¡Queridos hijos del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!
Con gran alegría y gratitud vengo hoy a ustedes. Como siempre me gusta traer regalos, me gusta traer paz, equilibrio y alegría a vuestros corazones. Muchos corazones están tensos, sufriendo, desanimados, agotados del camino. Yo diría que cada uno de ustedes se encuentra hoy en un gran desierto, donde se dice que en algún lugar hay un oasis, hay un mundo perfecto. Pero no conocéis la dirección, no conocéis la distancia, no sabéis cuánto tiempo tenéis que recorrer para llegar a ese oasis. Y cada día vuestros corazones están más cansados y desanimados. Yo no diría que la esperanza y la fe han desaparecido, no, siguen ahí, pero incluso están cansadas, incluso menguan cada día.
El cambio, la transformación, la evolución no son un proceso fácil. Cada día, cada minuto, te encuentras luchando contra tus propios miedos, temores, los resultados de tus creaciones y parece que todo esto no va a acabar nunca, al contrario, parece que aumenta cada día. Así que voy a dar otro punto de vista. Nunca habéis visto realmente tal y como sois. Habéis estado encajonados por el ego, que los han alimentado y que nunca ha permitido ver realmente quiénes sois. La evolución, el aumento de la consciencia, hace que estés cubierta, ecoica, caiga y os veáis realmente como sois. Luego está esa sensación de que todo empeora cada día, de que parece que cuanto más caminas por ese desierto, más cuestas tienes que subir y ese oasis nunca llega. Parece que todo conspira para que el camino sea cada vez más difícil.
Así que te daré otra idea: cuando la cubierta egoísta se cae, hay muchas capas. ¿Cuántas vidas has encarnado? ¿Cuántos lugares, cuántas experiencias, cuántas lecciones aprendidas? Docenas, cientos, miles… todas ellas forman capas. Es como si… partieras de una pequeña bola, y cada día que añades un poco de cemento a esa bola, creas una capa. Al día siguiente, esa capa aún no está seca, así que añades otra capa. Y así sucesivamente. Interpreta esta bolita como tú y ese cemento como las experiencias de cada encarnación.
Así que las capas exteriores son más fáciles de romper porque son más recientes. Este cemento es un poco mágico, no se endurece tan rápido, se endurece a lo largo de los milenios. Así que con cada capa exterior, siempre es más fácil de romper porque es más reciente. Y con cada capa que se rompe, aparece una nueva y la dificultad de romperla aumenta a medida que se profundiza con la intención de llegar justo a esa bolita. Por eso, cada día todo es más difícil.
La humanidad, o cualquier pueblo del universo que avanza, es el camino de la evolución. Lo que cambia es la velocidad, unos van más rápido, otros más lentos. Pero los tiempos lejanos fueron tiempos de mucho dolor, mucha magia, mucha violencia y muerte. Eran tiempos sin ley; pocas leyes divinas, diría yo. Con el paso del tiempo, la humanidad creció, evolucionó y se cultivaron algunos valores, buenos valores; y se combatieron aquellos valores que no eran tan buenos.
Así que las capas externas, las capas evolucionadas, son fáciles de atravesar. A medida que llegas a las capas internas, que corresponden a esos tiempos sin ley, esos tiempos de dolor, son más difíciles, porque la carga que hay que transmutar es muy pesada. Por eso tienes la sensación de esforzarte, de cambiar, de aumentar tu conciencia, pero parece que todo se vuelve cada vez más difícil. Es porque estás llegando a esas capas llenas de dolor, sangre y violencia.
Y cada energía que sale de estas capas para ser transmutada causa desequilibrio, dolor, sufrimiento y dificultad en tu camino actual, porque cada energía necesita ser transmutada en el mismo quántum de energía opuesta para poder ser combatida. Así que las enseñanzas se hacen más pesadas; la carga parece hacerse más pesada. “¿Pero cómo?” “Sé que estoy evolucionando, ¿Por qué mi camino es más pesado?”. Es como te expliqué: ahora estás transmutando energías muy densas de un pasado lejano, y estas energías solo pueden transmutarse con un sentimiento: el amor. Es el único elemento capaz de disminuir la carga, disminuir el dolor, disminuir el peso.
Así que afronta todas estas dificultades con amor, no con ira, no con desesperación, no con desequilibrio. Mira a cada una de ellas a la cara, y vean todo tu amor en ese problema, y verás cómo de repente, como por arte de magia, la carga se disipa. Míralo todo con amor, enfréntalo todo con amor, recíbelo todo con amor, y por muy altas que se pongan esas montañas del desierto, sentirás que saltas muy ligero, y podrás superarlas fácilmente. Lo que nunca debes hacer es perder la fe y la confianza en que ese oasis existe y está en algún lugar del desierto, y que estás siendo guiado hacia él, por tu evolución, por tu camino hacia la ascensión.
Así que acepta tus cargas, tus agobios, con amor, porque si estás pasando por esto, ahora es señal de que estás llegando a las capas más profundas, y cuanto más te acerques a esa bolita que es tu alma, puede que todavía haya muchas dificultades, pero al menos sabes que te estás acercando. Cuanto más difícil sea, cuanto más pesado sea, es señal de que las capas son profundas y de que te estás acercando mucho a tu alma.
Y el día en que esto ocurra encontrarás ese oasis, como por arte de magia aparecerá delante de ti. Lo que no puedes hacer es rendirte; lo que no puedes hacer es no tener persistencia, perseverancia, confianza, porque si pierdes eso, ese oasis se aleja cada vez más. Así que sigue adelante, míralo todo con amor y te darás cuenta de cómo esa inmensa y pesada carga se volverá leve y fácil de llevar.
Traducción: Kelly Neri
Revisión:Regiani M. Bugalho