Queridos hermanos de este hermoso planeta Tierra  ¡SOY LA MAESTRA NADA!

Llevo una rosa roja en mis manos y la depositó en el corazón de todo aquel que esté abierto a recibirla en este momento. No permanecerá allí por mucho tiempo. Llenará vuestro corazón con la energía del Amor, de la Luz, y se disipará con el paso del tiempo.

Mis hermanos, somos muchos. Y a menudo os encontráis con pensamientos pequeños, de Tercera Dimensión, pensando en la importancia, en las elecciones. ¿A cuál de nosotros elegir? ¿A cuál de nosotros pedir ayuda? Somos muchos. ¿A cuál elegir?

Entiendan, no es importante para nosotros ser mejores o menos significativos que otros. Cada uno de nosotros tiene un papel que le ha sido dado por Dios Padre/Madre. Y cumplimos ese papel con mucho Amor, con mucha paz en nuestros corazones. Es como una gran industria.

Están los de arriba, que toman las decisiones, que crean los procesos. Y en cada capa, en ese organigrama, asumen diferentes funciones. Pero, ¿quién crea la fábrica? ¿Quién crea el producto? ¿Quién lo prepara? ¿Quién lo prepara para que esa industria sobreviva? Son los de abajo. Son los empleados o el personal, como prefieras. Hay tantos nombres que ni siquiera sé cuál utilizar. En mis tiempos, eran empleados. Hoy hay varias formas de llamarlos, pero todas conducen a un mismo sentimiento; para muchos, de inferioridad.

Así que pensemos: ¿Por qué los de abajo se sienten tan inferiores? ¿Por qué les mandan? ¿Por qué no tienen voluntad propia? ¿Por qué no deciden nada? Sólo hacen lo que se les dice.

Pero pensemos en ello de otra manera.

Pensemos en el hecho de que tú, que estás ahí abajo, tan abajo como crees que estás, eres quien lo hace posible. Porque si tú no crearas, si tú no produjeras, esa industria no tendría productos que vender.

Porque los que están arriba, los que toman las decisiones, muchas veces no son capaces de crear el producto. Así que yo diría que esta pirámide es errónea. Este organigrama es erróneo. Los que realmente hacen las cosas son los que deberían estar arriba. Porque sin ellos no saldría nada, no se produciría nada.

Pero por la propia estructura de su sociedad, es necesario ponerlos ahí abajo con ese inmenso sentimiento de inferioridad. Y a menudo incluso se rebelan por estar en una posición tan subordinada.

Pero mirémoslo desde el otro lado.

Ya que te sientes tan mal, ¿por qué no intentas evolucionar? ¿Por qué no intentas prepararte para ir a los niveles superiores? Muchas personas lo hacen. Y alcanzan niveles muy altos.

Así que sentarse y llorar, quejarse, maldecir, no resuelve el problema. Si te sientes tan mal, busca alternativas para mejorar, para subir.

Así que este es el concepto de tu sociedad. Están los que mandan y los que obedecen. ¿No es así como habláis? ¿O no debería ser así? Los que crean las oportunidades de trabajo y tú trabajas para producir para el conjunto, ¿no debería ser así?

¿No debería ser una gran familia trabajando todos por el mismo objetivo, poniendo productos en el mercado y productos bien hechos y de calidad?

Para que los que están arriba, sólo creando y, como tú dices, llevando la voz cantante, vean lo importantes que son los de arriba para su propia prosperidad, porque sin ustedes no habría industria.

Así que entiende que con este ejemplo intento decir lo siguiente: hay una cadena. En tu mundo existen esas capas de superioridad, inferioridad, que a la propia sociedad le gusta recordarte todo el tiempo: tú estás en el fondo. ¿Por qué?

Si trabajas duro y quieres, puedes llegar a la cima. Nadie nace para ser un subordinado. Todo el mundo nace con opciones, y son tus opciones las que te hacen permanecer en el fondo o subir a la cima y tal vez un día incluso estar en esa posición de mando.

Bien, hagamos un paralelismo.

Aquí lo llamaré el paraíso, donde estamos todos los seres de Luz. ¿Existe un organigrama con un jefe? Que en este caso sería Dios Padre/Madre y todos nosotros por debajo, cumpliendo nuestras misiones, subordinados o no. ¿Sería así? No, no es así.

Todos formamos parte del todo. Todos sabemos que contribuimos al todo, no a nosotros mismos. Entonces, claro que hay seres que son más activos, que toman las grandes decisiones, pero igual que tú, en tu mundo, si no fuera por los otros seres, no pasaría nada. Porque los otros seres no son subordinados, todos somos iguales.

