¡Queridos hijos e hijas del planeta Tierra! ¡YO SOY MARÍA!
En primer lugar, te cubro, hijo mío, hija mía, con mi manto. Y te traigo fuerza, valor, determinación, confianza y mucha, mucha Luz.
Cada día, hijo mío, hija mía, llena tu corazón de Luz y Amor. No te dejes llevar por el sufrimiento de los demás. Todos están recogiendo los frutos de lo que han sembrado. Estamos en un tiempo de gran cosecha. Esto trae mucho desequilibrio, mucho dolor, mucha revuelta. Pero esto es necesario para que cada uno pueda mirar sus propias sombras. Y para que vean hasta qué punto el ego les engañó, haciéndoles creer que eran perfectos y completamente inalcanzables.
Ya han llegado tiempos difíciles para todos. Todos están pasando por lo que es necesario. Algunos avanzan, evolucionan. Otros, retrocediendo un poco más, para aprender que no existe el engaño, que no existe el engaño, que no existe el hacer las cosas de la manera correcta cuando se quiere evolucionar. Solo hay Luz y Amor. Nada más. El regreso es a veces doloroso, pero es necesario para que un nuevo impulso se afiance.
Llenad vuestros corazones de Amor. Solo así superaréis todo un poco más fácilmente. Pero tened siempre presente que no debéis sufrir el sufrimiento de los demás. Cada uno está donde tiene que estar. Cada uno superará lo que tenga que superar.
El mensaje de hoy para este Camino de los Códigos de Luz es el siguiente:
“Con María, lleno mi corazón de Amor.
Con María, lleno mi corazón de Luz.
Con María, camino por senderos floridos.
Y con María, nada temo, nada combato.”
Al final, di esta palabra tres veces: ¡Armonía! ¡Armonía! ¡Armonía!
Y recordad, hijos míos, la paz en el corazón se consigue con Amor y Luz. Con ningún otro sentimiento.
Traducción: Kelly Neri
Revisión: Regiani Maria Bugalho
