nadie. Eres tú quien se hace feliz por tu forma de vivir esa relación, por lo que has creado junto con el otro. Pero, ¿Quién ha creado todo eso? Tú.

Claro, el otro participó, sí. Pero haz una prueba. Si todo este momento de felicidad que estás viviendo con el otro se borrará si él se fuera, ¿Sería porque no es amor? Estás viviendo algo en función del otro. No lo creaste en ti mismo. Porque si fuera amor, comprenderías que si él se va, es su camino y tú seguirás el tuyo.

Nadie tiene la culpa. Nadie es malo. Nadie es malvado. Es interesante cómo veo en muchas relaciones que, cuando uno se va, se lleva toda la culpa. Él fue el malo, él fue el malvado, él fue esto, él fue aquello, o ella fue esto, ella fue aquello. Se lleva toda la culpa.

Sin embargo, tú, el que se queda, eres un santo. Nunca provocaste nada, nunca hiciste nada para que esa situación llegara a ese punto. Eres el pobrecito. ¿No es así? Entonces te digo que el que se fue tuvo el valor de romper algo que no le hacía bien. Pensó en sí mismo. Entonces tú me dirás: “Exacto, es un egoísta, ¡Solo pensó en sí mismo!”. Pero así es como tiene que ser.

Cada uno debe buscar su propia felicidad, el camino hacia la felicidad. No se trata de quedarse atado a alguien por lástima o consideración. La relación debe ser ligera, debe ser vivida por ambos, no solo por uno. Y vivida durante el tiempo que sea. No tiene un plazo determinado. No hay ataduras.

Dios Padre/Madre no exigió a nadie que sufriera junto a nadie. Dios Padre/Madre quiere que cada hijo sea feliz. No importa la forma, no importa cómo. Entiéndanlo. Dios Padre/Madre no ató nadie a nadie. Es necesario que esos lazos se rompan. Todos ustedes son libres.

Todo ser es libre. Nadie está atado a nadie ni puede estarlo. Esto se debe a una serie de motivos que no viene al caso comentar aquí ahora. Lo importante es vivir el momento de una relación. Es crear una relación que sea buena para ambos, con la misma intensidad. Porque si la balanza se inclina hacia un lado, no está bien. Alguien no es feliz allí.

Es necesario que ambos vivan el mismo sentimiento, pero cada uno pensando en sí mismo, viviendo eso, en ese momento, en el aquí y ahora. El mañana no importa.

Sí, hermanos míos, muchos de ustedes están siendo llevados a desprenderse de sus parejas. ¿Y por qué? Porque ha llegado el momento de que se amen a sí mismos y sean felices consigo mismos, no con el otro. Esta lección es la más importante: encontrar la felicidad, la paz, la armonía dentro de sí mismos, no en el otro.

El día que logren eso, las relaciones serán mucho mejores. Y les digo más, durarán mucho más. Porque habrá respeto. No habrá exigencias, por ambas partes. Esto vale para cualquier relación. Las relaciones son de almas, porque cuando son de cuerpos, no funcionan. Tienden a terminar rápido, porque ninguno de los dos se ama. Solo ven el placer efímero, no el Amor en sí.

Entonces, en estos tiempos, ¿Qué es lo importante? Es que busques dentro de ti tu felicidad, tu equilibrio, tu armonía. Porque al encontrar eso, atraerás a alguien que haga lo mismo. Y entonces sí, tendrás una relación ligera, plena, intensa, casi viviendo el Amor Incondicional.

¿Y por qué casi? Porque aún tienen mucho que aprender.

Para el Código de Luz de hoy, les dejo las siguientes frases:

“Soy un alma libre.

Soy un ser humano libre.

Y, por encima de todo, me amo a mí mismo.

Y al amarme a mí mismo, soy capaz de amar al otro”.

Después de estas frases, diga la siguiente palabra

¡Amorântinum! ¡Amorântinum! ¡Amorântinum!

Y busquen, hermanos míos. No es fácil vivir como les he explicado aquí, pero al menos busquen la felicidad dentro de ustedes mismos. Dejen de buscarla en los demás. Encuentren los caminos que les llevarán a ser felices por sí mismos. No estoy diciendo con esto que todos deban separarse. No es eso.

Porque al encontrar la felicidad en ti mismo, estarás listo para vivir junto con el otro un amor pleno y ligero. Sin exigencias, sin ningún tipo de sentimiento negativo. Porque tú te amas a ti mismo, en primer lugar. Eres tú quien te hace feliz, no el otro.

Esta es la gran lección. Cada uno de ustedes es un ser independiente. Por lo tanto, aprendan a vivir este Amor por ustedes mismos, intensamente. Entonces sí, las relaciones se volverán hermosas, muy hermosas. Y ustedes serán realmente felices.

Traducción: Kely Neri

Revisión: Regiani Maria Bugalho