Pero somos nosotros los que hacemos que todo suceda. La gran verdad es que no queremos público. No queremos aplausos. No lo necesitamos porque tenemos Amor incondicional y todo lo que hacemos es por el bien del todo, no por nuestro propio bien. Y por el todo.

Por eso actuamos en muchas partes del Universo. No sólo aquí, en el planeta Tierra. Y hemos logrado nuestra evolución exactamente de esta manera. Como tú, nos preparamos y subimos de dimensión, de posición, pero sin superioridad, sin inferioridad.

Sólo que con cada posición que asumimos, nuestras responsabilidades aumentan enormemente. A muchos nos gusta quedarnos donde estamos. Como tú. No, aquí estoy bien, tengo suficiente trabajo, no quiero crecer más. Soy feliz en lo que hago y tú te quedas donde estás con mucho amor en el corazón.

Y hay quienes no quieren escalar, quieren evolucionar siempre, siempre. Y continúan la escalada de la evolución. Porque quieren, porque está en su alma.

La gran diferencia entre nosotros y ustedes es que nosotros no tenemos ego. No hay superioridad ni inferioridad. No porque un ser esté en una dimensión superior es superior a mí. No, no lo es. Está allí por elección. Si elijo ir allí, yo también llegaré.

Y si elijo quedarme aquí, también está bien. No me siento menos que nadie ni superior a nadie. Pero todos trabajamos juntos, todos trabajamos con una sola mente.

Así que, en este proceso de ascensión en el planeta Tierra, todos estamos actuando. Nadie está sobrecargado. Entonces yo hago más y todos se quedan. Como diría Miguel: los demás se tumban en la hamaca a beber zumo. No, todos trabajamos, todos estamos implicados en el proceso como un todo, para el todo, para vosotros.

Así que cuando uno de ustedes piense: ¿a cuál voy a llamar? Entonces llamaré al que casi nadie llama. Pobrecito, debe de estar olvidado en un rincón. Eso no existe para nosotros, porque formamos parte del todo.

Es como si cuando eliges a uno de nosotros, todos nos juntamos y creamos a uno de nosotros para servirte. Siempre somos todos los que servimos.

Así que olvídate de ese pequeño pensamiento de que te tiene que gustar más uno u otro y que eso nos dará celos. Eso no existe. Lo superamos hace mucho tiempo, porque eso es ego.

Todos somos iguales ante Dios Padre/Madre. Pero cada uno en su papel, cada uno con su función. Y somos partes importantes de este todo. Que uno de nosotros deja de hacer su trabajo. Se crea un vacío y tenemos un problema que resolver.

Así que siempre estamos preparados. No dejamos huecos, nunca descansamos. Te diría que no tenemos vacaciones. Pero trabajamos con Amor. Porque ese es nuestro papel.

Cuidar del universo, cuidar de los seres como un día. En mi caso y en el de los demás Maestros Ascendidos, somos cuidadosos. Hoy estamos devolviendo el Amor que hemos recibido.

Así que recuerda siempre: Voy a llamar a fulano. A uno de nosotros. Seguro que no será el que venga a verte. Siempre será una hermosa mezcla de todos nosotros. Donde cada uno de nosotros pone un poco de su Amor y de su manera. Y toda esta suma llega a ti.

¡Mira qué maravilloso es nuestro paraíso!

Así que, hermanos míos, no os preocupéis por a quién llamar. Sólo pidan ayuda. Gente de arriba, ¡ayudadme! Es así de simple, no necesitas mucho alboroto, ceremonias, rituales o altares para llamarnos. Usa tus propias palabras.

Porque lo que nos hace responder a una llamada es nuestro corazón, lo que hay en el corazón de quien nos llama. Si tienes el corazón apretado, necesitas ayuda y la pides con mucho amor, wow, ahí estamos todos, a través de una persona.

Y serás ayudado. No hay separación como tú en el planeta. Hay una gran energía, la suma de todas las energías, de todos los seres que conoces y de muchos de los que no tienes ni idea.

Es esta suma la que llega a cada uno de ustedes cuando piden ayuda.

Así que no os preocupéis por a quién llamar.

Porque necesito esa llama o ese rayo. No te preocupes, porque los recibirás todos. No sólo al que llamaste. Respondemos al unísono. Todos a la vez. Así que búscanos siempre. Y no te preocupes. Que pienses que estamos celosos unos de otros. Que sepas que nos alegramos muchísimo, todos a la vez, cuando nos pides ayuda. No tienes ni idea de lo felices que somos. De poder ejercer eficazmente todo el poder que todos tenemos en cada uno de ustedes.

Traducción: Ana Maria Souza

Revisión: Regiani M. Bugalho